En 1816, convergieron dos hechos fundamentales para la historia nacional: la declaración de la Independencia y la organización final del plan continental del general José de San Martín, que sería el garante de esa independencia y la llevaría más allá de las Provincias Unidas.
El contexto internacional en el que esto ocurría era complejo: España se había liberado de los franceses y el rey Fernando VII había vuelto al trono y se predisponía a recuperar los territorios americanos que estaban en manos de los revolucionarios. El ejército realista había comenzado a avanzar por toda la región derrotando a una parte de los movimientos independentistas americanos.
Ante esa situación, las Provincias Unidas se juntaron para decidir qué hacer frente al peligro realista. El Congreso General Constituyente de las Provincias Unidas en Sudamérica se reunió en San Miguel de Tucumán para limar asperezas entre Buenos Aires y las provincias, pues sus relaciones estaban deterioradas.
Cada provincia eligió un diputado cada 15.000 habitantes. Las sesiones del Congreso se iniciaron el 24 de marzo de 1816 con la presencia de 33 diputados de los 34 elegidos.
Finalmente, y después de arduas discusiones, el 9 de julio de 1816 los representantes firmaron la declaración de la Independencia de las Provincias Unidas en Sudamérica y la afirmación de la voluntad de “investirse del alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli” y “de toda otra dominación extranjera”. De este modo, después del proceso político iniciado con la Revolución de Mayo de 1810, se asumió por primera vez una manifiesta voluntad de emancipación.
Fuente: https://www.argentina.gob.ar/noticias/9-de-julio-dia-de-la-independencia-argentina
En papel, electrónico, con ilustraciones, a colores, gigantes, pequeños, ideales para la cartera de la dama o el bolsillo del caballero. Hay tantos tipos de libros como lectores y todos abren universos distintos para quien lee. Por eso, el 15 de junio se celebra en la Argentina el “Día del libro”, que el resto del mundo lo festeja el 23 de abril.
La conmemoración comenzó el 15 de junio de 1908. El Consejo Nacional de Mujeres entregó ese día los premios de su concurso literario e instaló la fecha como festejo anual. En 1924, aquel Consejo logró que el presidente Marcelo T. de Alvear firmara un decreto que declaró el día como “Fiesta del
Libro”. Luego, en 1941, a instancias de una resolución del Ministerio de Educación, se cambió la denominación por “Día del Libro”, la cual se mantiene hasta hoy.
A nivel mundial, el libro se celebra todos los 23 de abril, en conmemoración a la muerte de Miguel de Cervantes, William Shakespeare y el Inca Garcilaso de la Vega, los tres en el año 1616. La fecha coincide, además, con el nacimiento de otros autores sobresalientes como Maurice Druon, Haldor K. Laxness, Vladimir Nabokov y el fallececimento de Josep Pla y Manuel Mejía Vallejo.
En honor a estos próceres de la literatura mundial la Conferencia General de la UNESCO -celebrada en París en 1995- decidió rendir un homenaje universal a los libros y los autores, instaurando el 23 de abril como el "Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor".
En la Argentina como en el mundo, la efeméride es una excusa para promocionar la lectura y valorar ese objeto maravilloso que desborda cultura.
Fuente: https://fnartes.gob.ar/novedades/por-que-celebramos-el-15-de-junio-como-dia-del-libro
Güemes nació en Salta el 8 de febrero de 1785 en el seno de una familia noble y adinerada. Cursó sus estudios primarios en su ciudad natal, alternando la enseñanza formal con el aprendizaje de las labores campesinas en las Fincas que poseía la familia. A los 14 años se incorporó como cadete de una Compañía del Regimiento Fijo de Infantería de Buenos Aires.
En 1805 fue trasladado a Buenos Aires, donde comenzó a defender la integridad territorial actuando heroicamente durante las Invasiones Inglesas.
Durante 1810, al servicio de la causa revolucionaria, se desempeñó eficazmente al mando de un Escuadrón Gaucho
en la Quebrada de Humahuaca impidiendo la comunicación entre los opositores al nuevo régimen y los realistas del Alto Perú. En Suipacha, único triunfo de las armas patriotas en el intento de recuperar el valioso territorio altoperuano, la participación del Capitán Martín M. de Güemes fue decisiva.
En 1814, el Gral José de San Martín le encomendó el mando de la Avanzada del Río Pasaje (hoy llamado Juramento) iniciando la Guerra Gaucha. Al año siguiente derrotó completamente al poderoso ejército invasor al mando de Joaquín de la Pezuela en Puesto del Marqués, por lo que el pueblo lo aclamó Gobernador de la Intendencia (integrada entonces por las ciudades de Salta, Jujuy, Tarija, Orán y distritos de campaña).
En junio de 1816 el Director Supremo Juan Martín de Pueyrredón le encomendó "la defensa de las Provincias Unidas y la seguridad del Ejército Auxiliar del Alto Perú", que se encontraba en Tucumán reorganizándose después de ser derrotado en Sipe Sipe. Entonces, las milicias gauchas al mando del heroico salteño pasaron a desempeñarse como ejército en operaciones continuas, al servicio de la Patria. Por ello considerar a Martín Güemes prócer provincial o defensor de la frontera Norte es una muestra del desconocimiento de nuestra Historia.
Por su meritorio accionar, San Martín lo designó General en Jefe del Ejército de Observación y le encomendó la misión de auxiliarlo en la liberación del Perú.
En 1821, Güemes se encontró rodeados de enemigos. Uno de los más poderosos y temibles fue el gobernador de Tucumán, quien se negó a entregarle el armamento que había pertenecido al Ejército Auxiliar y evitó que su par santiagueño lo auxiliara. En mayo, acusándolo de tirano, el Cabildo de Salta lo depuso, en alianza con el Gral. Olañeta. Güemes recuperó el poder días después pero, la noche del 7 de junio, una partida realista guiada por enemigos internos del prócer lo hirió. Murió diez días después, a la intemperie, en un catre, en Cañada de la Horqueta, a los 36 años. Entonces se convirtió en el único general argentino caído en acción de guerra externa.
Sus restos descansan en el Panteón de las Glorias del Norte de la República, ubicado en la Catedral Basílica de Salta. Pero sus ideales de libertad, su amor a la Patria y su temple inclaudicable son el motor que impulsa a quienes lo llevan en su corazón y que cada vez que pronuncian su nombre le rinden emocionado homenaje al recordarlo.
Este día se honra al creador de la bandera nacional Manuel Belgrano, quien el 20 de junio de 1820 en Buenos Aires pasó a la inmortalidad. La bandera fue creada el 27 de febrero de 1812, durante la gesta por la Independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata.
Además Belgrano fue uno de los más notables economistas argentinos, precursor del periodismo nacional, impulsor de la educación popular, la industria nacional y la justicia social, entre otras muchas cosas. Las ideas innovadoras de Belgrano quedarán reflejadas en sus informes anuales del Consulado.
La fecha fue decretada por ley 12.361 del 8 de junio de 1938, con aprobación del Congreso, por el entonces Presidente de la Nación Argentina, Roberto M. Ortiz. A partir del año 2011, por decreto nacional, dicho feriado es inamovible.
PASO A PASO
13 de febrero de 1812: Manuel Belgrano propone al Gobierno la creación de una "escarapela nacional", en vista de que los cuerpos del Ejército usaban distintivos diversos.
18 de febrero de 1812: El Triunvirato aprueba el uso de la escarapela blanca y celeste, decretando: "Sea la escarapela nacional de las Provincias Unidas del Río de la Plata, de color blanco y azul celeste..."
27 de febrero de 1812: Entusiasmado con la aprobación de la escarapela, Manuel Belgrano diseña una bandera con los mismos colores, enarbolándola por primera vez en Rosario, a orillas del río Paraná. Allí, en las baterías "Libertad" e "Independencia" la hizo jurar a sus soldados. Luego, mandó una carta al Gobierno comunicando el hecho. Este mismo día, el Triunvirato le ordenó hacerse cargo del Ejército del Norte, desmoralizado después de la derrota de Huaqui.
3 de marzo de 1812: El Triunvirato contesta la carta de Belgrano, ordenándole que disimulara y ocultara la nueva bandera y que, en su lugar, pusiese la que se usaba entonces en la Capital. La orden se debió a la preocupación por la política con el exterior. Pero, cuando la orden salía de Buenos Aires, Belgrano ya marchaba hacia el norte y, por esta razón, no se enteró del rotundo rechazo del Gobierno a la nueva bandera.
25 de mayo de 1812: Al frente del Ejército del Norte, el entonces General en jefe Manuel Belgrano movilizó sus tropas hacia Humahuaca. En San Salvador de Jujuy, enarboló al ejército de su mando la bandera en los balcones del Ayuntamiento, en vez del estandarte real de costumbre que presidía las festividades públicas. Allí, la bandera argentina fue bendecida por primera vez.
27 de junio de 1812: El Triunvirato ordenó nuevamente a Belgrano que guardara la bandera y le recriminó su desobediencia.
18 de julio de 1812: El General contestó que así lo haría, diciendo a los soldados que se guardaría la enseña para el día de una gran victoria.
El 17 de agosto se cumple un nuevo aniversario del deceso del General San Martín, el Libertador de América. En Argentina se le reconoce como el “Padre de la Patria”. En Perú, se lo recuerda libertador de aquel país, con los títulos de “Fundador de la Libertad del Perú”, “Fundador de la República” y “Generalísimo de las Armas”. En Chile su ejército lo ha destacado con el grado de Capitán General.
Pero más allá de su gesta libertadora, San Martín es una pieza fundamental en la construcción de nuestra identidad nacional
Gran inspirador en la lucha por la independencia de los pueblos de Sudamérica, organizó el regimiento de granaderos a caballo con el que cruzó la cordillera de Los Andes. Entre las batallas que se le cuentan para librar a los pueblos de Sudamérica están San Lorenzo, Chacabuco y Maipú.
A partir de su célebre figura y heroico proceder, se construye esa gran narración que nos explica como país. Por eso, rememorar su vida a partir de un nuevo aniversario de su muerte es recordar ese relato que escuchamos en los actos escolares de nuestra infancia, esa gran narración que nos conformó como comunidad y que debemos pensar y reconsiderar en nuestro camino hacia una patria justa, libre y soberana.