Fragmentos

Algunas cosillas que voy escribiendo...

Poemas sueltos

Colores de mi miedo

Empieza siempre con la oscuridad,

podría predecirlo sin sentirlo,

pues siempre antes lo veo todo negro,

penumbra huyendo de esta verdad.

La realidad se pinta de rojo.

Cándida que me desangro grita.

No la escucho, es esta mi no vida.

Hoy no puedo ser comida de mi ogro.

Lucho, mas no me da un alivio el tiempo.

Están aliados contra mí, indefenso.

La roja sangre me persigue, pienso.

Este monstruo me devora por dentro.

Hay un solo lugar, el gran mundo blanco,

donde te quitan tus peores miedos,

donde mantienen la calma y sus miedos

con drogas y nueva sangre del banco.

Se reúnen en tu entorno, sabios seres.

Pinchan, extraen, escuchan y tocan.

Encuentran, tratan, eliminan, curan.

Son ángeles, de blanco, azul o verde.

Amanece más luminoso un día.

Recuerdos varios de internos ruidos.

Calor agradable ocupa todo ahora.

Olvido noches de rojo y negro.

Imágenes, sombras en agonía.

Ruidos internos de vanos recuerdos.

Ilusiones por cumplir en forma y hora.

Sueños que se harán realidad, luego.

Soneto de los que morirán un día

Un día, todos vamos a morir,

y algunos no sabrán lo que es el amor.

Unos se dirán viajeros del dolor,

y otros que han nacido para servir.

Tendrán sueños los que quieran vivir

y buscarán paisajes de color.

Quien indague en el interior, error,

encontrará la forma de dormir.

El poeta escribirá poesías.

El psicólogo tratará parejas.

Celebrarán matrimonios los curas.

En los árboles grabarán heridas,

en los bares se ahogarán las penas,

en las lápidas quedarán las dudas.

Todavía respiro

No sé por qué lo hago,

pero, todavía respiro.

No creo que mi existencia

Forme parte de lo necesario.

Pero debo serlo para la historia,

pues por muy adversas situaciones,

por mucha falta de alegría...

Y, todavía respiro.

No pienso que escribir

sea en mí importante,

pues poner palabras no es vivir,

es juntar letras muy conocidas.

Otros importante me hacen sentir.

Sin embargo, todavía espiro.

No tengo familia que de mí dependa.

No soy generador de vida.

No comparto días ni vivienda.

No disfruto íntimos sentimientos.

Sobrevivo sin entrañas, con una venda.

Solo tengo trabajo y cansancio.

¿Por qué, todavía respiro?

¿Por qué tú?

¿Por qué no yo?

¿Por qué ella sí?

¿Por qué... ellos?

Yo, todavía respiro.

Nadie

Nadie soy y por Nadie me conoces.

Con una sonrisa siempre usas mi nombre.

Ni héroe ni mendigo, solo un hombre.

Ni guerras ni hazañas ni grandes viajes.

¿Tú eres mi Ítaca? ¿o mi Penélope?

Si me llamas, a ti correré al galope.

Siempre con tus labios sonrientes.


No soy nadie, aunque por Nadie me llamas.

Nadie es un escudo que ocultan mis llantos.

Déjame ir a escuchar tus serenos cantos.

Confío que encontrarás al hombre que amas.

Diez años luché, diez más me restan,

los hados en nuestra contra apuestan.

Yo descoseré todo lo que tú tejas.


Nadie insiste en el arduo camino

que es la continua lucha.

Reza a los dioses sin escucha.

Nadie sabrá el final que adivino.

Solo tú contestarás la pregunta final.

Nadie pugna como él, poeta cabal.

Te aseguro, Penélope, un amor diamantino.

Ósculo

Ósculo, carantoña, mimo, roce.

Contacto y caricia, es un gesto.

Kiss, baiser, keuss, bacio, peto.

¿En qué lengua lo quieres?

Pico, morreo, muak o muá.

El difícil no es el primero.

Rojo es pasión, rosa la inocencia,

amarillo la despedida y naranja la amistad.

En la frente de cariño, en la mejilla felicidad,

en los ojos mariposas, en los labios de diosas.

Se condena con uno, se libera en un juego.

Se hace con la mirada, y con el cuerpo.

Pues te pido eso: dame un beso.

Yo solo quiero eso, que me des un beso.

¿Se puede olvidar con un beso?

Solo quiero… Me debes un beso.