En el corazón de una pequeña aldea rural, había una leyenda sobre un murciélago llamado Kael. Kael era un murciélago extraño y peligroso, con una apariencia que aterrorizaba a los habitantes del pueblo.
La leyenda decía que Kael era un comedor de ojos humanos. Se creía que cualquier persona que se durmiera con la ventana abierta o sin velar sus ojos, corría el riesgo de que Kael se los comiera.
La gente del pueblo vivía con miedo a Kael, temiendo que el murciélago les robara sus ojos en la noche. Los niños no se atrevían a dormir con las luces apagadas, y los adultos mantenían sus ventanas cerradas con llaves y candados.
Pero Kael no era un simple murciélago común. Era un criatura inteligente y astuta, que había desarrollado una extraña habilidad para detectar el miedo en las mentes de los humanos. Podía sentir la angustia y la ansiedad que emanaba de los seres humanos y se alimentaba de ella.
Un día, un joven llamado Eryndor llegó al pueblo. Eryndor era un aventurero intrépido y decidido, que se había oído hablar de la leyenda de Kael y estaba resuelto a encontrarlo. Pensaba que si podía atrapar al murciélago, podría vencer su miedo y proteger a su pueblo.
Eryndor pasó semanas explorando las cuevas y cavernas cercanas al pueblo, siguiendo pistas y rumores sobre el paradero de Kael. Finalmente, encontró una cueva abandonada cerca del río, donde descubrió una tumba llena de ojos humanos. En el centro de la tumba estaba Kael, con sus alas extendidas y su mirada fija en Eryndor.
Eryndor se enfrentó a Kael con valentía, sabiendo que estaba en peligro de muerte. Pero en lugar de atacarle, Kael habló con él. Dijo que no comía ojos humanos por gusto, sino porque necesitaba alimentarse del miedo y la ansiedad de los humanos para sobrevivir.
Eryndor se dio cuenta de que la leyenda de Kael era verdad, pero también descubrió que el murciélago no era malvado por naturaleza. Se ofreció a ayudar a Kael a encontrar otra forma de alimentarse, yTogether trabajaron para crear un ritual de ofrenda que satisfaciera las necesidades del murciélago.
Así, el pueblo aprendió a vivir en armonía con Kael. Los habitantes del pueblo comenzaron a dejar ofrendas en la cueva del río, y Kael se alimentaba pacíficamente de la energía positiva y la gratitud que emanaba de ellos.
Y Eryndor se convirtió en amigo íntimo de Kael, aprendiendo mucho sobre la naturaleza del miedo y la importancia de comprender a las criaturas salvajes. La leyenda de Kael continuó siendo una parte integral del folklore del pueblo, pero ya no era más un tema de terror sino un símbolo de amistad y cooperación entre especies.