"Mediante la oración y el ayuno pueden detenerse las guerras y suspenderse las leyes de la naturaleza"
Jornada semanal de oración y ayuno
(todos los miércoles)
2.027 ayunos ya ofrecidos a la Virgen*
Número de personas inscritas para la jornada de ayuno del próximo miércoles
¿En qué consiste?
Durante un día entero (24h) ofrecer nuestro ayuno según lo pide la Virgen en Medjugorje (tomando sólo pan y agua) y la oración con el rezo de todas las partes del rosario (los misterios gozosos, luminosos, dolorosos y gloriosos).
¿Cuándo lo hacemos?
La primera jornada fue el miércoles 22 de abril, con un gran éxito de seguimiento que nos ha animado a continuar cada miércoles ofreciendo este sacrificio a la Virgen siendo parte activa su misión para convertir al mundo.
¿Por qué lo hacemos?
Porque nos lo pide la Virgen. Y para ofrecerle a Dios este sacrificio en reparación de todos los agravios y ofensas que se cometen contra su Sagrado Corazón. Para pedirle por la conversión de los que no le conocen. Para implorarle que se apiade de nosotros, pobres pecadores y aleje de nosotros el castigo Divino.
La fuerza del ayuno
El ayuno es una práctica que el cristianismo hereda del judaísmo y que se practica desde hace miles de años. En el antiguo testamento encontramos varias referencias a esta práctica y a su potencia para aplacar el castigo divino. En el evangelio también encontramos muchas referencias al ayuno y la fuerza del mismo, especialmente cuando hay que enfrentarse a grandes males (Mt 17, 20). Jesús ayunó 40 días en el desierto para prepararse para su ministerio y superar las tentaciones (Mt 4, 1).
El ayuno nos prepara para el combate espiritual y ejercita la voluntad. El día que ayunamos le decimos a nuestro cuerpo que "hoy manda nuestro espíritu". Con una voluntad reforzada por la práctica del ayuno podemos resistir mejor a las tentaciones, los vicios y las pasiones.
El los mensajes de las apariciones de Medjugorje la Virgen nos pide hacer ayuno a pan y agua todos los viernes y miércoles del año. No se trata de pasar hambre, sino de alejarnos de los placeres del mundo, alimentándonos de más sencillo, lo más humilde, lo más básico, para desprendernos de lo exterior y material y concentrarnos en lo interior y espiritual.
El ayuno es una práctica de penitencia y de reparación. En una de las apariciones de 1983 en Medjugorje la Virgen María dice: "El signo vendrá. Vosotros no debéis preocuparos. La única cosa que os querría decir es ¡convertíos! Haced saber esto tan aprisa como sea posible a todos mis hijos. Ninguna pena, ningún sufrimiento me es demasiado para salvaros. Yo rogaré a mi Hijo para que no castigue al mundo, pero os lo suplico, ¡convertíos! No os podéis imaginar lo que pasará ni lo que el Padre Eterno enviará a la tierra. Renunciad a todo, haced penitencia. Expresad mi agradecimiento a todos los que han rogado y ayunado. Yo llevo todo esto a mi divino Hijo para conseguir que suavice su justicia contra los pecados de la humanidad."
Además del ayuno y del rezo del rosario, la Virgen en Medjugorje también nos pide la lectura de la Sagrada Escritura, la confesión frecuente y la Eucaristía.
La belleza del rezo del Santo Rosario
La belleza del rezo del Santo Rosario
El rosario es una oración contemplativa que nos permite recorrer los principales pasajes del evangelio. Un rosario tiene 5 tramos de 10 cuentas cada uno. Cada tramo se denomina "misterio". En cada misterio se reza un Padre Nuestro al principio y un Gloria al final y por cada cuenta se reza un Avemaría.
Contra la creencia popular de que el rosario es una oración repetitiva, un breve comentario:
El Padre Nuestro es la oración que el mismo Jesucristo nos enseñó, y por lo tanto es la oración perfecta, en la que nos reconocemos hijos de Dios y le pedimos lo que nos conviene.
El Avemaría es en sí mismo repetir dos pasajes del evangelio: la anunciación (Lc 1, 28) y la visitación (Lc 1, 42), además de decir el nombre de Jesús, que en sí mismo es una petición al cielo (Yeshua = Dios salva) y una alabanza ("Al nombre de Jesús, se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos, y toda lengua proclame para gloria de Dios Padre:«Jesucristo es el Señor» Fil. 2, 10). Después le pedimos a la Virgen que interceda por nosotros ahora y cuando muramos. Recordemos el pasaje del evangelio del juez y la viuda (Lc 18, 1) en la que el Señor nos pide rezar constante e insistentemente.
El "Gloria Patri" es una oración de alabanza antiquísima dirigida a la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo).
En las apariciones de Lourdes, Fátima, Garabandal y Medjugorje la Virgen pide insistentemente el rezo del Santo Rosario. Cuando rezamos el rosario, estamos permitiendo voluntariamente que Jesús cambie nuestro corazón por mediación de la administradora de todas las Gracias, la Virgen María.
Los misterios del Rosario
Misterios gozosos: la Anunciación, la Visitación, el Nacimiento de Jesús, la Presentación y el Niño perdido hallado en el templo.
Misterios luminosos: el Bautismo de Jesús, la Autorevelación de Jesús en las bodas de Caná, el Anuncio del reino (las bienaventuranzas), la Transfiguración en el monte Tabor y la Institución de la Eucaristía en la última cena.
Misterios dolorosos: la oración en el huerto de Getsemaní, la Flagelación, la Coronación de espinas, el Camino al calvario y la Crucifixión.
Misterios gloriosos: la Resurrección, la Ascensión de Jesucristo a los cielos, la Venida del Espíritu Santo, la Asunción de la Virgen a los cielos y la Coronación de la Virgen como reina del cielo