MI HISTORIA


LOS MILAGROS QUE HAN SUCEDIDO EN MI VIDA

 

 

 

Esta es la historia de una niña que nació sana y salva ¿por qué digo sana y salva? esta niña tiene como nombre Antuannis Manzano. Todo comenzó cuando estaba en el vientre de mi madre, los doctores le dijeron que iba a ser varón y mis padres estaban muy felices ya que ellos estaban en busca de uno. Mi mamá me fue comprando la ropa, el coche y otras cosas necesarias para un bebé. Al llegar a los 8 meses de embarazo, mi madre fue a hacerse unos exámenes para ver cómo seguía el bebé. Por el momento todo iba bien hasta el día de los resultados. el doctor Le comentó a mi mamá y hasta le hizo una propuesta que si ella me quería donar para un experimento ya que los exámenes salía que yo iba a nacer sin el cerebelo lo que quiere decir que el día de mi nacimiento tan solo iba a durar 15 minutos nada más. Mi mamá se negó a pesar de lo que los doctores le dijeron, que ya me tenía que sacar porque si no iba a morir en el vientre de ella. Mi mamá se negaba una y mil veces ella hacía que me tendría hasta los 9 meses tal y como se debe. Mi mamá se la pasó muy mal y triste ya que iba a ser su primer hijo varón. Pero, con semejante noticia al último mes del embarazo la pasó muy mal y lo único que hacía era orarle a Dios para que él pudiera hacer un milagro.

 

Mi madre pasaba días sin poder dormir no más al pensar que su hijo se le estaba muriendo en su vientre, así la pasó Durante un mes. Al cumplir los 9 meses le comenzaron a dar las contracciones y el día 16 de junio salieron de emergencia hacia el hospital. Mi mamá no me quería tomar en sus brazos al saber que su bebé tan solo iba a durar 15 minutos con vida.

Mi madre tuvo el parto normal, al sacarme su vientre ya no podía dejar de verme la cabeza y me la sobaban y daba gracias a Dios porque había nacido sana y salva, mi mamá se dio cuenta que no era un varón sino una niña, le parecía tan raro Ya que en todas sus ecografías salía un varón con sus genitales. Al fin a mi mamá no le importó, solo estaba feliz de que su bebé salió sano y salvo. Me hicieron un montón de exámenes para ver si estaba bien y todos los resultados salieron positivos, a los tres días de haber nacido me dieron de alta junto con mi mamá, me fui a la casa y allí conocí a mi a mi familia y a mis hermanas, viví mi vida muy feliz.

 

Fui creciendo muy rápido la gente me recuerda como una niña muy alegre muy servicial y muy humilde, así transcurrió mi vida hasta llegar a los 5 años, cuando me diagnosticaron hepatitis aguda (hepatitis aguda es el hepatitis más fuerte que hay en el mundo). Mi mamá se dio cuenta porque los ojos los tenía amarillos, ella me llevó directo al hospital y me atendieron en urgencias. Al principio le dijeron que solo era hepatitis A, lo más suave, me mandaron medicamentos y a tomar bastante sopa de auyama, y así pasó durante una semana. Pero, mi mamá vio que no iba mejorando sino que estarán empeorando la situación así que a la semana me volvió a llevar al hospital, Me volvieron a hacer más exámenes y me sacaron más sangre, ahora ya no tenía hepatitis A sino hepatitis B, la cual era aún más fuerte (la hepatitis B es más fuerte, esta desgasta el hígado y lo va colocando muy débil), cuando me diagnosticaron hepatitis B comencé a vomitar y vomitar, todo lo que comía lo vomitaba. Tenía la fiebre a 39 grados y no me bajaba a pesar de que me dieran lo que me dieran, ya no podía ni caminar, para todos lados que me llevaran siempre me llevaban cargada, ya todo lo que comía no lo sentía sabor ni olor.

 

 Fue un tiempo tan duro conmigo que nomás el recordar esos tiempos me duele y me pone muy triste. Luego, mi madre al ver que no tenía buenos resultados me volvió a llevar al hospital, esta vez sí me dejaron hospitalizada, me volvieron a hacer exámenes, me sacaron bastante sangre y me colocaron suero. Los doctores estaban muy preocupados al ver los resultados no creían lo que habían visto. Ellos llamaron a mi mamá para hablar ya que no querían que yo escuchara, pero la verdad era que yo no podía ni ver ya que la vista me dolía, traté de abrir los ojos y sin embargo no pude ni tampoco escuché nada ya que estaba perdiendo todos mis sentidos, Solo sé que mi mamá me dijo que: “todo iba a estar bien”. Era lo único que me decía, pero yo al verme con todos esos aparatos del hospital insertados en mí yo misma decía cómo voy a estar bien si mira en las condiciones que estoy.  Así pasé durante cuatro semanas, luego de cuatro semanas ya había mejorado un poco, no del todo pero cada día q pasaba observaban mejores resultados, así que los doctores me dieron de alta otra vez con mis medicamentos y comida de dieta que mandaron. Luego de una semana ya está un poco mejor, ya había agarrado un poco de color ya que parecía un vampiro de lo pálida que estaba y flaca que se me notaba todos los huesos, pero comencé a agarrar más contextura y eso me alegraba, Le comencé a agarrar sabor a la comida, ahora sí podía moverme un poco y comencé a hablar.

 

Todos estaban muy felices por los resultados que había obtenido Y eso era bueno por el momento, luego de que había mejorado me llevaron al hospital y me volvieron a hacer más exámenes para saber cómo seguía, los resultados salieron peor de lo que se esperaba, en ese momento los doctores se dieron por vencidos y me diagnosticaron hepatitis aguda, algo de lo que ellos no querían hacer desde el principio la hepatitis aguda. Mi madre estaba en contra del doctor, ella decía que me veía muy bien y me preguntaban que cómo me sentía, yo le dije me siento bien, ya no tengo dolor, ahora sí puedo caminar y no estoy vomitando lo que como. El doctor no podía entender lo que estaba pasando, él me veía bien pero los resultados de los exámenes estaban alterados El doctor no sabía qué hacer me miraba y miraba los exámenes, así que termino por volverme a hacer los exámenes, pero fue en vano porque salieron iguales de mal.

 

Pero bueno, esta historia tiene final feliz, como pueden ver sigo viva y coleando. A pesar de que mi vida ha estado en riesgo desde antes de incluso nacer, sigo aquí, como ya mencione, sana y salva. Agradezco a Dios por haberme dado más de una oportunidad, por no dejar que mi mama aceptara la propuesta de los doctores sobre donarme a la ciencia, porque osino, no sería la mujer que soy hoy. Agradezco a mi mama y a mi familia que nunca se rindió y siempre me dieron ánimos y me cuidaron para que pudiera salir adelantes. Hoy puedo decir que sus esfuerzos no fueron en vanos, en fin, Gracias.