Mi camino y formación: unir cuerpo, emoción y escucha
Desde hace más de una década me he formado como terapeuta manual parasanitaria, un término que designa a profesionales que están formados para intervenir desde técnicas naturales que respetan los procesos del cuerpo, sin sustituir tratamientos médicos. Trabajamos con el cuerpo sin ser personal sanitario, pero con una base sólida de conocimiento anatómico, fisiológico y terapéutico.
Soy miembro de ASESTENA (Asociación Española de Terapias Naturales), lo que respalda mi práctica y mi compromiso con una formación continua y un trabajo ético.
Mi titulación en osteopatía naturopática está avalada por FENACO (Organización Colegial Naturopática) y por la Fundación Europea de Medicinas Alternativas.
Mi recorrido incluye estudios en:
Osteopatía naturopática: una mirada integral del ser humano que busca liberar tensiones y mejorar el funcionamiento global del organismo.
Terapia cráneo-sacral: una técnica sutil que acompaña desde el sistema nervioso, permitiendo que el cuerpo exprese y libere desde su propia inteligencia.
Enfoque Gestalt: aporta una manera de estar presente con lo que ocurre, acoger las emociones en el aquí y ahora, y acompañar procesos más allá de lo físico. Es una rama de la psicología humanista integrada en el ámbito de la naturopatía en España.
Masaje profesional: formación técnica y experiencia práctica en distintos tipos de masaje (relajante, descontracturante, integrativo).
De la formación en vínculos abusivos, adicciones. @educaciónvincular
Toda esta formación me permite hoy escuchar no solo el cuerpo físico, sino también lo que está ocurriendo en el plano emocional y energético.
A lo largo del camino, comprendí algo importante: estudiar muchas técnicas me daba herramientas, pero también me enfrentaba a una sensación de abismo. Tantos protocolos, tantos métodos para abordar lo mismo… me generaban dudas, incluso incertidumbre en algunas sesiones.
Con el tiempo, entendí que necesitaba otra raíz: una más conectada con la naturaleza, con la intuición y la presencia real.
Cultivé entonces una manera de trabajar donde la escucha activa —a lo que la persona trae, dice, siente y también a lo que no dice— se volvió el centro.
Por eso, no tengo una "carta" de masajes ni una lista cerrada de técnicas.
Cada sesión es un encuentro en el presente, donde lo físico y lo emocional se entrelazan.
A veces hablamos antes de empezar, para explorar por dónde entrar. Otras veces, el cuerpo lo dice todo y el silencio guía.
He aprendido a confiar en ese espacio compartido, y a dejar que el trabajo emerja con respeto, delicadeza y profundidad.
Eso es Masajes Nómadas: un camino hacia el centro, contigo.