El acompañamiento es una actitud característica en los diferentes tipos de pedagogías utilizadas en la Asunción. Desde el principio, María Eugenia y las primeras hermanas consideran su presencia atenta a las alumnas y el acompañamiento - personal o en grupo- como uno de los aspectos más importantes para apoyar a las jóvenes en su crecimiento personal y vocacional:
“Si las Bordelesas son como mariposas, dejémoslas volar sin cortarles las alas, sin querer reducir sus miles de matices diferentes a un color uniforme; ocupémonos sólo de dirigir su vuelo“[1].
El acompañamiento implica una escucha respetuosa y desinteresada, aportando luces y criterios de discernimiento, pero dejando a la persona su autonomía y libertad de decisión. El Papa Francisco nos recuerda que acompañar así requiere “liberarse de las propias tendencias autorreferenciales que a veces colorean las relaciones educativas. … en este ‘arte del acompañamiento’, aprendiendo siempre a quitarse las sandalias ante la tierra sagrada del otro (cf. Ex 134 3,5). Tenemos que darle a nuestro caminar el ritmo sanador de la proximidad, con una mirada respetuosa y llena de compasión pero que al mismo tiempo sane, libere y aliente la maduración de la vida cristiana
[1] “La educación del carácter” (Memoria de Sr Marie Antoinette, 1946) p. 135
Proceso interpersonal por el cual se ayuda a la persona a descubrir y a desarrollar sus diversas capacidades, a resolver sus problemas personales y del entorno, a ir articulando su vocación y a contribuir en la transformación de la sociedad.
· Acompañamiento tutorial, tanto a nivel personal como grupal es el que realizan los tutores sea con alumnos o familias.
· Acompañar es “orientar el vuelo” no “dirigirlo” ni “cortar” las alas. Es necesario escuchar más que hablar o dar consejos.
· Acompañar no es hacer terapia, aunque sean necesarias nociones de psicología, la terapia personal o de grupo la derivamos a los expertos, si consideramos que alguna persona la necesita.
· Si se requiere, viene ayudado por:
o el departamento de orientación, para tratar temas específicos o resolver problemas determinados, que por cualquier razón no los puedes afrontar el tutor. Porque se necesita una orientación académico-profesional más individualizada, porque necesita resolver preguntas con alguien que no vea con tanta asiduidad (relacionadas con problemáticas familiares, dudas referentes a temas afectivo-sexuales…).
o El departamento de pastoral, para acompañar procesos de descubrimiento o profundización en la fe, a nivel personal o comunitario.
Aunque la formación ayuda a adquirir destrezas para el acompañamiento, solo la experiencia forja al acompañante, y sobre todo tener la experiencia de ser acompañados.
Es el que desarrolla un tutor con el grupo que se le asigna y cada uno de los alumnos que lo componen.
Es el que está llamado a ser desarrollado por parte del tutor designado, con el grupo de alumno que se le ha encomendado.
El acompañamiento grupal lo realiza aquel tutor que:
· Es conocedor de su grupo clase (sus Fortalezas y Debilidades internas, y las Amenazas y Oportunidades externas) por ello, es capaz de adaptar las actividades de tutoría recibidas del banco de recursos, o crear nuevas, y reajustar la programación elaborada a inicio de curso (anexo III), para que el grupo y cada uno de los alumnos que lo compone, sea consciente-aproveche-potencie las fortalezas y oportunidades para superar o aceptar las debilidades y amenazas.
· Es capaz de reconocer las dimensiones que deben ser más trabajadas, y enriquecer actividades recibidas para que englobe también esa actividad, o crear nuevas actividades.
· Involucrara los compañeros que imparten otras asignaturas para que incorporen en sus clases el trabajo sobre dimensiones acordes con sus materias.
· Enriquece el aprendizaje de sus alumnos con salidas (actividades extraescolares) que intensifiquen el trabajo de las dimensiones personales con un aprendizaje significativo-experiencial, releído a nivel personal y grupal.
Cuando solo se “ejecutan” las actividades que vienen dadas en el banco de recursos, y se sigue la programación que se ha elaborado a inicios de curso (Anexo III), no se está realizando un acompañamiento grupal tutorial.
Se requiere para ello a nivel personal:
· Conocimiento del plan de acción tutorial y su aplicación en el curso correspondiente.
· Haber trabajado de forma personal las diferentes dimensiones.
· Capacidad para analizar la realidad de su grupo, instrumentos tan sencillos como el DAFO.
· Creatividad y destrezas didácticas para la transformación de actividades o la creación de otras.
· Capacidad de trabajo en equipo.
Se requiere para ello a nivel organización:
· Tiempo semanal para la preparación de las actividades.
· Asesoramiento del departamento de orientación y el de pastoral.
Personalización del proceso
Para que no se pierdan estos y otros aprendizajes grupales, y las mismas intuiciones que tiene el alumno en a lo largo de su día, se le pueden proponer dos instrumentos:
· El “cuaderno de bitácora” (también llamado: diario personal, cuaderno de tutoría, porfolio personal…), donde el alumno hace la relectura de todo lo que las actividades le van trabajando: luces y sombras; alegrías y tristezas; intuiciones y proyectos; sueños y desilusiones ... Puede ser sencillamente responder a estas preguntas:
o ¿Qué he aprendido sobre mí, sobre los otros, sobre el mundo que me rodea?
o ¿Cómo me he sentido y por qué?
o ¿Qué ha suscitado en mí (qué sentimientos, proyectos, sueños, intuiciones…)?
· El acompañamiento personal, del que hablaremos en el siguiente punto.
Cada alumno tiene necesidades específicas, y su propio proceso de crecimiento en las diferentes dimensiones. Por lo cual, necesitará un acompañamiento a nivel personal que podrá realizar el tutor, el orientador u otro profesor. Para que este acompañamiento sea eficaz, es necesario que el alumno
Contenidos
· Discernimiento personal, discernimiento académico-profesional (personalizar las jornadas profesionales).
· Formación afectivo-sexual: resolución de dudas personales, acompañar experiencias…
· Ayudar al reconocimiento y control de las propias emociones, a la acogida de las emociones de las personas con las que se relaciona (empatía), expresión de sus preocupaciones y alegrías…
· Relectura de las experiencias espirituales, para quien lo necesite o solicite, diseñar itinerarios personales de descubrimiento y/o desarrollo de la fe.
Estructura
Establecer en la organización del centro la forma, los momentos-tiempos para realizar este acompañamiento, personas responsables (horas que destinarán a ellos)… de este acompañamiento.
· Es muy importante preparar la reunión: contenidos que se quieren tratar, reuniones anteriores si los hubo…
· Acogida
· Escucha de lo que quiera compartir del cuaderno de bitácora: experiencias, dudas, preguntas, descubrimientos…
· Buscar juntos cómo continuar el camino: pasos a dar. Si se han tomado acuerdos anteriores, volver a ellos, para seguir dando pasos.
·
En caso de conflicto:
· Tratar conflicto si lo hay, desde la toma de consciencia: Nombrar hechos (ej. He sido acoso, o he acosado... ), emociones...
· Toma de decisiones – Acuerdos
Es importante recoger la experiencia como se dice en el diario de acompañamiento.
Periodicidad
Aunque diariamente nuestros alumnos se deben sentir acompañados, por lo menos, debemos destinar un tiempo más concreto en el año con todos, y con quien lo solicite.
En concreto, sería necesario:
· Con los alumnos mayores, suele ser necesaria antes o después de las entrevistas con las familias.
· Tras las tutorías de orientación, charlas, visitas a universidades...
· Por la vivencia de algún acontecimiento significativo o traumático
Recursos
· Identificar en el claustro personas con actitud y aptitud para el acompañamiento, en sus diferentes facetas: académico-profesional, personal, espiritual… No es necesario que coincida en una misma persona, y sería aconsejable que sea un equipo. Formarles para el desempeño de esta tarea.
· Acompañamiento del educador - No podemos acompañar sin ser acompañados
· Materiales y formación continua sobre el acompañamiento
· Cuidar el espacio en el que se desarrolla este acompañamiento, que ayuden y también transmitan esa comunicación cercana y familiar
Es el que desarrolla un tutor con los tutores legales de sus alumnos, tanto a nivel grupal, como con cada una de ellas en entrevistas.
la alianza educativa entre la escuela y la familia. Yo estoy convencido de que el pacto educativo se ha roto; se ha roto el pacto educativo entre escuela, familia y Estado; está roto, debemos recuperarlo. Todos sabemos que esta alianza está desde hace tiempo en crisis, y en ciertos casos, del todo rota. Una vez hubo mucho reforzamiento recíproco entre los estímulos dados por los maestros y aquellos de los padres. Hoy la situación ha cambiado, pero no podemos ser nostálgicos del pasado. Es necesario tomar nota de los cambios que han afectado tanto a la familia como a la escuela y renovar el compromiso por una colaboración constructiva —o sea, reconstruir la alianza y el pacto educativo— por el bien de los niños y de los chicos. Y desde el momento en el que esta sinergia ya no sucede de modo «natural», es necesario favorecerla de modo proyectivo, también con la aportación de expertos en el campo pedagógico. Pero antes incluso es necesario favorecer una nueva «complicidad» —soy consciente del uso de esta palabra—, una nueva complicidad entre profesores y padres. Antes que nada, renunciando a verse como frentes contrapuestos, culpabilizándose unos a otros, sino al contrario, poniéndose en el lugar los unos de los otros, comprendiendo las objetivas dificultades que los unos y los otros hoy encuentran en la educación y así creando una mayor solidaridad: complicidad solidaria.[1]
La innovación educativa a demostrado la eficacia de la metodología activa y del aprendizaje significativo. Esto debe aplicarse también a las reuniones con los padres. Las informaciones se pueden dar por medio de otros canales de comunicación, y a los padres se les tiene juntos muy pocas veces al año ¿Cómo aprovechar ese tiempo?
Contenidos
· En la primera reunión, presentación del Plan de Acción Tutorial y Pastoral, centrándose en las dimensiones personales que se van a trabajar en la etapa. De forma dinámica, que las comprendan para que puedan colaborar.
· En reuniones sucesivas:
o Aportar formación y herramientas para el desarrollo de cada dimensión. Sería interesante ofrecer un calendario de encuentros para ello con la metodología activas ofrecidas en el punto siguiente.
o Resolución de problemas, cómo ayudarlos a afrontar: Duelo, trastornos con la alimentación, violencia, peligros-ventajas de internet
o Colaborar en la orientación académico-profesional vocacional
Estructura
· Es importante preparar toda reunión: contenidos, posibles acuerdos de reuniones precedentes….
· En la reunión de inicio de curso, como de sólito (bienvenida, oración, contenido y despedida); pero con metodologías participativas-activas. Haciéndoles pensar, experimentar, participar… las informaciones se pueden dar por escrito. En esta reunión sería interesante:
o que alguien se ofreciera como “padre-madre delegado/a” para animar junto al tutor el resto de reuniones.
o Con alguna aplicación informática, decidir fechas y contenidos de reuniones en el curso, por lo menos tres, presentes en el plan que se les ha presentado.
· Responsabilidad compartida:
o La reunión es coordinada por el “padre-madre delegado/a” y el tutor (por lo que la deberán preparar conjuntamente.
o Bienvenida y acogida a la reunión.
o Pequeño texto, video, canción… que motive el tema y su profundización…
o Discusión, cocreación… con dinámicas activas…
o Posibles acciones que se pueden emprender
o Despedida
· Es importante evaluar la reunión, si se ha desarrollado con el “padre-madre delegado/a” también.
Periodicidad
· Sería interesante tener una por trimestre.
Los padres son los primeros responsables de la educación de sus hijos, la escuela colabora[2]. Sin duda no es del todo real en la práctica, pero debemos conseguir cooperar para el bien de los hijos.
Contenidos
· Crecimiento del alumno en todas sus dimensiones. Señalar las más desarrolladas, y las que se debe trabajar más. Confrontar que sucede lo mismo a nivel escuela y familia.
· Rendimiento académico.
· Situaciones especiales: logros, problemas, dificultades…
Estructura
· Es importante que el tutor prepare la reunión en el “diario de acompañamiento”: preparar los contenidos que se quieren transmitir, recordar acuerdos…
· Bienvenida
· Presentación (si es la primera vez)
· Escucha de lo que el padre quiere decir.
· Presentación de los datos que tiene el tutor por su observación y los datos aportados por los profesores que le dan clases. Revisión de acuerdos, si los hubo en reuniones precedentes.
· Acuerdos futuros.
· Despedida.
· Es importante que el tutor rellene el “diario de acompañamiento” para no olvidar el contenido y los acuerdos.
Periodicidad
· Por lo menos una por trimestre.
· Cuando se requieren más también.
[1] Papa Francisco, Discurso a la Asociación Italiana de Maestros Católicos, Sala Clementina, Viernes, 5 de enero de 2018.
[2] Papa Francisco, Amoris Laetitia, 84.
Los recursos ordinarios de la conversación se condensan en cuatro grandes grupos, que son a modo de «tareas», cada una de las cuales incluye distintos recursos de conversación:
· atender (acoger, acordar el plan a seguir, observar, escuchar con empatía);
· entender (mediante la respuesta reflejo, la reformulación, las preguntas aclaratorias o exploratorias);
· explicar (sugiriendo hipótesis, instruyendo, explicándole su forma de ser, quizá confrontando o interpretando algunas veces su visión, confirmando sus aciertos);
· y aplicar (sugiriendo conductas y motivaciones, proponiendo valores, aconsejando algunas pocas veces, invitando a tomar decisiones, proporcionando instrumentos para la vida espiritual).
Ordinariamente, se pueden entender también como cuatro grandes fases, aunque no sean puramente lineales: pues sin atender largamente con escucha empática será difícil entender; y solamente cuando hemos entendido bien acertaremos a explicar algo con cierto sentido de modo acomodado a cada sujeto; y solo cuando la persona acepte la explicación (o llegue por sí mismo a entenderse a sí mismo) estará capacitada para aplicar alguna cosa a su vida cristiana, para mejorarla en algún aspecto. Y también hay que saber terminar el acompañamiento, aunque no hay posibilidad de fijar norma sobre ello, ya que pueden concurrir muy distintas circunstancias. Pero cada acompañante debería saber que acompaña a alguna persona durante un tiempo determinado, no para siempre.
La escucha, por tanto, se ha de analizar percibiendo lo manifestado por el acompañado a través de esas vías de información. El acompañado manifiesta los contenidos que quiere hacer materia de conversación, normalmente de tres maneras:
I. Por la información que aporte sobre su vida cotidiana. Se trataría de:
§ Hechos de la vida cotidiana referidos a la propia persona: ideas, trabajo, convivencia, familia, relación con Dios, etc.
§ Conflictos, preocupaciones y alegrías que se derivan de esos hechos y acontecimientos.
§ Experiencias vividas que han resultado importantes, y que se desean compartir y profundizar.
§ Relaciones (con uno mismo, con otros, con Dios) que crean conflicto, que dificultan la vida misma.
§ Situaciones pasadas que molestan y que afloran en un momento dado.
§ Dudas, crisis, decepciones,… en una palabra, todo lo que configura la vida total de la persona.
II. Por las expectativas sobre lo que se desea que pase con aquello que se muestra como material de conversación.
§ Son contenidos de otro nivel, aquello que se espera de la entrevista cuando se habla de algo concreto. Dependen de la motivación, de la actitud y del momento del proceso (más difusos al principio, más concretos al final) y deben de ser clarificados por el acompañante.
§ Expectativas frecuentes podrían ser:
· Clarificar una situación o arrojar luz sobre un conflicto.
· Recibir ayuda o confrontación para una decisión o un discernimiento.
· Elaborar, examinar o evaluar el propio Proyecto Personal de Vida.
· Aclarar visiones que se tienen, y que han quedado cuestionadas por alguna circunstancia.
III. Por el modo de “actuar” (comunicarse o relacionarse) que tiene el acompañado en la entrevista.
· Actuación evitativa: evita ciertos temas de una manera deliberada.
· Actuación defensiva: reacciona con agresividad ante determinadas situaciones.
· Actuación difusa: cuando el acompañado se mantiene en un plano de manifestación abstracta, sin descender a algo concreto.
Sea el acompañamiento individual o grupal, es importante que el educador reflexione por escrito después de cada sesión o entrevista sobre lo sucedido. Las notas tomadas tras un encuentro se pueden leer antes de la siguiente entrevista o actividad, como parte de su preparación. Los puntos principales que cada acompañante puede reflexionar son los siguientes.
· Circunstancias externas. Protagonistas, lugar, fecha, duración, observaciones relevantes. Si preparé la entrevista o la actividad.
· Temas tratados.
· «Proceso». ¿En qué punto está el alumno o la clase, dependiendo qué evalúo, respecto a los objetivos que pretendo alcanza?
· Recursos utilizados y evaluación de estos. En el caso de las actividades grupales sería bueno realizarlo en la misma planificación (Anexo III).
· Cómo me he sentido a lo largo de la entrevista. ¿Por qué?
Decisiones o compromisos tomados. Que se tendrán presentes en los siguientes encuentros o actividades.
[1] Luis María García Domínguez, sj, “Acompañar para discernir: Claves para un acompañamiento espiritual sencillo y serio”, La Revista Católica (2018), 302-303.
[2] Tomado de: https://serapoyo.files.wordpress.com/2014/05/acompac3b1amiento-personal.pdf (Adaptado de L. Arrieta)
[3] Cf. Luis María García Domínguez, sj, “Acompañar para discernir: Claves para un acompañamiento espiritual sencillo y serio”, La Revista Católica (2018), 307.