El retraso del lenguaje se puede clasificar en categorías receptivas y expresivas, según el tipo de dificultad que presenta la persona para comunicarse. El retraso del lenguaje receptivo implica dificultades para comprender lo que se dice o se lee, mientras que el retraso del lenguaje expresivo se refiere a dificultades para expresar pensamientos e ideas. También se pueden clasificar los trastornos de lenguaje en niveles de gravedad, como leve, moderado y grave, según la severidad de las dificultades.
El niño tiene dificultades principalmente para expresarse verbalmente, aunque la comprensión suele estar relativamente preservada.
El niño tiene problemas para entender el lenguaje hablado, lo que también puede afectar la expresión.
Afecta tanto la comprensión como la expresión del lenguaje.
El niño presenta un desfase, pero alcanza el desarrollo esperado más adelante sin intervención especializada.
El retraso se mantiene a lo largo del tiempo y suele requerir intervención terapéutica.