Historia

SOLO ME QUEDA SOÑAR

Cuando empecé a tener estos sueños no supe distinguir entre mis sueños y mi realidad. Todo empezó cuando tenía 18 años, la casa de mis padres se incendió, allí murieron. La única alternativa era que me enviaran a un orfanato. Al llegar al orfanato noté que era muy silencioso, estricto y su educación estaba basada en jornadas únicas femeninas. Mi primera noche desde la muerte de mis padres soñé que me acariciaban la quijada hasta llegar al pecho; me desperté en un lago que no tenía principio ni fin y cuando estaba a punto de ahogarme me levanté con la sensación de caída hacia un abismo, estaba sudando y sentía como si ese sueño fuera leal; mire la hora y faltaba un minuto para las cuatro en punto que era la hora en que en el orfanato nos despertaban para arreglarnos e ir a clases. Cuando llegué al salón de clases me senté a pensar sobre el sueño que tuve, tanto que se me dio la hora del descanso que nos daban, así que salí a la biblioteca y busqué algunos libros para despejar mi mente. Ha pasado un año y sigo soñando lo mismo, que me acarician y luego me asesinan, ya no me quedan libros por leer y he buscado la manera de averiguar el porqué de estos sueños pero no he encontrado respuesta. Una tarde después de clase llegué a mi habitación muy exhausta, pero ya me daba miedo dormir, por el simpe hecho de que si me quedaba dormida soñaba, cosa que no quería hacer, por eso dormía poco con la esperanza que un día dejara de soñar; así que para no quedarme dormida decidí leer uno de los libros que ya había leído antes, mientras leía escuché unos pasos. Me dio tanta curiosidad que salí de mi cuarto y los empecé a seguir y vi un hombre vestido de negro con máscara blanca que se dirijo al baño, entre en pánico, no sabía cómo reaccionar en esta circunstancia pero cuando entre al baño no había nadie; pareció extraño ya que podría jurar que vi a ese hombre de máscara blanca; cuando volteé vi a la directora y me dijo casi gritándome.

-Señorita, ¿qué haces a estas horas de la noche?

-Directora es que había un hombre vestido de negro con máscara blanca, le respondí.

-¡Mentiras! Diríjase a su habitación inmediatamente, me dijo.

Cuando llegué a mi habitación después de que había pasado me quede dormida, soñé que me acariciaba la quijada hasta llegar al pecho. Me desperté rápidamente asustada pero cuando lo hice un hombre me estaba degollando. Cuando me degolló vi mi sangre entre las sábanas blancas mientras moría pero luego me desperté con la sensación de vacío. Cuando desperté me sentía cansada y me veía muy pálida. Me asusté, pero luego pensé en todas esas noches en vela y todas las comidas que me saltaba por causa de mis que tuve en mis anteriores sueños. Me levanté de mi cama y me miré en el espejo, me sentí diferente, muy delgada sueños, esos suelos que me estaban matando. Cuando salí de mi habitación me llevé la sorpresa de que a la directora la habían degollado cuando iba a su habitación después de estar en los baños. Entonces las cosas cambiaron. Con las nuevas personas que llegaron el orfanato ya no solo era de mujeres sino que también habían admitido a los hombres y las jornadas únicas quedaron solo hasta el mediodía. No me sentía cómoda con eso, ya que implicaba tener más tiempo libre para descansar, así que tenía que buscar la manera de distraerme para no dormir, Cuando salí de clases llegué a mi habitación, pero ya no era solo mi habitación, la tenía que compartir al igual que a las otras compañeras. Eso me molestó, quería estar solo en mi sufrimiento; me senté en la cama y miraba el equipaje de mi compañero, escuché el ruido de la puerta como si la estuvieran abriendo con el mayor cuidado y era él, mi compañero de cuarto, se acre va a estar bien, luego me preguntó. Mi con una bella sonrisa en su rostro que me hacía sentir que todo iba a estar bien.

-¿Cómo te llamas?

Había decidido no contestarle y volteé mi rostro, tomé un libro que tenía cerca y lo seguí leyendo hasta quedarme dormida pero me desperté sorprendida pues no tuve ningún sueño, pensé que todo había acabado por fin después tanto tiempo Al final de clases todos nos dirigimos me sentía segura; cuando mire la hora faltaba un minuto para las cuatro en punto, me arregle y fui a clase. Cuando llegué al salón y tomé asiento mi compañero de mi habitación se sentó justo al lado mío y me preguntó una vez mi nombre. Yo sólo miré hacia el tutor que acababa de llegar e ignoré su pregunta. Un jardín, que por las jornadas únicas no habíamos ido. Al llegar me senté en el suelo, me puse a leer un libro, cuando lo terminé vi un camino en frente mío que no había visto desde antes, me levanté y seguí aquel camino, este me lleva a un lugar amplio donde me senté a ver la soledad que me rodeaba con una sonrisa en mi rostro, sonrisa que tenido en tanto tiempo. En ese momento llegó mi compañero de cuarto y se sentó a mi lado. Nuevamente me pregunta mi nombre, no le respondí, ofreciéndome un durazno, yo tomé el durazno, le di una pequeña mordida, nos miramos fijamente y de repente solté el durazno, porque me estaba ahogando sentía que moría y al verlo vi aquel hombre de mascara blanca que solo me miraba sin inmutarse, cerré mis ojos y desperté con aquella sensación de que caía, fui al salón de clases y estaba la directora, ya éramos solo niñas y las jornadas eran únicas, no entendía el porqué. ¿Que acaso estaba loca? Me pregunté. Todo era tan real. Fui a mi habitación corriendo desesperada abrí la puerta y la cerré con fuerza, dejándome deslizar mientras lloraba vi a mi compañero de cuarto y una vez más me preguntó mi nombre. Yo levanté la mirada, lo miré, me puse de pie rápidamente y lo abrace muy fuerte mientras me solté en llanto y él me tome por la cintura. En ese momento nos miramos fijamente, él me soltó, juntó las camas asegurándome que no volvería a estar sola, dormimos juntos y él me acarició lentamente la quijada y cuando iba a llegar al pecho quería tomar su mano rápidamente y al abrir mis ojos estaba sola. Decidí evadirme de clases e ir al jardín donde podría estar sola, pensando que mi compañero de habitación me acarició igual que en mis sueños. Fui lentamente hacia el camino que me llevaba al lugar amplio y solitaria, pero en cuanto llegué encontré una cascada que finalizaba en un lago, me desnudé y me sumergí en el agua. Al salir él estaba ahí, mi compañero de cuarto, pensé tal vez sea solo un sueño, me sonrojé, él nadó hacia mí, me quedé totalmente quieta, me abrazo.

ENSEÑANZ

-No tienes nada que temer yo estoy a tu lado. Dijo el susurrándome al oído.

Nos sumergimos abrí mis ojos bajo el agua y lo vi a él, el hombre de la máscara sentía temor quise salir pero no podía sentía una fuerza que no me lo permitía, ya estaba a punto de morir, cerré mis ojos resignada a la muerte de nuevo. Me desperté con aquella sensación de caída en mi habitación, decidí ir de nuevo al jardín. Al llegar no había tal cascada y el lugar estaba seco, me acosté a mirar el cielo cerré los ojos sentí sus caricias inmediatamente abrí mis ojos y me levanté en mi casa, la casa de mis padres: Entonces pensé todo fue un mal sueño, tomé un balde y fui al cultivo de trigo hacer mis deberes como lo tenía de costumbre, al dar la vuelta dejé caer el balde porque lo vi a él, mi compañero de cuarto y me preguntó de nuevo mi nombre, no le respondí, solo mire a un costado, en aquel hermoso paisaje, el cielo era una mezcla de tonos naranjas pues era el amanecer, estábamos en medio del trigal parecía un sueño, él me tomó la cintura con una mano y con la otro me tomó la quijada girando mi rostro frente al de él, se acercó lentamente a mi mirándome a los ojos, sentí tantos nervios pero no lo detuve quería sentir sus labios con tanto deseo. Al llegar me beso suavemente, cuando termino de besarme lo mire a los ojos y allí a aquel hombre de la máscara blanca en ese memento sentí un flechazo en mi corazón y caía lentamente y él no hacía absolutamente nada, era como si no estuviese allí. Cuando me desperté yo estaba en mi habitación sola, me dirija al balcón y de repente sentí como un viento, que provenía de mi habitación, me empujo tan fuerte que me resbalé y quede agarrada con una sola mano, y pensé que tal que no se aun sueño y muera, así que seré mis ojos y dije, solo me queda soñar, me solté y de repente sentí que alguien sujetó mi mamo y cuando abrí mis ojos era el compañero de mi habitación, él me había salvado. Fui a la cama y él se sentó justo al lado. Luego empezó a secarme lentamente, tenía miedo de volverlo a besar, pero solo cerré mis ojos y dejé que él besara, besándome la quijada hasta el pecho, luego me acostó completamente en la cama e hicimos el amor.

Él se quedó dormido después de ese maravilloso momento; rápidamente y sin pensarlo agarré un cuchillo que él tenía guardado en sus cosas y fui corriendo al campanario del orfanato. Al llegar pensé en todo lo que había sucedido desde la muerte de mis padres, así que tome el cuchillo, me corté la quijada hasta llegar al pecho y me apuñe el corazón.

Mientras agonizaba pensé, morí de la manera que nunca pensé que iba morir acariciarme la quijada hasta llegar al corazón.