Nuestro templo

Los orígenes de la iglesia de San Lázaro son poco claros. Una leyenda palentina, con poco fundamento histórico, de la que se hace eco la placa que figura sobre la puerta de entrada al templo, atribuye su fundación, como lazareto, al Cid Campeador.

Según los documentos encontrados, fue Alonso Martínez de Olivera, noble de ascendencia portuguesa afincado en Palencia, quien fundó un Hospital de Leprosos en la segunda mitad del siglo XIII, sobre un solar heredado, “para cumplir la voluntad del Cid”, de quien dice, fue su antecesor.

El mayor esplendor de la iglesia de San Lázaro tuvo lugar en el siglo XVI, bajo el patronazgo de D. Sancho de Castilla quien eligió la antigua iglesia del lazareto como capilla funeraria para su familia, construyendo un templo cuya estructura es la base del actual. De esa época, datan el ábside y la sacristía. La capilla fue dotada con un retablo con tablas de pintura flamenca, obra de Juan de Flandes.

El templo sufrió un estado progresivo de deterioro, agudizado tras el terremoto de Lisboa de 1755, que condicionó su cierre por ruina a mediados del siglo XX. Desde 1949 a 1959, tiene lugar una importante obra de rehabilitación y reforma, dirigida por el arquitecto D. Antonio Font de Bedoya, que dio lugar al templo tal y como hoy lo conocemos. Durante esos años, las tablas de Juan de Flandes fueron vendidas, encontrándose en la actualidad 4 de ellas en el Museo del Prado, otras 4 en la National Gallery of Art de Washington y otra en el Museo Soumaya, de México. El retablo actual, aunque restaurado, procede de la localidad vallisoletana de Tordehumos.

En 2006 se acometió la última reforma del templo, dotándole de funcionalidad y toques decorativos acordes al siglo XXI, con el aporte de importantes obras de artistas palentinos contemporáneos, como el cuadro “Emaús” que preside el retablo mayor y “El Padre Bueno”, en la sala del perdón a la que se accede a través de un arco románico, probablemente del templo primitivo, ambos de Antonio Guzmán Capel y “El Cristo de las miradas”, una personal interpretación del Cristo de Las Claras, obra de Fernando Escobar.

La combinación de espacios abiertos, vacíos y minimalistas junto con los elementos ornamentales heredados de quienes nos precedieron, el uso del color, la iluminación y la música ambiental como factores que ayudan al recogimiento y la oración, son características de este templo que se muestra abierto a través de su puerta transparente, ofreciendo al hombre del siglo XXI un lugar de acogida y encuentro con sus hermanos y con Dios, que camina con nosotros a través de los siglos.

Basado en los artículos del libro "En el centro de tu cuidad, una casa de 500 años":

"Entre la historia y la leyenda: Los orígenes de la Parroquia de San Lázaro" de Julián García Torrellas

"La restauración de San Lázaro en 1957" de Juana Font Arellanos

Nuestra parroquia presenta tres épocas arquitectónicas que reflejan la evolución del siglo gótico, aunque el ambiente general produce la sensación de encontrarnos ante un conjunto homogéneo.

La fachada de poniente de la torre es de un estilo gótico austero y sin ningún tipo de ornamentación que se data entre finales del siglo XIII y principios del siglo XIV; siendo del primer centenario la sala del Perdón. Más tarde, en el siglo XV, se construye la única nave de tres tramos; mientras que el presbiterio y el majestuoso ábside frontal de tres paños pertenecen al gótico florido del siglo XVI. El tramo anterior está ocupado por el coro y el sotocoro (zona del interior de edificio bajo el coro que se encuentra cubierta por el mismo).

De una época más cercana en el tiempo es la nave lateral o Capilla del Sagrario, de baja altura, cuyos tres tramos están cubiertos de bóvedas estrelladas y plementería calada, imitando el gótico.

El elemento más interesante de nuestra iglesia es el retablo mayor plateresco del siglo XVI, que no es el original que tenía nuestra parroquia si no una sustitución posterior a la Guerra Civil Española (1936-39). El retablo anterior fue encargado por don Sancho al pintor flamenco Juan de Flandes, y consistía en ocho pinturas de pasajes evangélicos conservadas cuatro de ellas en el Museo del Pardo de Madrid y otras cuatro en la National Gallery of Art de Wshington D.C.. Este retablo fue destruido en 1761 y reemplazado por uno barroco en el que se colocaron las obras de Juan de Flandes en torno a un cuadro de Andrea del Sarto titulado "La Virgen, el Niño y San Juanito" y que se conserva actualmente en el Museo Diocesano de Palencia. Tras la guerra civil se desmontó el retablo barroco y se vendieron las pinturas del flamenco.

El retablo renacentista actual fue colocado tras la venta de las pinturas, y procede de la iglesia del pueblo vallisoletano de Tordehumos. La magnífica mazonería dorada y policromada, fue ejecutada en la primera mitad del siglo XVI por Manuel Álvarez; en su predela, sus cinco calles, sus tres cuerpos y el ático se distribuyen diecinueve conjuntos escultóricos de bulto redondo, la mayoría de las cuales son atribuidas a la escuela del paredeño Alonso Berruguete y de Juan de Valmaseda. El espacio central, en la intersección de la calle principal y el segundo cuerpo, encontramos un cuadro del pintor palentino Antonio Guzmán Capel titulado "Emaús"; y bajo el mismo, se encuentra la escultura del titular de nuestra parroquia, San Lázaro.