El colombiano promedio de acuerdo con el Barómetro de las Américas 2018
El colombiano promedio se identifica como mestizo (47.5%), vive en un hogar compuesto por 4 personas, tiene dos hijos, y vive con un niño menor de 13 años. Aunque viva en familia, posiblemente lo haga en unión libre (29.7%). Tiene trabajo, pero no gana más de un salario mínimo (58%), ni está contribuyendo para su pensión (57%). El colombiano promedio no tiene carro (81%), ni moto (63%). Tiene cuenta en Facebook (60%) y WhatsApp 63%, y ambas redes las usa todos los días.
El colombiano promedio todavía dice ser católico, aunque cada vez menos (73.3% en 2016 versus 67.7% en 2018), y dice que la religión es muy importante en su vida (70%). Precisamente por ser religioso, el colombiano promedio también es conservador en temas morales. Se opone a la homosexualidad (52%), a la eutanasia (46%), aunque acepta el divorcio (46%) y el sexo antes del matrimonio (45%).
Políticamente se identifica con el centro (aunque ligeramente a la derecha), pero no se siente identificado con algún partido político (74%). Es más, desconfía profundamente de los partidos (86%) y poco o nada le interesa la política (66%). A pesar de lo poco que le interesa la política, ve noticias todos los días (56.5%); tal vez, simplemente porque le gusta ver televisión (50%). Tampoco participa en política. Durante el último año sería muy extraño que saliera a las calles a protestar (88.7%). Tampoco le ha pedido ayuda a alguna autoridad local (75.5%), ni asistido a reuniones de grupos de mejoras (67%), partidos políticos (76%) o grupos que promuevan la paz (85%).
El colombiano promedio vive insatisfecho, pero está poco dispuesto buscar cambios radicales. Aunque está insatisfecho con la forma como funciona la democracia en Colombia (71%), todavía cree que la democracia es la mejor forma de gobierno posible (60%). Se siente insatisfecho con las carreteras (56%) y los servicios de salud (70%), cree que la economía del país está peor que hace 12 meses (68%), se siente inseguro en su barrio (51%) y cree que más de la mitad de los políticos son corruptos (75%); aun así, no tiene intenciones de irse a vivir a otro país (73%). Tampoco está dispuesto a aceptar un golpe militar como respuesta a la alta delincuencia (75%), ni frente a mucha corrupción (72%).
Este colombiano promedio está cambiando con las nuevas generaciones. Los jóvenes (hasta 26 años), aunque la mayoría aún están solteros (71%), han optado con más frecuencia por la unión libre (23%) que por el matrimonio (2%). Muy diferente a los adultos mayores (más de 60 años), quienes prefieren el matrimonio (38%) que la unión libre (17%).
Las nuevas generaciones también son más progresistas. Los jóvenes colombianos son menos católicos (59% versus 79% entre adultos mayores), y la religión es considerada como muy importante por una menor parte de ellos (58% frente a 83% entre adultos mayores). En ese contexto, se oponen menos que los adultos mayores a temas como la homosexualidad (33% versus 68% entre los adultos mayores) y la eutanasia (39% de oposición entre jóvenes versus 54% entre los adultos mayores). También son más progresistas en sus opiniones sobre la mujer, apartándose de estereotipos tradicionales. Respaldan menos que las mujeres son mejores manejando los gastos del hogar (75% versus 84 en adultos mayores), que están exagerando cuando dicen que las acosaron en el trabajo (34% versus 45% entre los adultos mayores), que las mujeres deben pedir permiso a su pareja para visitar a su familia o amigos (16% frente a 46% entre los adultos mayores), o que una mujer solo se siente realizada cuando es madre (29% de los jóvenes están de acuerdo frente a 64% entre los adultos mayores).
Si el colombiano promedio vive insatisfecho, los jóvenes aún más. Los jóvenes están más insatisfechos con el funcionamiento de la democracia en general (71% frente a 59% entre los adultos mayores), y simpatizan menos con un partido político (apenas 20% entre los jóvenes frente a 33% entre los adultos mayores). Los jóvenes se sienten más insatisfechos con las carreteras (57% versus 50% entre los adultos mayores), las escuelas (52% versus 43%), y los servicios de salud (74% versus 64% entre los adultos mayores). Posiblemente los jóvenes tengan expectativas más altas que los adultos mayores. Por ejemplo, la calidad de la educación supera las expectativas de apenas 2% de los jóvenes, mientras deja más que satisfechos a 15% de los adultos mayores.
A pesar de su insatisfacción, es menos común entre los jóvenes (57%) que entre los adultos (75%) ser indiferente frente a la política. Sin embargo, al estar interesados por los temas políticos, pero creyendo poco en los mecanismos democráticos, son los jóvenes los primeros en participar en protestas (18% versus 6% entre adultos mayores). También, los jóvenes son más receptivos a medidas extremas, por ejemplo, frente a mucha corrupción. Así, 41% de los jóvenes aceptaría un golpe de estado frente a mucha corrupción (frente a apenas 22% de los adultos mayores). Este no es un tema menor para los jóvenes colombinos, siendo que 18% identifica la corrupción como el principal problema del país, mientras que apenas 6% de los adultos mayores comparte esa preocupación.