La exposición estará en Cajicá, Cundinamarca
del 6 de julio al 9 de agosto de 2023
del 6 de julio al 9 de agosto de 2023
Estará acompañada por la colcha por una Cultura Libre de sexismo, que se realizó en articulación con la Secretaría de la Mujer de Bogotá, con la coordinación de Camilo Guanes.
Para este volumen 3, Salón Bordado y Bordástico hicimos equipo para realizar la convocatoria, selección y puesta en escena de 37 obras textiles: 35 piezas de bordado y dos piezas especiales de tejido.
Lee aquí los textos que inspiraron estas piezas presentes en el SOFA 2022. También estuvimos presentes en el Congreso de Bordado en Cali en el 2023.
Cada una de estas piezas de bordado, surge del trabajo de mujeres que, mediante el arte textil, plasman historias y experiencias relacionadas con el trabajo, el hábitat, el medio ambiente, la salud, la educación, la participación y la paz.
Todas en su conjunto tienen algo que narrar y una historia por bordar
Te protegeré tierra mía,
te protegeré cuerpo mío,
eres la semillita más preciada y mi tesoro que más riego,
tus hojitas y tu tallo irregular es lo que me hace admirarte más,
sigamos floreciendo y creciendo juntas,
te protegeré tierra mía,
te protegeré cuerpo mío.
Nos hace falta vivir
En paz
Nos hace falta sentir
Sin miedo
Nos hace falta dar
Espacio
Distancia
Silencio
Tiempo y libertad
Para aprender a amar
Estoy en paz, vuelvo a empezar.
Bogotá busca la Paz y la convivencia con equidad a través de mesas de trabajo
El amor, la fuerza, paciencia, lucha, resistencia, diálogo, derechos y dignidad anudada punto a punto con diferentes colores y matices
El fuego fue instrumento fatal para quitar la vida a una mujer hermosa, sin embargo, el amor femenino es tan fuerte que es capaz de renacer en paz con fuerzas para perdonar y educar a los que vienen para que no se repita jamás. En homenaje a Yuliana Estacio.
Paz es respeto por lo ambiental, respeto generacional y vivir con equidad.
Dedicado a la memoria de quienes perdieron su vida procurando que hubiera paz en sus comunidades. Paz... en su tumba.
María Verónica Pai, Fraceneth Pérez, Clara Isabel Samudio, Luz Marina Arteaga, Adriana del Rocío Guerrero, María Piedad Aguirre, Adriana Ramírez.
Porque las bocas femeninas que callan lo hagan a través de la elección y jamás de la imposición. Las palabras y el silencio son ejercicios permanentes del cual el universo femenino se debe empoderar, en este sano respeto de expresión reside el buen curso de las relaciones personales, familiares y sociales.
Viajamos a lo más profundo del corazón, volvemos a ese tambor sagrado que late y expande el poder de la vida, ese vivir lo nuevo, conectar con las visiones, explorar y vivir, recordando allí lo que somos: Amor infinito, sabiduría eterna, seres multidimensionales en una experiencia humana, honrando y respetando nuestro proceso evolutivo y el del otro.
Este tejido plasma la importancia vital de conservar el verde de nuestro espacios, el esfuerzo y lucha de nuestra población afro y sus descendencias así como la riqueza y sabiduría que queremos compartir con las mujeres de todas la etnias, reconocemos el pasado, luchamos en el presente y nos mantendremos soberanas en el futuro. Desde el tejido enseñamos una historia de lucha, fuerza y resistencia desde el arte y el amor pues la belleza que llevan los trazos del trenzado es un dote a la humanidad y a todas sus diversidades.
Década tras década buscamos y aprendemos a tener injerencia en nuestras comunidades, nuestra lucha es demostrar sabiduría en cada decisión que tomamos, convencernos de la importancia de ser autónomas para ser luz y guía de las que vienen y bordar nuestro propio futuro .
De cuellos y hombres blancos a nuestros colores. Las diversidades, la multiculturalidad, las resistencias, todas las existencias: así es que soñamos la participación y representación.
El liderazgo ambiental es una forma de participación ciudadana y en Colombia son pocas las mujeres que logran levantar su voz para ser escuchadas. Luz y Yuli son dos ejemplos de ello, gracias a su esfuerzo han logrado conservar las ciénagas y los bosques en Santander y Bolívar, donde ellas viven junto a su familia a pesar de las dificultades y amenazas.
Somos mujeres
firmes, compasivas, móviles, diversas
uterinas - no uterinas
sin sesgos ni curvas
sin generalizar
los tonos de piel solo para cuidarlos
cicatrices ahora cálidas
terminaciones nerviosas que emocionan
ansiosas, rugosas, contundentes, brillantes, anchas, ilógicas
con voz
Mujer que inicia y trasciende dentro de su propio ciclo, al interior de su universo, que homenajea su linaje femenino como fuente de sanación y centro de equilibrio. Quien encarna de la tierra y a ella vuelve como revelación de gratitud y de la más profunda entrega. Mujer poderosa
Sin distingo de clase, raza o género, unidas marcamos el camino.
Este bordado es un ejercicio de sanación y una búsqueda de autoconocimiento. A través de él, me perdono, hago una oración y hablo conmigo misma sobre temas que en algún momento causaron profundos dolores en la parte física, mental y emocional. Hoy, puedo hablar.
Durante mi desarrollo como mujer existieron diversos cambios en mi cuerpo que no entendí muy bien. Solo nos dicen que tenemos el periodo cada mes, pero nadie se interesa en contarnos cómo funciona nuestro cuerpo, para poder habitarlo en plenitud, siendo consientes de todo lo que ocurre en él.
Entendiéndolo y no sintiendo asco por lo cambios que se atraviesa.
No es "tener una casa" es el derecho a la protección y a la seguridad en un hábitat propio que refuerce la identidad, motive la pertenencia, y ofrezca privacidad.
¿Es posible cambiar lágrimas pesadas por una ramillete de sonrisas ligeras? ¿es necesario un palacio para sentir el calor de un abrazo? ¿es qué solo las aves del cielo pueden disfrutar en la sencillez de sus nidos?
Empecé a bordar pensando en algo: qué es un hogar. Imaginé a una mujer en su nido. Luego la mujer se hizo pájara y la pájara se hizo niña. ¿Quién dice que el bordado no tiene voluntad propia?
Tejí su nido con una lana que tenía reservada para tesoros. Luego sentí que algo le faltaba. Miré a mi alrededor, justo este fin de semana que vinimos al lago y a descansar bajo una acacia. Recogí entonces ramita por ramita, me fijé en que fuera flexible... "Tejible". Yo, mamá colibrí, procurando una pequeñísima vivienda trenzada para ese personaje que nació de mis manos.
Mi abuela siempre vivió entre flores, en La Belleza – Santander. Lamentablemente, por las pocas garantías de acceso a un sistema de salud en la vejez y las vías inadecuadas de la época, tuvo que pasar sus últimos días en Bogotá. Espero que muchas más abuelas puedan permanecer entre sus flores.
Habitar la calle es un riesgo en particular para la mujer.
Sí pensamos en el derecho al hábitat y a la vivienda digna, pensemos en aquellas, las olvidadas, las nadie, las que habitan el cemento entre violencia y riesgos, perdiendo su pudor, su higiene, su intimidad, su estima y su amor propio.
¿La calle es un lugar para construir feminidades y sueños entre una sociedad que cierra los ojos y olvida?
Habitat y vivienda digna no es solo tener casa propia, es vivir en una comunidad vibrante, en dónde la naturaleza sea un derecho y las personas se unan entorno al alimento, lo celebren, lo cuiden y lo respeten y todos puedan disfrutar lo que nuestra madre tierra tiene para ofrecer.
Equidad significa que todas podamos llegar al lugar que queramos, desde nuestra enunciación, desde la particularidad de cada una. Que la educación nos abra todos los techos que tapan nuestro crecimiento. Que todas podamos tocar las estrellas, unidas por la raiz.
La educación es la base de toda sociedad, la mujer es el corazón de la sociedad.
La educación empodera sin importar si es una educación formal, el conocimiento te lleva a entenderte más desde tu interior, que quieres ser y que deseas transmitir, a empoderarte de tu espacio, de tu entorno.
Adquirir conocimientos que te permitan crecer, florecer y poder mejorar la sociedad en la que te encuentras, el conocimiento te libera hacer lo que siempre has querido y es un derecho para poder desarrollarnos como seres creativos y pensantes.
[...] Las mujeres tenemos derecho a educación con equidad en todas las étapas de formación académica, es urgente que sea integral, incluyente, actualizada y pertinente, tanto rural como urbana; que nos permita acceder a la ciencia, el arte, los deportes, la literatura e ir hasta la luna si es nuestro sueño.
Al representar a una mujer con una venda cayéndose y mirando directo al observador, lo que quiero comunicar es que por medio de la educación cada mujer es autónoma para entender su propio potencial; entender sus derechos, darse valor como persona y construirse así misma y a la sociedad que la rodea. Estoy convencida que la educación con equidad para la mujer, cerrará las brechas de desigualdad en Latinoamérica y así podríamos hablar de una sociedad mas justa donde todos tengamos las mismas oportunidades.
Muchos son los largos y complejos caminos, sumidos en el abandono, los que recorren diariamente algunas profesoras y niñes para asegurar su Derecho a la Educación. Estas maestras buscan a sus estudiantes casa por casa, utilizan recursos personales para alimentarlos y para tener herramientas didácticas, y mejoran la infraestructura de escuelas rurales olvidadas. Ellas son muestra de fuerza, vocación y amor infinitos.
Las mujeres tenemos derecho a educación con equidad en todas las étapas de formación académica, es urgente que sea integral, incluyente, actualizada y pertinente, tanto rural como urbana; que nos permita acceder a la ciencia, el arte, los deportes, la literatura e ir hasta la luna si es nuestro sueño.
Combinando nuestra diversidad colombiana pongo la obra "a nuestros pies" como primer paso para hablar de un trabajo con igualdad y dignidad partiendo de nosotras como mujeres, el campo, la ciudad, el mar, nuestro rol parte del respeto a nosotras mismas, si nosotras solas podemos, que pasa cuando clamemos y estemos en los pies de la otra? Al mundo le falta empatía, le falta soronidad.
Una mujer sentada esperando que algún día no le sigan violando sus derechos. Está llena de cicatrices: unas sicológicas, otras físicas, unas que cierran, otras abiertas que todavía sangran. Una mujer que está formada por los retazos que representan las pieles de las diferentes razas o etnias. Una mujer que llora por todas las situaciones que le han producido sus cicatrices
Karen Paola Ochoa Espitia
Mi poder, tu poder. El poder de los saberes como Empoderamiento
Cada ser humano nacemos con saberes y habilidades que permiten potenciar nuestro paso por el mundo, así mismo, hace falta que Tú y yo, que todxs creamos que somos importantes para seguir avanzando en esta igualdad y dignidad de derechos. El pincel, la aguja, el fonendoscopio, la palabra, la escritura, los números, entre otros, han sido aliados y herramientas para levantar nuestras voces y poder brillar.
Es importante que las mujeres tengamos las mismas oportunidades laborales que los hombres; pero además que seamos todas, de cualquier raza, estrato, identidad sexual, religiosa...
Derecho al trabajo y al hogar en igualdad de condiciones.
Agradecemos a la Secretaría Distrital de la Mujer de Bogotá, en especial a Camilo Guanes, por su dedicación total para hacer posible la proyección colaborativa de nuestros espacios con estas manifestaciones textiles alrededor de los Derechos de la Mujer.