"MANIFIESTO"
(O una clase de declaración de intenciones)
(O una clase de declaración de intenciones)
por Alejandro Kosak
"Se llamaba El libro de arena, porque ni el libro
ni la arena tienen ni principio ni fin"
Jorge Luis Borges (1899-1986)
Cuando es puesta delante de una declaración como esa, nuestra incredulidad no puede hacer menos que desconfiar. Consideramos, no faltos de razón por lo demás, que un libro es un objeto aprehensible, una cosa entre las cosas, no exento de las leyes físicas y universales que a nosotros también nos dominan.
Jorge Luis Borges, por lo demás, simula compartir esta creencia y postula una monstruosidad: el infinito, o un libro verdaderamente infinito en el que no pueden rastrearse ni sus dibujos ni sus letras, que potencialmente produciría una llama igual de infinita y que arrebata el sueño y el descanso, ante la sola imposibilidad de conceptualizar tal fenómeno. Pero la verdad es que tampoco es necesario postular una abominación semejante. Los libros ya son interminables por definición.
Esto puede defenderse de varias maneras. Podría decirse por un lado que todo libro, o todo texto, en tanto forma de discurso y a la manera de Mijaíl Bajtín, está en constante comunicación y contacto con elementos tanto pasados como futuros; de modo que puede postularse una continua sucesión de elementos en las que siempre hay algo que persiste, más allá del tiempo.
En La función del lector/1 Eduardo Galeano propone con una de sus clásicas inventivas que los libros pueden crecer adentro nuestro, para transformarse en otra cosa. Pero es el propio Borges el que comprende el verdadero alcance de todo esto: "Como todo poseedor de una biblioteca, Aureliano se sabía culpable de no conocerla hasta el fin", como escribe en su cuento Los teólogos. La eternidad, vemos, no está en el objeto material, sino en las ideas y los conceptos, que son acaso parte de una sinécdoque conjunta con su correlato físico.
La Biblioteca de Arena es un proyecto personal que toma la forma de blog online con el objetivo de publicar y difundir obras escritas de diverso carácter, pero principalmente literarias. Con ello en mente, la página nace con la importante tarea de exponer y poner en valor dichos materiales, en una coyuntura en el que la publicación y las posibilidades de los mismos adquirieron multiformidad.
La Biblioteca se conforma así como una estructura activa cuya historia se construye progresivamente y paso a paso, publicación a publicación, texto a texto.
Una biblioteca es una instalación, un artefacto, que se construye y elabora de manera escalonada y progresiva. Es un objeto que nunca está realmente terminado, y por ello, siempre abierto o disponible para su expansión, revisión o modificación. "Biblioteca" impera por encima de otros términos como "corpus" o "compendio" porque estos últimos implican recorte, cerrazón y unidad. La idea subyacente al proyecto, por tanto, es la de su constante expansión.
La arena, signo típicamente borgiano, es la imagen perfecta del infinito: imposible de abarcar, enumerar, o quizá incluso comprender, la arena continúa la línea principal de este proyecto de su no pactado punto final.