LOS OTEROS - LA VEGA

Asociación cultural 

Versos de Lorenzo Gorostiaga

I

Con el tiempo todo llega.

Merced al padre Agustino,

vamos haciendo camino

hermanados en la brega.

"Los Oteros y La Vega",

desposados -¡qué ilusión!-

en la nueva Asociación.

¡Se pretende rescatar

y -¿por qué no? valorar

nuestra historia y tradición!

II

Es común ese legado:

Usos, normas, rituales

y costumbres ancestrales

conforman nuestro pasado...

Ese ayer semi-olvidado,

que debemos preservar

y, si cabe, potenciar

con charlas, exposiciones,

ferias, libros, reuniones

y enclaves que visitar.

        Lorenzo Gorostiaga

        En una vida productiva siempre existen inquietudes para intentar superar lo que este o el otro individuo ha conseguido consolidar. Eso mismo es lo que nos ha animado a conseguir nuevas metas.

San Agustín nos dejó esta perla: Por muy lejos que hayas llegado, el ideal siempre está más allá. Por eso, y por muchos otros motivos se nos ocurrió un día fundar una Asociación Cultural. Fue bautizada como Los Oteros-La Vega. Son dos comarcas al sur de León, cuyo nexo profundo es un río: el Esla. Esta bendición –transformada en agua abundante- nos sirve para dar vida a nuestros campos.

Es cierto que Los Oteros no son los más beneficiados, sin embargo también nos cruzan sus canales y son muchos los campos de cultivo que están también regados por esas aguas fluviales. Pueden indagar qué es lo que sucede en Jabares, Gigosos, Cubillas… los denominados Los Barrios. Y, más adelante, todo el sur de Valencia de don Juan –a la que podemos denominar capital de Los Oteros- todo es verdor y vida. Si pasamos a la margen derecha del mencionado río, nos encontraremos que, desde Ardón hacia abajo ya todo es verdor y frescura ambiental, hasta la raya de la provincia vecina del sur.

Tanto unos pueblos como otros gozan de una inmensa riqueza cultural y ancestral. Es decir, todos tienen historia que confirma sus monumentos. A veces no están bien cuidados, frecuentemente, por la incuria de sus habitantes. Estos señores –diciéndolo un poco bajo- están orgullosos de sus monumentales templos, por ejemplo y… son capaces de quemar los bancos tallados de su iglesia, solo porque están viejos y un tanto apolillados. O es porque, muchas veces, no son capaces de calcular lo invalorables que son los mismos. La razón positiva es que no están perfectos -o parecen arcaicos-, sino que ya les han caído varios siglos encima y varias generaciones se han sentado en ellos.

Nuestra Asociación pretende salir al rescate de todos estos monumentales símbolos de nuestra historia. Y, además, son insustituibles edificios arquitectónicos. Tengamos presente que en esta nuestra época de la historia ya no se construye, ni con tanto esfuerzo y tesón, ni con tanta paciencia y dedicación. ¡Cuántos sudores de nuestros antepasados! ¡Cuántos desvelos de simples cristianos y sacerdotes, que eran los conductores de aquellas feligresías! ¿Es que esos líderes se acabaron? ¿Es que ya vivimos más preocupados de lo material que de lo espiritual y artístico? ¿Es que somos incapaces de conjugar lo humano con lo divino? Quizá nos falte un poco más para profundizar en nuestras vidas personales y zambullirnos en lo trascendente y en lo que importa dejar en herencia a quienes han de venir después de los que ahora llevamos las riendas de nuestras pequeñas poblaciones, –que casi podríamos ya llamarlas aldeas-.

La historia se escribe con el quehacer de cada día. Y, después de días, años y siglos, vamos dejando testimonio de nuestro paso por este mundo material y perecedero: hoy existimos y mañana se acordarán de nosotros si hemos dejado un ejemplo de bien hacer, no si hemos sido ricos o pobres. Y ahora convendría recordar el dicho popular: los padres hacen el capital, los hijos lo mantienen y los nietos lo dilapidan.

Por ello, en esta Asociación Cultural, queremos ayudar a aquellos que tengan interés en dar lustre a sus queridos pueblos, que nuestra meta es apuntalarlos en todo aquello que nos sea posible. Al menos queremos animar a estos 72 pueblos -que formamos esta rica Comarca Leonesa- a salir de nuestros silencios, a empujar todos en el mismo sentido. Convendría también recordar: si todo el equipo va en la misma dirección, el éxito está asegurado. Si alguno del equipo esquiva el trabajo o rehúye el peso, el fracaso es seguro.

Fdo.: P. Cesáreo Fernández de las Cuevas  O. S. A.

Presidente

 

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