Cuando un inversor evalúa si debe comprar o mantener una acción, la primera pregunta suele ser: ¿cuál es el rendimiento de una acción y cómo se calcula correctamente?
Según J.P. Morgan Asset Management (2024), más del 62% de los inversionistas minoristas calcula mal el retorno real porque no distingue entre:
rendimiento total
rendimiento por precio
rendimiento por dividendos
rendimiento anualizado
El informe SPIVA de S&P Global también muestra que el S&P 500 ha rendido aproximadamente 10.2% anual en promedio en los últimos 30 años, aunque con ciclos muy volátiles.
El rendimiento de una acción es la ganancia o pérdida, expresada en porcentaje, que obtiene un inversionista respecto al capital invertido.
Tiene dos componentes:
Rendimiento por precio (capital gains) → variación entre precio actual y precio de compra.
Rendimiento por dividendos → dinero recibido por dividendos en relación con el precio de compra.
El rendimiento total combina ambos.
Muchos inversionistas calculan mal el rendimiento porque:
ignoran los dividendos
no ajustan por comisiones
no comparan contra un índice
confunden rendimiento acumulado con anualizado
Morningstar indica que, al incluir dividendos, empresas como Coca-Cola o McDonald’s duplican su retorno histórico.
Aquí tienes las fórmulas en texto plano, listas para pegar en Google Sites.
Fórmula en texto plano:
Rendimiento por precio = (Precio actual - Precio de compra) / Precio de compra * 100
Ejemplo:
Compraste a 100 y ahora vale 130.
Rendimiento por precio = (130 - 100) / 100 * 100 = 30%
Fórmula en texto plano:
Rendimiento por dividendos = Dividendos recibidos / Precio de compra * 100
Ejemplo:
Recibes 4 dólares en dividendos.
Rendimiento por dividendos = 4 / 100 * 100 = 4%
Fórmula en texto plano:
Rendimiento total = Rendimiento por precio + Rendimiento por dividendos
Ejemplo:
30% + 4% = 34%
Este cálculo es fundamental para comparar inversiones a lo largo del tiempo.
Fórmula en texto plano:
Rendimiento anualizado = (Valor final / Valor inicial)^(1 / numero de años) - 1
Ejemplo:
Pasas de 100 a 160 en 3 años.
Rendimiento anualizado = (160 / 100)^(1 / 3) - 1 = 0.1699 = 16.99% anual
Ingresos, utilidad, crecimiento del EPS y niveles de deuda.
Las acciones growth rinden más en expansiones; las value resisten mejor en recesiones.
Cuando las tasas suben, las acciones de crecimiento suelen caer.
Indicadores como el Fear & Greed Index influyen en la volatilidad.
S&P Global indica que más del 35% del rendimiento histórico del S&P 500 proviene de dividendos.
Precio de compra 2020: 136 USD
Precio actual 2024: 170 USD
Dividendos acumulados: 19 USD
(170 - 136) / 136 * 100 = 25%
19 / 136 * 100 = 13.9%
25% + 13.9% = 38.9%
Rendimiento anualizado = ( (170 + 19) / 136 )^(1 / 4) - 1
≈ 8.5% anual
Una acción suele ser atractiva cuando:
supera a su índice de referencia
mantiene dividendos crecientes
presenta crecimiento sostenible en ventas y EPS
tiene un buen rendimiento ajustado al riesgo
supera a su sector en períodos complicados
Ignorar dividendos
No considerar comisiones
Comparar solo rendimiento acumulado
Olvidar splits
No usar un benchmark como el S&P 500
Cuando el rendimiento esperado supera al benchmark y los fundamentales son sólidos.
Cuando el rendimiento es estable y la empresa mantiene crecimiento.
Cuando el rendimiento se queda atrás respecto al índice durante varios trimestres.
6%–10% → típico del S&P 500
Más de 12% → excelente
Menos de 5% → bajo
Entre 6% y 10% anualizado es estándar. Más de 12% es excelente según el comportamiento histórico del S&P 500.
Sí. Para calcular el retorno total deben incluirse siempre.
Usa el rendimiento anualizado y compáralo con su benchmark.
Resultados financieros, tasas, sector, sentimiento del mercado y dividendos.
Ambos: el total muestra ganancia acumulada, el anualizado permite comparaciones precisas.
Comprender el rendimiento de una acción es esencial para evaluar oportunidades de inversión con claridad, evitar errores comunes y tomar decisiones basadas en datos reales. Cuando un inversor incorpora el rendimiento total, el rendimiento anualizado y la comparación contra un benchmark, obtiene una visión mucho más precisa y profesional del desempeño de un activo.
En un entorno donde los mercados son cada vez más dinámicos, interpretar correctamente el rendimiento marca la diferencia entre reaccionar impulsivamente y construir un portafolio sólido y sostenible. Por eso es vital apoyarse en fuentes confiables, estadísticas verificadas y educación financiera de calidad.
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