En el entorno digital actual, la información es el activo más valioso de cualquier organización. Mantenerla segura no es solo una buena práctica, sino una necesidad crítica para la continuidad del negocio y el cumplimiento legal. Una violación de seguridad puede resultar en pérdidas financieras, daños a la reputación y sanciones legales.
La seguridad debe enfocarse en cuatro categorías principales de activos informáticos:
Hardware: Equipos físicos como servidores, estaciones de trabajo, dispositivos de red (routers, switches) y dispositivos de almacenamiento.
Software: Sistemas operativos, aplicaciones empresariales, software de seguridad (firewalls, antivirus) y cualquier código desarrollado.
Datos/Información: Bases de datos, documentos, correos electrónicos, historiales de clientes y propiedad intelectual. Este es el activo más crítico.
Recursos Humanos/Personas: El personal que utiliza y gestiona los sistemas. A menudo, el eslabón más débil, requiere de formación y concienciación.
Para lograr un sistema seguro, se deben cumplir los siguientes cuatro objetivos de seguridad fundamentales:
La seguridad de la información se cimienta en cuatro pilares clave, conocidos como CDIN:
Confidencialidad: Asegurar el acceso solo a usuarios autorizados. Estrategia: Cifrado y Control de Acceso.
Disponibilidad: Garantizar el acceso a sistemas y datos cuando se requiera. Estrategia: SAIs y Redundancia.
Integridad: Mantener la exactitud e inalterabilidad de los datos. Estrategia: Verificación con Hashes y Gestión de Cambios.
No Repudio: Probar la autoría de las acciones del usuario. Estrategia: Firmas Digitales y Logs de Auditoría.