UN SOL TU PADRE

Beatriz, profesora de latín

Estoy harta de mi chico. Tenemos que dejarlo, porque me dice unas cosas horribles. ¡Pues no va y me dice que soy un sol! Y claro, yo le dije lo que le contestaría cualquier mujer enamorada: ¿me estás diciendo que soy bola enorme llena de gases?

Él intentó el típico movimiento de los hombres, echarse atrás con un: no quería decir eso. Pero entonces, ¿qué quería decir?, ¿que me creo el centro del sistema solar? Para eso que me llame directamente heliocéntrica y nos ahorramos los malentendidos.

Y como su táctica de retirada no le funciona, decide coger un desvío y me dice: solo lo digo porque generas mucho calor. Aquí es cuando llego a mi punto máximo de ebullición, me sale humor por la cabeza y le digo: o sea, ¿que quemo toda la comida?

La culpa de que esto no funcione es toda suya, porque yo soy claramente una persona tranquila y pacífica, un angelito caído del cielo.

El otro día volvió a la carga y me suelta: Tú eres mi luna. Y le dije: ¡una mierda!, la luna lo serás tú, no pienso ser un satélite que dé vueltas alrededor de ti. Prefiero ser la Tierra que es un planeta y que él sea mi luna. Además, eso de la luna le pega más a él, más porque creo que tiene una cara oculta. ¿Por qué sino iba a intentar decirme cosas bonitas? Digo intentar porque lo que es conseguirlo no lo hace. Creo que me está engañando con otro planeta, digo con otra mujer.

En ocasiones le veo como un planeta interior o terrestre porque tiene un tamaño pequeño como Mercurio, Venus, la Tierra o Marte, y está siempre tan cerca del sol que tiene un bronceado tan oscuro que cualquier día me lo encuentro carbonizado. Por eso a veces pienso que debería dejarle y buscarme un hombre que se parezca más a un planeta exterior o gigante, como Júpiter, Saturno o Urano, que son muy grandes y tienen muchos anillos porque soy como las urracas, siempre me han gustado mucho las joyas. Pero luego recuerdo que son gaseosos y líquidos y eso ya no me gusta tanto, porque soy asmática y además retengo líquidos, pero no gases, ¡a ver si se entera mi chico de una vez!

Estoy viendo que la cosa va a peor. Llevamos juntos lo que tarda la tierra en recorrer su órbita, hay quien lo llama movimiento de translación, yo lo llamo un año inolvidable, porque esto no lo consigue borrar ni una botella de Whisky entera.

Así que creo que debo acabar con él y empezar de cero, como hace la Tierra cada día en su movimiento de rotación. Él debería buscar una mujer a la que no le importe que la comparen con cuerpos celestes gaseosos y yo… bueno, debería dejar de tener la cabeza en las nubes y poner los pies en la Tierra.