Este homenaje editorial es el segundo proyecto de Uluak Project, una colección de Paserios Ediciones dedicada a rearticular obras literarias por su capacidad de vincularse con lectores, disciplinas y dimensiones temporales a través de su hechura artística. En esta ocasión, leemos Itinerario contemplativo sin el afán de conmemorar sino con el deseo de obsequiar, de devolverle al libro su fuerza viva en el presente.
Así, cinco autores viajaron con Monterde no sólo en tren, sino por los intersticios de la escritura, la contemplación y la memoria. Edgar Guillaumin Rojo nos ofrece una lectura corporal del viaje: caminar como forma de lectura, la contemplación como vínculo que aún respira. En su texto, el cuerpo se hace camino y Monterde, figura en sombra, cruza con paso callado los márgenes del presente. En un juego de escritura y desdoblamiento, Armando Gutiérrez Victoria escribe cartas a Francisco Monterde desde su tránsito por la ciudad moderna. Desdibuja el tiempo que los sepera y se sitúa como amigo, como ironista, como un flâneur mexicano que escribe al margen de la tradición a un Monterde que viaja, que está en movimiento. César García Gómez atiende a la poética de lo breve, del juego, de la modernidad en miniatura: el tren como metáfora, el fragmento como modo de mirar. Mario Carlos Martínez Espinosa nos entrega la flor del haiku y la universalidad del viaje literario, con una mirada honesta, atenta a la sencillez como forma de profundidad. Finalmente, Christine Hüttinger nos permite ver el reverso histórico del paisaje: la velocidad, la homogeneización del tiempo y el espacio, la modernidad técnica que corre paralela a la escritura contemplativa.
Estas cinco miradas no dialogan con Monterde desde la nostalgia, sino desde la posibilidad de seguir escribiendo con él, son lecturas en movimiento, divergentes, activas. Esta multiplicidad se amplifica a través del carácter multidisciplinario del homenaje: música, efectos visuales y estímulos sensoriales expanden la experiencia lectora en una forma contemporánea de itinerario artístico.
La experiencia gráfica y visual fue diseñada por Israel Prettel, cuya sensibilidad supo traducir el tono contenido del libro original y los desplazamientos poéticos que los textos actuales proponen. Este homenaje no busca clausurar, fijar ni interpretar exhaustivamente Itinerario contemplativo. Se trata, más bien, de un gesto de tránsito, un modo de escucharlo desde el presente. Quizá el mayor acto de lealtad hacia un texto como este sea dejar que siga caminando.