Imagina despertar sin tu nombre. Sin tu historia. Sin saber por qué estás donde estás.
Estás rodeado de muros gigantescos. De reglas que no entiendes. De otros como tú: adolescentes con el mismo destino confuso. El tiempo no avanza igual en el laberinto. El miedo camina de noche. Y en cada giro… una pregunta.
No es solo escapar. Es entender por qué estás allí.
En este mundo, correr no es un deporte. Es sobrevivir.