La expresión oral como proyección de los saberes.
Docente: Marisol Verdugo
Docente: Marisol Verdugo
Recordamos de la infancia los libros plegables que parecían recobrar vida al abrir sus páginas. Enciclopedias, cuentos y muchos géneros más se quedaron en nuestra memoria al entrarnos en sus mundos mágicos.
Docente: Marisol Verdugo
Alvaro Javier Cortés
Laura Sofía Mejía
Victor Bolaños Tejada
Docente: Marisol Verdugo
Producción Literaria.
Docente: Aura Torres
Leer una poesía y plasmar su idea principal nos identificar con el autor y se quedan en nuestra mente las sensaciones y emociones vividas en el momento de sumergirnos entre las letras.
El caligrama es un poema visual, frase, o un conjunto de palabras cuyo propósito es formar una figura acerca de lo que trata el poema o la canción, en el que la tipografía, caligrafía o el texto manuscrito se arregla o configura de tal manera que crea una especie de imagen visual.
Caperucita en otra historia.
Asdrid Pistala 10º
Aventura en las faldas de un volcán
Autora: Verónica Ruiz Bastidas
Érase una vez una pequeña guagüita que vivía con su abuelita en las faldas de un volcán, el Taita Urcunina le llamaban, al ser el guardián de aquella ciudad. La abuelita Rosa era amante de la cocina, hacia cientos de recetas que guardaba en su baúl: frito pastuso, cuyes, sopa de envueltosi1 dulces, mazamorra, poliada2, envueltos de choclo y un sin fin de cosas más; su pequeña nieta Marina le ayudaba a cocinar y cocinar y en ocasiones a sus vecinos también les encantaba ayudar.
Cierto día la guagüita salió a caminar por las faldas del bello volcán, su sendero olía a son sureño, sanjuanito y un par de ritmos más. De repente en ese momento escucho a un vecinito llorar y le dijo - veni veni, camina, juguemos y ya deja de chillar-. Y él en ese momento se unió a su caminar; - Me llamo Juanito- le dijo y enseguida empezó a sollozar - Yo tenía un cuy amigo, jugábamos sin descansar, pero un día llegó una mayorcita y a la tulpa lo quería mandar y el pobrecito huyó sin mirar atrás, ahora quiero buscarlo, pero no sé por dónde empezar- Marina entre risas le contesta -calla calla, si los cuyes son de comer, guagua mocoso, ellos no son mascotas-
-Es que ese cuisito es mi único amigo, tengo que encontrarlo ¿Me vas a ayudar o no? - Refunfuñó él entre lágrimas
- Así todavía ... bueno, pero con una condición que me ayudes a cocinar hoy – Respondió Marina -- -Bueno, pero verís – Dijo Juanito con una leve sonrisa
Lejos del sendero de aquel volcán llegaron a la casa de la guagüita, un hogar cálido lleno de hornos de barro, callanas, cucharas de palo, cedazos, cazuelas, peroles, hojas de achira, arneros ... Y muchos trastes más .... Y una huerta a reventar, ahí descansaban ollucos cardenillos3, maíz, habas, cebolla, papa chaucha, coles, nabos, moras, chaquilulos4, mortiños, uvillas, ocas y muchos productos más; en la huerta había también un gallinero, una cuyera y una vaquita que mucha leche da.
Una vez dentro de casa Marina le dice a su amigo - es hora de cocinar, hagamos la receta tradicional de mi abuelita ¡La sopa de envueltos!
-Hmmmmm ¿y como se hace? – Dijo Juanito
-Verís, ya te voy a enseñar. Primero tomamos un trozo de carne y al perol lo vamos a echar; Mientras se cocina; el molino vamos a usar, colocamos el maní en la taza y vueltas empezamos a dar ¿quieres intentar? – pregunto Marina
- ¡si! – Respondió Juanito con entusiasmo.
1 Sopa de envueltos: Receta tradicional de Nariño, realizada especialmente en la ciudad de Pasto. Se hace con envueltos de añejo (masas de maíz fermentado y cocinado) , maní, papas, carne y su respectivo caldo.
2 Poliada: Sopa de harina de trigo o choclo
3 Ollucos Cardenillos: Tubérculos de color verde cultivados en Nariño
4 Chaquilulos: Frutos silvestres de clima frío
Marina le enseña cómo se debe usar el molino, pero su nuevo amiguito se demora mucho en acabar. Entonces ella impaciente soltó - ¡¿Qué jue? ¿Ya vas a acabar?!
- No, que duro que ha sido esto- Respondió Juanito
- Uuu que chuchingo que has sido, te voy a ayudar porque esta receta acaba de empezar- Dijo marina
Él sonrió con timidez y señaló el molino, Y marina aún más impaciente le dice – Dame desollando unas papitas y luego las pones en el caldo que ya casi va a estar-.
Al pasar unos minutos Marina agregó al perol el maní molido y muy emocionada canturreó – ahora si… el ingrediente especial ¡los envueltos! -. Y se acerco dando brincos hacia la alacena y de repente ¡saz! Se sintió un gran estruendo que sin duda la espantó y al darse la vuelta ¡vaya sorpresa! encontró el perol de la tulpa cayó y su amigo corría dando saltos y gritando sin parar - ¡Aquí está, Aquí está! -.
Marina, furiosa empezó a gritar:
- ¡¡¡Que estás haciendo!!! Ve lo que acabas de causar- y corrió hacia la tulpa sin dejar de chillar.
Mientras Juanito alborotado corría causando desastres pues resulta que su cuy amigo desde algún rincón desconocido acababa de llegar y se empeñaba con todas sus fuerzas en escapar. Juanito persiguiéndolo rompía trastes, regaba ingredientes y saltaba entre las silletas de todo el lugar, pero eso no es todo, realmente el problema se empezaba a avecinar pues resulta que este cuy hurguillas de la cuyera logró escapar, dejando una enorme salida por la que todos los cuyes empezaban a saltar, rodaban por todos lados, corrían sin cesar. La pobre guagüita chillaba sin su receta poder acabar y su pequeño nuevo amigo empeñado en el cuy atrapar botaba todo a su paso sin dejar de gritar. Y entonces aquel alboroto a los vecinos empezó a asustar y al no saber que pasaba la puerta fueron a tumbar ¡Y que desastre encontraron al mirar aquel lugar!
Lo primero que hicieron fue a Marina ayudar a levantar y después de corretear los cuyes a la cuyera los fueron a colocar. Juanito chillaba junto con Marina en un rincón al ver la casa de su abuelita destruida, la tulpa, el perol y la sopa que al suelo fueron a dar.
Pero en ese preciso instante La abuelita Rosa por la puerta empezó a asomar, corrió con su bordoncito, a los dos guagüitas abrazar y les dijo: No chillen mis guagüitas, la casa vamos a acomodar y de esta canastica muchas de mis recetas comerán- algunos de los vecinos también quisieron ayudar; acomodaron juntos la casita y trajeron a aquella mesa muchos platos para convidar: un perolito con mazamorra, envueltos de choclo, dulce de calabaza, un par de brevas, cuajada, agua de panela y hasta una trucha del Encano pudieron disfrutar.
Y ahora este cuento va a terminar, esta fue la aventura en las faldas de un volcán.
Fin.
Nota: Este relato se escribió con el fin de resaltar una pequeña parte de la riqueza de la tradición gastronómica de Nariño que en la actualidad se desconoce cada día más, así mismo rescatar las palabras y expresiones que nacieron en nuestro territorio y que eran usados por nuestros abuelos; ya que estos elementos son muy importantes en nuestra cultura nariñense.