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El Ciclo de Calvin, también conocido como la fase oscura de la fotosíntesis (aunque no necesariamente ocurre en la oscuridad), es la vía bioquímica que convierte el dióxido de carbono y el agua en glucosa utilizando la energía almacenada en el ATP y NADPH producidos durante la fase luminosa de la fotosíntesis. Aquí tienes un resumen del proceso:
Fijación del Carbono:
La enzima RuBisCO (Ribulosa-1,5-bisfosfato carboxilasa/oxigenasa) cataliza la unión del dióxido de carbono (CO₂) con la ribulosa-1,5-bisfosfato (RuBP), una molécula de cinco carbonos.
El resultado es una molécula de seis carbonos inestable que se divide inmediatamente en dos moléculas de 3-fosfoglicerato (3-PGA).
Reducción:
Las moléculas de 3-PGA son fosforiladas por ATP (aportando energía) y luego reducidas por NADPH (aportando electrones), produciendo gliceraldehído-3-fosfato (G3P), una molécula de tres carbonos.
De cada seis moléculas de G3P producidas, una sale del ciclo para ser utilizada en la síntesis de glucosa y otros carbohidratos.
Regeneración de RuBP:
Las cinco moléculas restantes de G3P se utilizan para regenerar las moléculas de RuBP, permitiendo que el ciclo continúe.
Esta regeneración también requiere ATP.
En resumen, el Ciclo de Calvin utiliza la energía química (en forma de ATP y NADPH) para convertir CO₂ en azúcares simples, los cuales pueden ser utilizados por la planta para crecer y desarrollarse. Este ciclo es esencial para la vida en la Tierra, ya que es la principal vía por la cual se fija el carbono atmosférico en compuestos orgánicos.
Este proceso fue descubierto por Melvin Calvin y sus colegas, lo que les valió el Premio Nobel de Química en 1961.