Para saber más

Los plásticos son polímeros orgánicos sintéticos que se forman por la polimerización de monómeros extraídos del petróleo . La principal característica que hace este material atractivo para el ser humano es su durabilidad, a la vez es también su mayor problema ya que es extremadamente resistente a su degradación . Aunque muchos plásticos son reciclados - en 2011 se registró una tasa de reciclaje de plástico en España del 56% - la mayoría acaban en el medio natural donde pueden pasar siglos hasta que se rompan y se descompongan del todo.

Los microplásticos y fibras (en adelante se hablará genéricamente de ellos como microplásticos) se encuentran presentes en prácticamente todos los hábitats marinos a lo largo del planeta, y la densidad de estos elementos, junto con las características propias de las corrientes oceánicas, parecen tener un efecto importante en su distribución, ya que, debido a las diferentes densidades que presentan en función de su composición, éstas propician que se distribuyan ocupando distintas zonas de la columna de agua y los sedimentos bentónicos. El conocimiento sobre los posibles efectos de los microplásticos sobre la biota marina está todavía en desarrollo, y es mucha la información que está creciendo en los últimos años. La presencia de estos microplásticos puede afectar a los seres vivos de diversas formas, principalmente:

  • Ser ingeridos

  • Transferirse a lo largo de la cadena trófica

  • Interaccionar en la incorporación de otros contaminantes

  • Proporcionar un nuevo hábitat en el medio marino

Sin embargo, de acuerdo con diversos autores el impacto relativo de los microplásticos está muy relacionado con su tamaño: Los microplásticos entre 1 y 5mm serían más susceptibles de afectar a la alimentación y la digestión de ciertos organismos, mientras que aquellos del tamaño de micras pueden ser ingeridos de manera activa por pequeños invertebrados, pero también excretados. Un caso importante es el de los nanoplásticos, que en algunos casos pueden incluso permear en las membranas celulares de los organismos, alterando su estructura, actividad, y por tanto su función, como se ha mencionado anteriormente.


La ingestión de microplásticos por organismos de los eslabones inferiores de la cadena trófica (fitoplancton y zooplancton) puede ser una ruta de entrada para niveles superiores de la cadena trófica, a través del consumo de presas previamente contaminadas por estos elementos. Además, el hecho de que parte del zooplancton realice migraciones diarias a diferentes profundidades le convierte en un vector de transporte de microplásticos hacia mayores profundidades de las que habitualmente se encuentran estos elementos, estando disponibles para diversas cadenas alimenticias. Estudios realizados en los últimos años han demostrado la transferencia trófica de microplásticos entre peces y cigalas, y entre copépodos y macrozooplancton. Aunque aún son escasos los estudios de transferencia trófica hasta los eslabones superiores de aves acuáticas y mamíferos marinos, algunos trabajos, como por ejemplo el realizado por Ericksson y Burton en 2003, ya han demostrado esta transferencia. En este caso, encontraron microplásticos en lobos marinos, y los investigadores determinaron que la presencia se debía a la ingesta de Electrona subaspera (una especie de pez linterna), que a su vez había obtenido los microplásticos ingiriendo copépodos, que se encuentran dentro del mismo rango de talla que los microplásticos finales encontrados en los lobos marinos.