En el vasto Supraterrano Cretácico de la Cordillera Oriental quedan expuestas lutitas ricas en materia orgánica con pirita finamente diseminada y otros componentes importantes, rocas que hemos estudiado en el Municipio de Vélez (Santander) en la última década desde un punto de vista geológico, geomorfológico y geotécnico. Punto de vista. Las lutitas son muy susceptibles a la meteorización y generación de drenaje ácido de roca (DAR), fenómeno que impacta a todo el entorno y constituye el principal objetivo del trabajo, en terrenos de alta humedad y condiciones sulfurosas, cuestiones poco abordadas para las zonas antropizadas de Colombia. Nuestro trabajo utilizó alrededor de un centenar de estaciones de campo y evaluó las características texturales, composicionales y estructurales de las capas de la Formación Paja (Kip), saprolitos y depósitos coluviales asociados, a través de estudios cartográficos, sedimentológicos, estratigráficos, geoestructurales y geofísicos (tomografía eléctrica). Se analizaron muestras de afloramientos, frescas-intactas y alteradas-meteorizadas, empleando varias resoluciones con modernas técnicas combinadas de análisis instrumental multiescala (petrografía, geoquímica, SEM, DRX-FRX, FT-IR). Además, tomamos muestras en dos momentos diferentes y caracterizamos las aguas mediante pruebas de laboratorio (análisis fisicoquímico multiparamétrico), y monitoreamos los niveles freáticos, para determinar la calidad del agua subterránea, deducir cómo opera el hidrogeodinamismo y proponer un modelo hipotético integrado (aún en construcción). El casco urbano de Vélez se fundó a mitad de una larga ladera, irregular e inclinada, sobre una litosecuencia cercana a los 300 pies de sedimentos consolidados de granulometría granular a muy fina, con tamaños de arena y limo-arcillo muy bien mezclados, tanto inorgánicos como orgánicos (siliciclastos, filosilicatos, zeolitas, y especialmente pirita framboidal, dolomita, ankerita, marcasita y yeso en morfologías submilimétricas, junto a materia orgánica microbiolítica, interlaminada y masiva), cuyos estratos buzan suave y favorablemente hacia el interior del relieve montañoso. Hay importante recarga vertical y lateral desde los diferentes y extensos depósitos coluviales (los depósitos aluviales son raros), convirtiendo a la zona vadosa (≤ 3,2 m) en un ambiente geoquímico eficaz para la movilización de ácidos, oxihidróxidos, sales y otras sustancias, aumentando la meteorización del protolito sedimentario subyacente. Así, las relaciones estratigráficas entre coluviones/saprolitos/lutitas y los sistemas ligeramente fracturados (juntas) del macizo fangoso, junto con las características intrínsecas de la roca y los rasgos morfológicos, son los mayores factores de control del flujo de agua subterránea. En general, las primeras concentraciones de agua, bastante dispersas, se encuentran a menos de 6 m de profundidad, dentro de un acuífero estratiforme microporoso y macrofracturado: las aguas subterráneas se consideran ligeramente ácidas (6,88-7,21 unidades de pH, rango de valores más bajos), acompañadas de por iones metálicos [Fe total 0,703-4,38 mg Fe/L; además de Pb, Mn, Zn], que pueden ser tóxicos y corrosivos: altos sulfuros (182,5-257,76 mg S−2/L), sulfatos (165,5-403,2 mg SO4-2/L); dureza total que varía entre 250,0-560,6 mg CaCO3 /L y conductividad 397-570 μS/cm. Por ello, alertamos sobre las complejidades de estos nanomateriales y la problemática sobre los recursos hídricos asociados, con potenciales implicaciones ambientales y toxicológicas, ya que tradicionalmente en muchos sectores de Vélez el agua se consume intensamente, en pozos o cisternas artesanales, sin ningún tipo de tratamiento, lo cual es maximizado por las sequías y la escasez de agua potable.