MISTERIOS DE SANABRIA

RUDDY PRADA ACURIA, 4ºESO

Sanabria es una comarca situada en el noroeste de Zamora que siempre ha estado rodeada de grandes misterios y, precisamente, de la dificultad de buscar una explicación lógica a algunos de ellos han surgido muchas leyendas que han pasado de generación en generación. Es por eso que os hablaremos sobre una de las más destacadas y conocidas, la leyenda sobre el Lago de Sanabria.

En el lugar que hoy ocupa el Lago de Sanabria, hace muchos años, existía un pueblo llamado Valverde de Lucerna. Una noche lluviosa de tormenta, previa a la fiesta de San Juan, un hombre misterioso pidió alojamiento en diferentes casas de este pueblo. Sin embargo, todos los habitantes le trataron con desprecio y se negaron a darle cobijo. Cansado, hambriento y muerto de frío decidió abandonar el pueblo.

A la salida de este, vio a unas mujeres en un horno de leña haciendo pan, que le permitieron pasar para calentarse. Al ver al hombre hambriento decidieron cocer un pequeño pan para que se pudiera alimentar. Para su sorpresa, a la hora de sacar el pan del horno, este había crecido tanto que era imposible sacarlo, aunque tras varios intentos lo consiguieron. Agradecido por la hospitalidad de estas mujeres, el hombre les dijo:

-        Gracias, fuisteis las únicas en socorrerme y merecéis ser salvadas. Esta noche no salgáis de aquí. Este pueblo será castigado.

Tras estas palabras se despidió de ellas y marchó de allí. Cuando llegó a las afueras del pueblo pronunció las siguientes palabras: “Aquí clavo mi bastón, aquí brote un gargallón”.

En el lugar donde clavó el bastón empezó a brotar un gran caudal de agua y a las pocas horas el pueblo de Valverde de Lucerna quedó totalmente inundado, a excepción de una pequeña isla en el lugar donde estaba el horno de leña.

Días más tarde un vecino intentó sacar del lago las campanas de la iglesia, pudiendo recuperar solo una de ellas. Es por ello que se dice que, todo el que sea caritativo y generoso, el día de San Juan oye el sonido de la campana que reposa en el fondo del lago.

Miguel de Unamuno visitó el Lago de Sanabria en 1930 y se inspiró en él y en esta leyenda para escribir un poema dedicado al pueblo y su obra San Manuel Bueno, mártir.

A raíz de esta leyenda se han creado muchas otras, como la titulada la Isla de las Moras y que habla sobre el fragmento de tierra que quedó sin hundir. Al parecer en esta isla los condes de Benavente construyeron un palacete, cuyo uso real se desconocía.

Tras una disputa entre el conde de Benavente y los monjes de San Martín de Castañeda por este terreno se originó un fuerte huracán en el lago que provocó olas gigantes que chocaban con las paredes del palacete, amenazando con hundir la isla. El conde de Benavente empezó a sentir temor ante la posibilidad de que el huracán hubiera sido originado por la disputa con los monjes, por lo que, asustado, prometió ceder el palacete a los monjes cuando la tormenta se tranquilizase. Tras esta cesión surgieron nuevas leyendas, llegando a existir la creencia de que los monjes mandaron excavar un túnel que comunicaba el monasterio con la Isla de las Moras por los que eran trasladados numerosos herejes para ser ejecutados de forma secreta. Para ocultar esta actividad, serían los propios monjes los que se encargaron de derribar la construcción, tapando el acceso subterráneo. Este hecho dio lugar al inicio de otra leyenda que aseguraba que en la isla quedó oculto un tesoro que nunca ha sido encontrado.

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