Historia de la Academia Guatemalteca de la Lengua

La iniciativa de fundar la Academia Guatemalteca de la Lengua ―AGL ― empezó a tomar forma en 1885, gracias a las gestiones del ministro de España en Guatemala, Melchor Ordóñez, y del ministro de Instrucción Pública de Guatemala, Manuel Aparicio. El Sr. Ordóñez solicitó a la Real Academia Española―RAE―, el 4 de junio de 1885, ―por medio del Gobierno de España― títulos correspondientes para literatos prominentes de Guatemala, quienes debían iniciar las tareas de organización de la Academia, contando con el apoyo del Gobierno de la República.

La RAE, en 1886, nombró miembros correspondientes a Fernando Cruz, Antonio Batres Jáuregui, Agustín Gómez Carrillo, Antonio Machado y Palomo y Juan Arzú Batres; en quienes recayeron las tareas iniciales. Como primer paso, se reunieron, el 28 de febrero de 1887, en la sala de la Secretaría del Ministerio de Relaciones Exteriores para seleccionar ―y posteriormente proponer a la RAE― los 13 miembros restantes para hacer un total de 18 individuos que integrarían la corporación guatemalteca.

El 8 de julio de 1887 notificaron que el Centro de España había autorizado la creación del centro científico-literario guatemalteco y nombrado correspondientes a: Ricardo Casanova y Estrada, Ángel María Arroyo, Salvador Falla, Manuel Echeverría, Juan Fermín Aycinena, Manuel Ramírez, Antonio Valenzuela, Vicente Martínez, José María Vela Irrisari, Ventura G. Saravia, Domingo Estrada, Manuel Valle y Manuel Diéguez.

Se publicó una convocatoria en el Diario de Centro América, el 5 de marzo de 1888, para que los socios acudieran el 8 de marzo de 1888 a la que sería la junta inaugural y fundacional de la Academia Guatemala de la Lengua. En esa primera junta, que contó con la asistencia de la mayoría de los socios, Fernando Cruz fue electo para el cargo de director; para el de secretario, Antonio Batres Jáuregui; para el de censor, José M. Vela Irisarri; para el de tesorero, Juan Arzú Batres; y para el de bibliotecario, Ventura G. Saravia.

El 26 de abril de 1888, el gobierno de la República de Guatemala publicó en El Guatemalteco ―el diario oficial del país― el acuerdo gubernativo por medio del cual se sancionaron los estatutos y se le otorgó personalidad jurídica a la corporación.

Se presentaron obstáculos que impedían el funcionamiento de la Academia, por lo que, el 27 de junio de 1930, los socios Miguel Ángel Urrutia, Pio M. Riépele, Antonio Valladares, Rafael Arévalo Martínez, Alberto Velásquez, Tácito Molina y José Azmitia se reunieron en la Legación de España. En esa misma sesión fue electo como director Salvador Falla en sustitución de Antonio Batres Jáuregui, quien para esa fecha ya había fallecido.

El 4 de septiembre de 1930, con la finalidad de llenar puestos vacantes, fueron electos socios Carlos Federico Mora, Carlos Salazar, Manuel Cobos Batres, José María Bonilla, Jorge García Granados, Carlos Wyld Ospina, Lisandro Sandoval, José B. Ubico y David Vela. Con los anteriores nombramientos, la Academia Guatemalteca de la Lengua retomó ininterrumpidamente sus actividades por medio de las distintas publicaciones que se han sucedido a lo largo de los años y de las actividades que realiza en favor del idioma español y de la literatura guatemalteca.