El riesgo no sistemático es uno de los conceptos menos comprendidos, pero más determinantes para lograr una inversión sólida y estable en el tiempo. Muchas personas escuchan hablar de “riesgo diversificable”, “riesgo idiosincrático” o “riesgo específico”, pero no terminan de entender cómo estos términos se relacionan entre sí y cómo afectan directamente el rendimiento de un portafolio.
En esta guía completa se profundiza en qué es el riesgo no sistemático, cómo identificarlo, por qué no genera compensación adicional y cómo eliminarlo casi por completo mediante una estrategia adecuada.
El riesgo no sistemático es la parte del riesgo total de una inversión que proviene de factores internos o particulares de una empresa o industria. Este riesgo se manifiesta en eventos que solo afectan a una compañía o a un sector específico, sin impactar al mercado general.
También se le conoce como:
• riesgo diversificable
• riesgo idiosincrático
• riesgo específico
• riesgo empresarial
• riesgo singular
Todos estos términos se utilizan en literatura financiera para referirse exactamente al mismo concepto.
A diferencia del riesgo sistemático —que afecta a toda la economía y no puede eliminarse— el riesgo no sistemático sí puede reducirse o desaparecer si la cartera está bien diversificada.
La teoría moderna de portafolio, desarrollada por Harry Markowitz, propone que el riesgo total se compone de dos partes:
Riesgo total = Riesgo sistemático + Riesgo no sistemático
El riesgo sistemático se asocia a factores macroeconómicos: inflación, tasas de interés, recesiones, conflictos globales.
El riesgo no sistemático, en cambio, está vinculado a:
• desempeño empresarial
• fallas internas
• decisiones administrativas
• cambios sectoriales
• problemas legales
• interrupciones operativas
• pérdida de competitividad
La literatura financiera moderna (incluyendo CAPM) coincide en que los inversionistas no son recompensados por asumir riesgo no sistemático, porque este tipo de riesgo es evitable.
Estos ejemplos permiten visualizar el concepto con claridad:
Una empresa enfrenta una demanda por prácticas internas fraudulentas. La caída afecta solo a esa compañía.
La acción se desploma por incertidumbre directiva, pero el mercado en general no se ve afectado.
Un fabricante retira de circulación un lote defectuoso, generando pérdidas únicamente para esa empresa.
Una nueva regulación afecta solo al sector minorista, pero no al mercado completo.
Una marca pierde participación por un nuevo competidor más innovador.
En todos los casos, la caída no se relaciona con una crisis global, sino con un evento específico.
La confusión entre estos dos conceptos es común. Aquí la diferencia esencial:
Riesgo sistemático (no diversificable)
• Afecta a todo el mercado
• No se puede evitar
• Se mide con beta
• Influye directamente en la rentabilidad esperada
• Ejemplos: recesiones, inflación, tasas de interés
Riesgo no sistemático (diversificable)
• Afecta solo a una empresa o industria
• Sí se puede eliminar diversificando
• No se mide con beta
• No genera prima de riesgo
• Ejemplos: mala gestión, litigios, fallos operativos
Entender esta diferencia influye directamente en la construcción de portafolios eficientes.
En el CAPM (Capital Asset Pricing Model), la rentabilidad esperada de un activo depende de su exposición al riesgo sistemático, no al específico.
Esto sucede porque:
Los inversionistas racionales siempre diversifican.
Al diversificar, el riesgo no sistemático desaparece.
Por ser un riesgo eliminable, el mercado no recompensa asumirlo.
El rendimiento esperado depende de la beta (riesgo de mercado), no de factores internos de una empresa individual.
El riesgo no sistemático es uno de los pocos riesgos financieros que sí tienes la capacidad de controlar. La manera más efectiva de hacerlo es mediante:
Invertir en empresas de diferentes industrias evita que problemas específicos derriben todo el portafolio.
Los países también tienen riesgos particulares. Mezclar mercados disminuye la volatilidad.
Estos instrumentos reúnen decenas o cientos de empresas en un solo producto, reduciendo el riesgo específico casi a cero.
Mantener posiciones excesivamente grandes en pocas empresas incrementa el riesgo idiosincrático.
Analizar fundamentos, deuda, márgenes, competencia y gobiernos corporativos reduce exposición a eventos negativos.
En resumen:
Diversificar es eliminar un riesgo que nunca te pagará por tolerarlo.
Ignorar este riesgo puede provocar:
• pérdidas abruptas e inesperadas
• mayor volatilidad en la cartera
• incapacidad para proteger capital
• desviaciones significativas respecto al rendimiento del mercado
• menor previsibilidad en el largo plazo
Muchos inversionistas principiantes descubren que sus carteras caen no por causas macroeconómicas, sino por eventos internos de empresas en las que estaban demasiado concentrados.
1. ¿El riesgo no sistemático puede eliminarse completamente?
Sí, mediante diversificación adecuada.
2. ¿Qué diferencia tiene con el riesgo sistemático?
El riesgo sistemático afecta al mercado completo y no se puede eliminar; el no sistemático afecta a empresas específicas y sí se puede reducir.
3. ¿Los ETFs eliminan este riesgo?
En gran medida sí, porque incluyen múltiples empresas de distintos sectores.
4. ¿Riesgo diversificable es lo mismo que riesgo no sistemático?
Sí, ambos términos se refieren exactamente al mismo concepto.
5. ¿Cuántas acciones necesito para minimizarlo?
Entre 20 y 30 acciones diversificadas suelen reducirlo significativamente.
El riesgo no sistemático es una parte fundamental del análisis financiero, especialmente para quienes buscan construir un portafolio eficiente y estable. Se trata de un riesgo interno, evitable y completamente controlable cuando se aplica una diversificación inteligente.
Comprenderlo permite:
• invertir con mayor seguridad
• evitar pérdidas innecesarias
• optimizar la rentabilidad ajustada al riesgo
• aplicar criterios profesionales de gestión financiera
Dominar este concepto es esencial para tomar decisiones estratégicas, reducir vulnerabilidades y construir un portafolio realmente sólido en el tiempo. Este enfoque forma parte de la educación financiera que impulsa The Investor U, promoviendo inversiones conscientes, diversificadas y orientadas al crecimiento sostenible.