Elecciones no concurrentes en Argentina:
¿tendencia a favorecer oficialismos?

 

Por:  Indiana Azar - Universidad de Buenos Aires (@indianaazar_) y Hernán Toppi - Universidad de Buenos Aires (@hernant81)

Fecha: 19 de junio de 2023

El 2023 es un año electoral en la Argentina, país con un Estado multinivel y federal. Las elecciones a desarrollarse no responden únicamente a cargos ejecutivos y legislativos nacionales, sino también subnacionales. Entre aquellos que se eligen a nivel distrital (provincial) están las gobernaciones (y cargos legislativos) de la mayoría de las provincias (incluyendo también la jefatura de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires).  

 

Elecciones no concurrentes y las lógicas del desacople

Para las elecciones presidenciales en la Argentina todavía están quedan un par de meses (el 13 de agosto serán las PASO en tanto que las generales están estipuladas para el 22 de octubre la primera vuelta y, en caso de requerirse, una segunda vuelta el 19 de noviembre), pero hasta el momento en que se escribe esta nota, en diez provincias ya se han elegido sus respectivas autoridades.

 

El federalismo electoral argentino permite que las provincias puedan fijar la fecha de las elecciones de los cargos subnacionales (provinciales y locales). En muchos casos, los comicios tienen lugar de manera no concurrente, esto es, en fechas diferentes a las nacionales. En este sentido, la determinación de la fecha de la elección es una decisión estratégica importante que corresponde a las autoridades locales.

 

La literatura sugiere que la decisión política por la (no) concurrencia parte de un objetivo principal: acoplar la sinergia de la elección nacional a la elección provincial (buscando el llamado “voto arrastre”), o, de ser no concurrentes, independizarla de las dinámicas nacionales llevando a una provincialización de la elección. De hecho, el desdoblamiento electoral ha sido un recurso recurrente en la Argentina. Es decir, lo que vemos en el presente año no sería una novedad, sino más bien una regularidad.

 

¿Qué factores ayudan a explicar la no concurrencia? Por un lado, el desacople puede ocurrir en provincias “oficialistas” cuando el gobierno nacional carece de popularidad y, por ende, tiene pocas expectativas de permanecer en el poder luego de la próxima elección presidencial. Pero por otro, también es una muestra de fuerza política por parte de las élites provinciales y principalmente del gobernador/a, en tanto el “juego cerrado” de sus distritos les permite poner en funcionamiento la maquinaria política y partidaria desde la cual tener un mayor control de recursos de poder como votantes y legisladores. En este sentido las progresivas reformas provinciales para incorporar la reelección han sido vistas como un indicador del poder que los gobernadores tienen en sus distritos. Todos estos factores pueden reducir las expectativas de alternancia en el poder provincial. En otras palabras, si el cálculo político de llevar adelante una elección no concurrente es acertado, es esperable la reelección de la autoridad provincial o la continuidad de la misma fuerza en el poder.

 

Otro aspecto que queda a discreción de los gobiernos provinciales son las condiciones de la contienda electoral, por ejemplo, la selección de un determinado sistema electoral o el establecimiento de Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO). Respecto de las particularidades del sistema electoral, dos provincias aplicaron la Ley de Lemas: Misiones en los cargos municipales y San Luis para todos los cargos. A su vez, de las diez provincias que ya han escogido a sus próximos gobernantes, sólo la provincia de La Pampa aplicó PASO en el mes de febrero.

 

Resultados de las elecciones no concurrente hasta el momento

Las 10 provincias que hasta el momento han llevado adelante elecciones generales no concurrentes son las siguientes: La Rioja, Misiones, Neuquén, Jujuy, Río Negro, San Luis, Salta, La Pampa, Tierra del Fuego y Tucumán. Cualquiera haya sido el cálculo que hicieron quienes decidieron desde los gobiernos provinciales realizar elecciones no concurrentes, les ha salido bien pues en la mayoría de los casos volvió a ganar el oficialismo. Las excepciones donde hasta el momento se dio alternancia en el poder fueron Neuquén y San Luis.

 

En las dos provincias recién mencionadas, el recambio del partido en el gobierno provincial rompe con décadas de predominio partidario desde el regreso a la democracia en 1983. En Neuquén la fuerza predominante ha sido el Movimiento Popular Neuquino, mientras que el peronismo lo ha sido en San Luis. El fin de un sistema predominante tiene para ambas provincias una consecuencia adicional: en las cuatro décadas del periodo democrático actual, la alternancia en el gobierno se da por primera vez. Toda una novedad para la historia electoral subnacional argentina. Sin embargo, el elemento diferenciador de estos casos es que Neuquén cambia de sello partidario por primera vez en 60 años con la victoria de Rolando Figueroa y su partido Comunidad. Por su parte, Claudio Poggi, el próximo gobernador de San Luis se presentó en esta ocasión con una coalición opositora aunque en 2011 fue el delfín de los hermanos Rodríguez Saá, quienes desde el regreso de la democracia venían alternándose en la gobernación. Aunque en aquella ocasión Poggi resultó victorioso, al finalizar su mandato rompió con el peronismo puntano.

Tabla 1. Elecciones provinciales a gobernador 2023 (hasta el 11 de junio)

Fuente: elaboración propia con datos de la Justicia Electoral de las provincias. 

En el resto de las provincias ganó el oficialismo, lo cual representa la mayoría de los casos, el 80%. Siguiendo la Tabla 1, nos interesa destacar tres aspectos vinculados a estas provincias con continuidad. Por un lado, la pluralidad de fuerzas que mantienen el poder provincial. Tres de ellas directamente relacionadas con el peronismo (La Pampa, La Rioja y Tucumán), una con el radicalismo (Jujuy) y el resto con fuerzas provinciales (Río Negro, Salta y Tierra del Fuego). Por otro, en la mayoría de las provincias la misma fuerza política repite al menos un tercer mandato (Jujuy, La Pampa, La Rioja, Misiones, Río Negro y Tucumán). Finalmente, la tendencia a utilizar etiquetas vinculadas a las provincias es indicador de la territorialización de la competencia electoral.

 

Una breve reflexión final

No solo la nación y las provincias son escenarios con resultados potencialmente diferentes, sino que entre estas últimas pueden encontrarse particularidades entre sus respectivos procesos políticos (en este caso electorales). Como resultado, la Argentina responde a un sistema de partidos federalizado. Esto hace de la arena subnacional una de importancia para el análisis empírico y sustantivo, lo cual implica reconocer que: a) los partidos allí relevantes no siempre son los mismos que a nivel nacional; b) que pueden surgir liderazgos territorializados que moldean la política de sus territorios; c) que los resultados de la competencia entre provincias y con la nación pueden ser diferentes uno de otros.

 

De este modo y retomando el título de esta nota, el análisis presentado de las primeras diez elecciones no concurrentes brinda evidencia que ratifica la tendencia al favoritismo de los oficialismos. En la mayoría de las provincias consideradas han ganado estos últimos, dando cuenta de su mayor control sobre la dinámica competitiva local. Sin embargo, pueden surgir sorpresas y este año las ha traído: el fin de los escenarios de predominio partidario en Neuquén y San Luis.

 

Queda por ver lo que suceda en el resto de las provincias argentinas que elegirán sus autoridades de forma no concurrente a la nacional entre junio y septiembre de 2023: allí están Córdoba, Santa Cruz (que elegirá gobernador/a el mismo día que las primarias a nivel nacional), Santa Fe, Chaco, Mendoza y Entre Ríos. La provincia de Buenos Aires aún debe definirse (si bien habrá concurrencia con la nacional en las primarias, aún se desconoce la fecha de la general). Podríamos decir que allí todavía no definieron si conviene apostar por el “desdoblamiento” o por el “voto arrastre”.  

 

 


Indiana Azar es profesora de la Universidad de Buenos Aires, Universidad del Salvador y Universidad Católica de Salta y Hernán Toppi es profesor de las Universidad de Buenos Aires, Universidad del Salvador, Universidad Nacional de San Isidro y Universidad Nacional Arturo Jauretche.