La revolución de la presencia

Por: Flavia Freidenberg (IIJ-UNAM - @flaviafrei), Karolina Gilas (CEP-FCPyS-UNAM - @KarolinaGilas), Sebastián Garrido de Sierra (Data Crunchers - @segasi) y Camilo Saavedra Herrera (IIJ-UNAM - @camilosaavedra)

Fecha: 23 de mayo de 2023

En los últimos 25 años, México ha impulsado la transformación del acceso y del ejercicio de la representación política tanto a nivel federal como subnacional. Ese proceso, liderado por el movimiento feminista y el movimiento amplio de mujeres (Alanis Figueroa 2014), ha buscado equilibrar las condiciones de incorporación de las mujeres -en tanto grupo subrepresentado- a las instituciones políticas. La idea no fue sólo procurar una mayor inclusión en términos de igualdad de género, sino profundizar en la democratización del país. Como alertaron Cornelius et al. y O’Donnell, el acceso desigual a los derechos en un país supone diferencias dentro de un mismo territorio y eso limita las posibilidades de construcción de las democracias y del ejercicio pleno de la ciudadanía.

 

Esos esfuerzos incrementaron la presencia de las mujeres en las instituciones, lo que nos motivó a explorar por qué algunos Congresos estatales tenían más legisladoras que otros y qué factores explicaban las diferencias en la presencia de las diputadas. Una vez que las mujeres legisladoras accedían a los escaños, se trató de entender si esto suponía un mayor poder para las mujeres (representación simbólica) y una mayor representación de los intereses de las mujeres (representación sustantiva) Y, de ser así, ¿cuáles eran esos intereses y a quiénes representaban?

 

Durante casi dos años estudiamos la representación política de las mujeres de manera multidimensional, en 64 legislaturas de los 32 Congresos mexicanos (dos periodos legislativos de cada Congreso), desde 2014 (cuando se aprobó la paridad a nivel constitucional) hasta 2021-, a 2,234 representantes, la integración y presidencia de 1,778 comisiones legislativas y el contenido de 24,397 iniciativas y de 7,696 leyes aprobadas. Tras la construcción de cuatro bases de datos, una encuesta on-line a 105 legisladoras de 27 entidades y a través de un diseño de investigación de métodos mixtos, hemos conseguido articular una serie de hallazgos, que publicamos en nuestro libro Women in Mexican Subnational Legislatures: From Descriptive to Substantive Representation.

 

Más mujeres en los escaños

 

Tras evaluar más de 200 reformas realizadas al régimen electoral de género en las últimas tres décadas (Freidenberg y Garrido 2021), la presencia de las mujeres en los 32 Congresos ha aumentado en promedio en casi 40 puntos porcentuales. El mayor crecimiento se dio tras la aprobación de la paridad de género en cada entidad (2014) y, específicamente, al reforzarse dicho principio constitucional con una mayor voluntad de exigencia de las autoridades electorales nacionales (INE) y subnacionales (OPLES). Como resultado, al comienzo de la última legislatura para la cual se cuenta con datos en la mayor parte de las entidades (alrededor de 2018-2019), las mujeres ganaron aproximadamente el 50% de las diputaciones y, en algunos casos, esa cifra ha sido mayor al 60% (ver los casos de Chiapas o de Morelos) (Figura 1).

 

 

Figura 1. Porcentaje de mujeres en las legislaturas de las entidades federativas electas por los principios de mayoría relativa y proporcional, 1987-2019

Fuente: Elaboración propia.

Son las reglas

 

Nuestros hallazgos corroboran que cuanto más fuerte sea el régimen electoral de género para el registro de candidaturas, mayor será la representación de las mujeres, sin importar el tipo de sistema electoral, el nivel socioeconómico de la entidad, el nivel de alternancia política, o las condiciones más igualitarias de distribución de los recursos. Este argumento es respaldado por los resultados de diversos modelos de regresión multinivel que indican que un incremento en el “Índice de Fortaleza del Régimen Electoral de Género” propuesto por Caminotti y Freidenberg (tiene valores de 0 a 5) se encuentra asociado con un aumento de 92.7% en la proporción predicha de mujeres electas por el principio de mayoría relativa y de 51.6% por el de representación proporcional. Los resultados sugieren que el efecto del índice no es homogéneo entre entidades y llama la atención sobre la necesidad de explorar otras variables en próximas investigaciones (Figura 2).

 

Figura 2. Evolución del Índice de Fortaleza del Régimen Electoral de Género en las entidades federativas, 1994-2016

Fuente: Elaboración propia.

Más mujeres con poder

 

Las reformas paritarias han sido exitosas en la elección de mujeres, lo que ha impactado en su representación simbólica, al incrementarse la proporción de legisladoras dirigiendo los Congresos, participación en Comisiones de todo tipo y el uso del lenguaje inclusivo en los comunicados oficiales y boletines de prensa. La proporción de mujeres que presidieron los Congresos pasó de 30% a 40% (Figura 3) y en las Presidencias de las Comisiones se incrementó de 42% a 53% (Figura 4). A pesar de esos incrementos, el acceso a los espacios de poder siguen fuertemente controlado por los hombres.

 

Figura 3. Mujeres en los órganos de dirección de los Congresos estatales por entidad y legislatura (2014-2021)

Fuente: Elaboración propia.

Figura 4. Mujeres en la presidencia de las Comisiones por entidad y legislatura (2014-2021)

Fuente: Elaboración propia.

Mujeres con agendas e intereses

 

Una mayor presencia de legisladoras ha supuesto un mayor número de iniciativas presentadas por mujeres (más de 10% de incremento) y una mayor capacidad de materializarlas en comparación con la que tienen los hombres (31% vs. 29%). Sin embargo, de las 24,397 iniciativas presentadas en 23 entidades sólo el 16.6% son feministas (es decir, aquellas que buscan una mayor igualdad entre hombres y mujeres). Las legisladoras ejercen una representación generalizada y no generizada, ya que no consideran que deban legislar “para las mujeres”, sino que tienden a pensar que su tarea es hacerlo sobre todos los temas que ocupan a su entidad. En el sondeo que realizamos, encontramos que el 81% de las entrevistadas dice representar “a toda la ciudadanía de su estado” y así legislan: la mayoría de las iniciativas que presentan reflejan agendas que no buscan la igualdad de género.

 

Más mujeres con poder para transformar la vida de las mujeres

 

En los Congresos mexicanos, una mayor incorporación de las mujeres no se ha traducido en una mayor capacidad para ejercer sus funciones, materializar sus propuestas y avanzar en la igualdad. Los hallazgos de nuestra investigación evidencian que las mujeres no consiguen ejercer el poder ni controlar recursos en condiciones de igualdad frente a los hombres, presiden más comisiones blandas (género, bienestar) que duras (economía, seguridad) y experimentan violencia política en razón de género. En los Congresos se continúan privilegiando intereses masculinos, mientras que los intereses de las mujeres se representan cuando no se desafían valores establecidos y se integran dentro de las prioridades del partido gobernante.

 

Más mujeres en el poder no ha supuesto más mujeres con poder para hacer las transformaciones que exigen las democracias paritarias con igualdad sustantiva. Cuando ellas llegan al poder formal, las decisiones se suelen tomar por canales paralelos. Las dirigencias de los partidos continúan siendo quienes mandan en la política y controlan los temas de la agenda legislativa. Por ejemplo, de las iniciativas feministas aprobadas, la mayoría fue sobre violencia contra las mujeres y sobre paridad de género, siendo reflejo de los acuerdos tomados en el Congreso federal. Otros temas -que serían propios de una agenda feminista como los derechos sexuales y reproductivos o el sistema de cuidados-, están ausentes de la discusión legislativa.

 

La “revolución de la presencia” ha permitido que muchas más mujeres accedan a los cargos, sin importar su ideología ni sus propuestas. Eso es un valor en sí mismo, aún cuando las expectativas del movimiento de mujeres y de un sector de la ciudadanía era que las mujeres en el poder harían las transformaciones necesarias para reducir las desigualdades que viven las entidades federativas. La democracia paritaria no puede ser sólo tener más mujeres en los cargos y no puede ser solo la responsabilidad de las mujeres. Supone política de la presencia: valores, ideas y acuerdos compartidos respecto a otra manera de ejercer el poder.

 

El libro evidencia que esa revolución pacífica no ha sido exclusivamente feminista, sino que ha beneficiado también a otras agendas e intereses. Los hallazgos alertan sobre la necesidad de continuar profundizando en la democratización subnacional para remover los obstáculos que aún persisten para alcanzar la igualdad de género en las entidades mexicanas.



Flavia Freidenberg es Investigadora Titular "C" a tiempo completo del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, Directora del Observatorio de Reformas Políticas en América Latina y Co-coordinadora de la Red de Politólogas - #NoSinMujeres.

Karolina Gilas es Profesora asociada del Centro de Estudios Políticos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales y del programa de posgrado en Ciencias Políticas y Sociales de la de la Universidad Nacional Autónoma de México, Investigadora asociada al Observatorio de Reformas Políticas en América Latina y miembro de la Red de Politólogas - #NoSinMujeres. 


Sebastián Garrido de Sierra es Educador en Data Crunchers, Editor del Taller de datos en Nexos e Investigador asociado al Observatorio de Reformas Políticas en América Latina.

Camilo Saavedra Herrera es Investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México e Investigador asociado al Observatorio de Reformas Políticas en América Latina.