La miel es el único alimento comestible para el ser humano fabricado por un insecto de las 950.000 especies que existen en el mundo. Como se sabe, lo elaboran las abejas. Pero, contrariamente a lo que popularmente se cree, solo un 5% de las 20.000 especies conocidas fabrican la comestible. Únicamente las abejas de la miel, o apis, y las que no tienen aguijón, o meliponinas, producen la miel suficiente para que sea fructífero recogerla. La procedente de los abejorros está reservada a su propia subsistencia.
La miel es un edulcorante natural producto de la interacción entre flores y abejas. Como edulcorante que es, destaca por su dulzura. Es un alimento con un alto poder energético inmediato, fácil de digerir y de asimilar.
La OMS describe con claridad que los azúcares presentes de forma natural en la miel (80%) son azúcares libres (diferenciándolos de los azúcares intrínsecos presentes en frutas y verduras enteras y frescas). Las recomendaciones para reducir el consumo de azúcares libres van siendo cada vez menos permisivas, y es que la relación entre su consumo y la probabilidad de sufrir sobrepeso u obesidad con riesgos asociados es indudable. En este momento, la OMS recomienda un consumo de azúcares libres inferior al 5% de la ingesta calórica total, incluidos pues, también los de la miel.
En primer lugar, hacer referencia a la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA)4, la que no autoriza ninguno de los beneficios reclamados para la miel. No aprueba que:
- La miel tiene propiedades beneficiosas sobre el sistema digestivo.
- Los flavonoides que contiene la miel mejoran el balance de microorganismos del cuerpo.
- La miel tiene poder antioxidante.
- La miel tiene un efecto antimicrobiano.
- Ayuda a la memoria y mejora el aprendizaje.
- Mejora el metabolismo lipídico.
puedes escribir la respuesta a la pregunta.
La miel, pues, nunca se estropea, aunque sí puede perder parte de su textura, aroma y sabor si no se conserva de la forma adecuada. En ese caso perdura, sin perder propiedades, mucho más allá de lo que indica la fecha de consumo preferente o caducidad. Para asegurarse de que mantiene sus nutrientes, color, sabor e incluso consistencia, hay que guardarla en un bote hermético, a temperatura ambiente y en un sitio donde no le dé directamente la luz solar. No se aconseja dejarla en la heladera. El motivo de esta durabilidad tan extraordinaria es una enzima que las abejas tienen en el estómago y que actúa sobre el néctar que han absorbido y lo transforma en ácido glucónico y peróxido de hidrógeno, que previene el crecimiento de bacterias.
En cuanto a sus nutrientes, contiene todos los básicos: agua, vitaminas, minerales y enzimas para proporcionar la energía necesaria para el ser humano. Otro aspecto importante es la presencia de antioxidantes, especialmente beneficiosos para las funciones cerebrales. Se considera un gran proveedor de energía natural gracias a sus elevados niveles de hidratos de carbono y glucosa. Los hidratos son el combustible primario que utilizamos para obtener energía, y son imprescindibles para mantener el glicógeno de la musculatura.
Proporciona energía comparable con la de la cafeína, pero de más larga duración y sin las contraprestaciones del café.
Es un hecho comprobado que es una alternativa más saludable a los edulcorantes, tanto los artificiales como el azúcar. Es así porque es más dulce que estos y hay que usar mucho menos para obtener el mismo efecto.
Además, su azúcar puro, que es una combinación de fructosa y glucosa, ayuda al organismo a regular los niveles de azúcar de la sangre. Se trata del único edulcorante natural que existe. Aunque parte de las vitaminas y minerales que contiene pueden destruirse con solo calentarla durante unos segundos a una temperatura de unos 50 grados, por lo que suele ser más conveniente la no pasteurizada, que es la que suele venderse en las grandes cadenas alimentarias, ya que estas suelen someterse a altas temperaturas para evitar la cristalización.
Pero no se trata solo de endulzar. La miel también es recomendable por sus propiedades medicinales, que no son solo combatir infecciones. Tomar una cucharada a diario puede mejorar el sistema inmune, porque facilita la producción de las células inmunológicas mejorando su efectividad y durabilidad. También contribuye a aliviar los síntomas de la fiebre del heno y de otras alergias.
Es un remedio eficaz para la irritación de garganta. Así lo constataba un estudio de la facultad de medicina de la Universidad de Penn en 2007. Una de las conclusiones fue que una pequeña cantidad de miel de trigo sarraceno antes de dormir aliviaba la tos nocturna y facilitaba el sueño de los niños de forma más eficaz que tratamientos médicos a base de dextrometorfano, un supresor de la tos presente en muchos medicamentos.
Los científicos han descubierto también que tiene un papel protector de la dentadura. Gracias a la presencia de cantidades no letales del peróxido de hidrógeno contribuye a combatir dolencias periodontales, así como inflamaciones e infecciones de encías.
La miel, entre otros atributos, tiene la cualidad demostrada de ser un ingrediente perfecto en cosméticos para la piel, desde limpiadoras a hidratantes que incluso pueden elaborarse en casa. Una máscara de miel aplicada durante no más de diez minutos deja la piel radiante.