El ascenso de los pingüinos: Análisis de la trayectoria de una elite periférica en Argentina (1991-2003)
Por: Pamela Sosa (Universidad Nacional del Litoral, Argentina)
El ascenso de los pingüinos: Análisis de la trayectoria de una elite periférica en Argentina (1991-2003)
Por: Pamela Sosa (Universidad Nacional del Litoral, Argentina)
No sólo la economía y la democracia son elementos imprevisibles, inestables e irregulares en los países latinoamericanos. Las carreras políticas también presentan estas particularidades: los parlamentarios y los dirigentes del poder ejecutivo tampoco poseen previsibilidad y caminos claros para organizar, invertir y consolidarse como políticos profesionales. Sin embargo, los vaivenes, las crisis recurrentes y los déficits de institucionalidad de las organizaciones políticas pueden ser factores que faciliten el ascenso de elites provenientes de escenarios subnacionales a las instituciones de carácter nacional o el acceso de elites periféricas a la alta política. El ascenso del Frente para la Victoria (FPV) en Argentina -la expresión partidaria del llamado kirchnerismo- constituye un ejemplo de trayectoria que muestra un proceso de ascenso de una elite periférica en un contexto de crisis e inestabilidad como el argentino en el 2001.
Retomando la perspectiva de Stolz sobre las carreras políticas en sistemas multinivel, mi reciente artículo, The rise of the penguins: analysing the trajectory of a peripheral elite in Argentina (1991-2003), publicado en Territory, Politics, Governance, muestra un caso típico de carrera de trampolín clásico – un tipo de carrera ascendente desde la escala subnacional a la nacional. Un análisis similar al estudio de trayectorias ascendentes de gobernadores de México, Argentina, Brazil, Colombia y Peru. Néstor Kirchner, el líder del FPV, fue primero intendente de Río Gallegos, la capital de la provincia argentina de Santa Cruz (1987-1991), luego gobernador de esta provincia por tres periodos (1991-2003) y luego presidente de la Nación (2003-2007). Posteriormente, asumió la presidencia de la Nación su esposa y entonces Senadora de la Nación Cristina Fernández de Kirchner quien fue presidenta por dos periodos (2007-2015) y luego vicepresidenta (2019-2023).
La inestabilidad no sólo afecta las carreras políticas, también condiciona directamente los mecanismos de selección de quienes gobiernan y acceden a posiciones de poder y dirección, favoreciendo a algunos y desalentando a otros. Mi artículo muestra cómo el acceso al poder de “los pingüinos” –ave típica de las regiones más australes y frías de la Patagonia–, proveniente de una región periférica, despoblada y alejada de los centros de decisión política y económica, fue posible gracias a la apertura generada por profundas coyunturas de inestabilidad. La crisis social y política de fines de la década de 1980 en la provincia de Santa Cruz y la crisis nacional de diciembre de 2001 en Argentina funcionaron como ventanas de oportunidad para el ascenso de esta fuerza periférica.
Las ventanas de oportunidad son sólo eso, posibilidades dadas por una coyuntura y un contexto. Un segundo elemento para comprender por qué unos llegan y otros no tiene que ver con las estrategias despliegan los actores que ambicionan llegar a la cumbre política. El caso del FPV es un caso ilustrativo de un tipo de trayectoria colectiva. Esta contrasta con el perfil individual de las carreras políticas analizadas por la literatura sobre este tema. El caso del FPV presenta evidencia contundente de cómo los lazos de confianza con el líder, una trayectoria común y los vínculos familiares facilitaron el acceso de los miembros del Frente a cargos de jerarquía nacional. Estos avances permiten futuras investigaciones sobre los vínculos asociativos y coordinados entre políticos para acceder a puestos de poder, así como también a los estudios sobre las dinastías políticas.
El gráfico 1 muestra las redes de relaciones de los llamados “pingüinos” y los cargos ocupados primero a nivel provincial y luego nacional.
El ascenso de esta elite proveniente de la región patagónica también ilumina el problema de la desigualdad regional y el poder en un país que históricamente concentró sus élites políticas y económicas en un centro territorial, principalmente su capital, el puerto de Buenos Aires y alrededores. El FPV muestra la entrada de una élite periférica (definida como tal en términos de su posición geográfica en comparación con la región central) en las instituciones nacionales y la disminución de la influencia élites de los territorios subnacionales más poderosos (principalmente las de Buenos Aires).
Efectivamente, el avance y la consolidación del FPV se expresó en la creciente presencia de los llamados “pingüinos” en la administración pública nacional. De las 67 designaciones en las que la pertenencia al Partido Justicialista operó como criterio principal de selección de dirigentes a los altos cargos del Estado, 24 (un 35,8%) correspondían a miembros del PJ de la provincia de Santa Cruz – un distrito que cuenta con el 0,54% de la población del país. La sobrerrepresentación de la provincia también fue evidente en la conformación del poder ejecutivo: 7 de los 19 cargos del mismo pertenecían a dirigentes de la misma.
Finalmente, el escenario de ascenso del FPV coincide con el ingreso de nuevos perfiles a las élites ejecutivas nacionales. El cambio en el perfil sociodemográfico de las élites es un último elemento a tener en cuenta: la trayectoria de este grupo no sólo expresa un patrón de carrera, sino también transformaciones estructurales en el perfil de las élites que dan cuenta de una mayor apertura o de un relajamiento de los tradicionales mecanismos de cierre de las élites argentinas.
En una descripción del perfil de las elites desde 1983, se puede observar que entre 2007 y 2015 aumentó la presencia de las mujeres (de 3,1% a 10%) y dirigentes con nivel secundario (de 5,5% a 18,2%), y disminuyó la presencia de dirigentes de nivel universitario y de posgrado. Nuevos atributos que contrastan con el perfil de las elites que gobernaron desde 1983. Asimismo, se comenzó a observar un desplazamiento de las elites formadas en las universidades nacionales de las regiones centrales (principalmente la Universidad de Buenos Aires y la Universidad Nacional de Córdoba) y el ingreso creciente de dirigentes de universidades nacionales situadas en regiones alejadas del centro, universidades religiosas como la Universidad Católica Argentina y privadas de creciente creación.
El análisis de la trayectoria de ascenso del FPV y de Néstor Kirchner muestra diferentes procesos que subyacen al ascenso de un liderazgo con fuertes rasgos de outsider, un perfil político que ha crecido considerablemente en los últimos años. Lejos de ser sólo un rasgo de Kirchner, el artículo muestra cómo este aspecto se encuentra también en sus principales cuadros políticos, expresando un aspecto grupal, asociativo o de convergencia de intereses que parece organizar este tipo de carreras políticas rápidas. Así como los “pingüinos”, los políticos nuevos, los de afuera, los que vienen de lejos o de regiones periféricas, probablemente repliquen este tipo de trayectorias novedosas y contingentes que permiten entender el principal enigma de los outsiders: cómo llegaron allí.
Pamela Sosa es Docente Investigadora en el Instituto de Humanidades y Ciencias del Litoral (IHUCSO) de la Universidad Nacional del Litoral.