POLÍTICA

CAMBIO EN LOS PARTIDOS 

La desigualdad de género persiste en la política argentina

Uno de los pilares principales de la sociedad democrática es la igualdad de condiciones en el sector público. Sin embargo, al observar los procesos electorales durante el período 2003-2015, un estudio científico dio a conocer que la presencia de mujeres en las listas de candidatos electorales es baja, con un 19,28% mientras que el 80,72% fueron hombres.



Por Guadalupe Fabiana Rodríguez

A partir de los ‘90, se implementaron medidas orientadas a la igualdad de oportunidades en la política, expresadas en cuotas de género en las listas de candidatos. Argentina fue el primer país en el mundo que estableció como obligatoria la participación de las mujeres en las listas partidarias, una iniciativa que tuvo rápida difusión en otros países latinoamericanos.

Sin embargo, la normativa no actúa sobre ciertas costumbres y lógicas que se encuentran arraigadas en la práctica política de los partidos. Tal como señaló el el sociólogo Adrian Berardi Spairani, en su trabajo El lugar de la mujer en las listas electorales y los límites partidarios en Argentina durante el período kirchnerista (2003-2015), esta medida “no regula los mecanismos para la conformación de las listas, y, por lo tanto, permite reproducir espacios segmentados de competencia de acuerdo con el sexo de los postulantes”.

Boletas de precandidatos a presidente en las elecciones PASO 2023, donde se evidencia que en total hay más candidatos hombres (31) que mujeres (14). Mientras que en varias listas la fórmula se compone de dos hombres, ninguna es de dos mujeres. Créditos: Infobae.

La diferencia que existe entre el género y la desigualdad legal está ligada de raíz. Se puede entender a partir del trabajo de los investigadores sociales Marcelo Bernal y Milena Belanti, Género y política en la provincia de Córdoba: La eficacia de las cuotas de género desde su implementación en el año 2000. Para los autores, “la brecha que hay entre hombres y mujeres se concibió cuando los primeros tomaron el poder y se posicionaron como el modelo de lo humano. Desde entonces, la desemejanza sexual ha significado desigualdad legal en perjuicio de las mujeres”. 

En el caso de la política, es visible que los líderes partidarios promulgan rotaciones de candidatos legislativos. Así no pierden el control de las decisiones y, como consecuencia, se produce una disminución en la posibilidad de tener nuevas líderes políticas. 

Numerosos estudios, desarrollados en las últimas dos décadas sobre el sistema político argentino, dan por sentado que la confección de las listas es un atributo de los actores subnacionales y, en particular, de los gobernadores. Sin embargo, las evidencias permiten pensar que la negociación de nominaciones partidarias puede ser un proceso más disputado, ya que diferentes sujetos del sistema buscan y logran contar con distintos grados de poder e influencia para establecer candidatos. 

Precisamente, cabe esperar que la nominación de candidatos sea un campo de disputa, en un sistema político donde los recursos están desconcentrados en diferentes actores. Una primera distinción entre posibles poderes de nominación es la que refiere a gobernadores con líderes provinciales por un lado, y al presidente y  referentes nacionales por otro. 

En las elecciones presidenciales PASO 2019, la desigualdad se notaba aún más, ya que sólo en tres fórmulas presenciales había mujeres, y en sólo una de ellas la líder era mujer. Créditos: NoticiasFormosa.

Berardi Spairani explicó que los partidos, al momento de armar sus listas, parten de acuerdos entre las élites de cada sector. Esto establece qué candidatos tienen mayores posibilidades de ser electos, pero también quién va a ser la imagen principal y, por ende, liderará la fuerza política. 

El candidato que encabeza la boleta representa la fuerza electoral en su conjunto. Constituye su figura a partir del liderazgo político y es el mayor beneficiado del triunfo. Por estos motivos, la cabeza de lista suele estar destinada a dirigentes de marcada trayectoria, pueden ser gobernadores, intendentes o líderes provinciales; generalmente varones, como analizó Berardi  Spairani.  Esto excluye a las mujeres y limita su posibilidad de competir por los altos cargos del partido.

Ahora bien, los datos presentados en el trabajo de Berardi Spairani sobre el tema durante el periodo kirchnerista establecieron que la presencia de mujeres se encuentra dentro de las regulaciones de la ley. No obstante, cuando se observa la participación de las candidatas más allá de la normativa, queda claro que el género continúa siendo un factor clave para la trayectoria política

Incluso, en un periodo donde la presencia femenina fue creciente, las fuerzas políticas replicaron lógicas en las que el género es una variable de ajuste. Y, como resultado, la presencia de varones fue dominante de todos modos. Es posible sostener que en las elecciones no solo se compite por un cargo legislativo, sino también por el liderazgo del partido. 

Por ejemplo, al observar los procesos electorales en el período 2003-2015, se puede ver que la presencia de mujeres encabezando las listas de candidatos es baja. Como se muestra en la tabla, representaron solo el 19,28%, mientras que los hombres el 80,72 %.


Incluso, en un periodo donde la presencia femenina fue creciente, las fuerzas políticas replicaron lógicas en las que el género es una variable de ajuste. Y, como resultado, la presencia de varones fue dominante de todos modos. Es posible sostener que en las elecciones no solo se compite por un cargo legislativo, sino también por el liderazgo del partido. 

Por ejemplo, al observar los procesos electorales en el período 2003-2015, se puede ver que la presencia de mujeres encabezando las listas de candidatos es baja. Como se muestra en la tabla, representaron solo el 19,28%, mientras que los hombres el 80,72 %.

En la investigación de Nélida Archenti y Laura Albaine, “Las mujeres en los gobiernos locales. Argentina, 2007-2011”, se marcó que, entre las políticas públicas de género a nivel local, las orientadas a la participación femenina en la toma de decisiones fueron impulsadas con menor intensidad. Y es así cómo se generan dificultades para tener una competencia igualitaria.

Los sistemas mayoritarios con circunscripciones uninominales, o de magnitud pequeña, tienden a desalentar la elección de mujeres. Los partidos políticos prefieren nominar candidatos varones en las primeras posiciones de las listas, y el electorado tiende votar por ellos cuando se trata de un sistema de voto preferencial. 

Las investigadoras dirigieron el análisis hacia un universo de menores complicaciones, al tomar como objetivo las ciudades capitales de las provincias. Por lo tanto, se presentaron datos sobre los intendentes. 

Resaltaron que, entre las veintitrés capitales provinciales, solamente tres ciudades, en 2011, tuvieron a una mujer en el máximo cargo ejecutivo (Resistencia, Rawson y Paraná). Estos números confirman la desigualdad que persiste en el ámbito público. Dificultades que se convierten en obstáculos para quienes aspiran a trabajar en cargos de mayor nivel de decisión, pero no cumplen con el estereotipo de género vinculado a la política.  


Específicamente en Córdoba, a nivel municipal, el relevamiento demostró que solamente una ciudad fue gobernada por una mujer (5%), mientras que el 95% contó con un dirigente masculino a cargo de la máxima responsabilidad ejecutiva.

La poca presencia de mujeres en la política indica la existencia de barreras invisibles, pero poderosas. De este modo, no se presentan las mismas oportunidades dentro de la oferta electoral y se desemboca en limitantes que impiden la construcción de liderazgos femeninos.

Los datos ponen en evidencia que queda un importante trabajo por delante en el seno de los partidos políticos. Espacios en donde se promueven, se estancan o se frustran las carreras de mujeres en base a una multiplicidad de razones orientadas al género.