Los representantes de esta corriente han fijado su posición en relación al momento histórico actual. Para ellos es imprescindible la elaboración de un humanismo que contribuya a lo mejor de la vida, que haga frente a la discriminación, al fanatismo, a la explotación y a la violencia. En un mundo que se globaliza velozmente y que muestra los síntomas del choque entre culturas, etnias y regiones, proponen un Humanismo Universalista, plural y convergente; en un mundo en el que se desestructuran los países, las instituciones y las relaciones humanas, impulsan un humanismo capaz de producir la recomposición de las fuerzas sociales; en un en un mundo en el que se perdió el sentido y la dirección en la vida, destacan la necesidad de un humanismo apto para crear una nueva atmósfera de reflexión es la que no se opongan ya de modo irreductible lo personal a lo social ni lo social a lo personal. Estos expositores, intérpretes y militantes, alientan un humanismo creativo, no un humanismo repetitivo; un humanismo que teniendo en cuenta las paradojas de la época aspire a resolverlas.
El Nuevo Humanismo tiende a la modificación del esquema de poder con el objetivo de transformar la estructura social actual que se dirige hacia un sistema cerrado en el que van predominando las actitudes prácticas y los valores teóricos del antihumanismo. (Silo, Diccionario del Nuevo Humanismo, Magenta ediciones)
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