LA IA

VÍCTOR FERNÁNDEZ Y SAMUEL BLANCO (2º BCT)

En un mundo que cada vez está más conectado, son múltiples las modas que van y vienen gracias al internet, pero, en los últimos años ha surgido un gran interés por una “nueva tecnología” que se supone que va a cambiar totalmente nuestras vidas: la IA o Inteligencia Artificial. Sin embargo, todo este revuelo ha generado más preguntas que respuestas. Si buscamos respuestas en la RAE, llegaremos a la conclusión de que la IA no es más que un programa que imita la inteligencia de una persona. Además, esta definición abarca una amplia variedad de tipos de IA: Primero, programas que imitan el razonamiento y la toma de decisiones racional de las personas, sistemas como los de la robótica que buscan actuar como personas, sistemas capaces de analizar el medio que los rodea y adaptarse a él y finalmente programas con la capacidad de aprender, aunque hoy en día este aprendizaje se realiza únicamente mediante ensayo y error. Sin embargo, las IAs no siempre han sido así, desde que se acuñó el término en 1956 han pasado por una gran variedad de fases y enfoques hasta llegar a su estado actual. De hecho, la primera IA era una sencilla “red neuronal”, es decir un programa de ordenador cuyas respuestas estaban determinadas por un sistema de condiciones interconectadas, emulando el funcionamiento de nuestro cerebro y con la capacidad de conversar con una persona. Aunque fue un gran avance, todavía quedaba mucho camino por recorrer, pues el programa todavía no “dominaba” el inglés y, por ello, fallaba la “prueba de Turing”, una sencilla prueba que consistía en comprobar si una persona se daba cuenta de que estaba hablando con una máquina.

Más adelante, se realizarían importantes innovaciones en cuanto a los lenguajes de programación y las herramientas utilizadas para crear IAs. Estas mejoras, junto con el rápido aumento de la potencia de los ordenadores llevó a la creación de programas cada vez más complejos, hasta que en 1997 se produjo otro gran avance: la supercomputadora Deep Blue derrotó al entonces vigente campeón mundial de ajedrez Gari Kásparov. En la actualidad, el uso de la inteligencia artificial está tan extendido que ni siquiera somos conscientes de todas sus aplicaciones, y no es de extrañar, ya que la prueba de Turing fue superada en 2014. La principal utilidad de la IA, ahora que todo se hace a través de internet, es reemplazar programas lentos e ineficientes para administrar enormes cantidades de datos. Es una inteligencia artificial quien recopila, almacena e interpreta nuestra información. Este quizás podría ser el primer ejemplo de una inteligencia artificial reemplazando a personas en su trabajo, pues lo que antes hacían cientos de encuestadores a pie de calle se logra en tiempo récord con un servidor y una conexión rápida a internet. Y es que mientras algunas empresas aprovechan la capacidad de las IAs de imitar el lenguaje humano para ahorrarse dinero en teleoperadores, el verdadero negocio está en los descomunales centros de datos repartidos por todo el mundo. Curiosamente, estos centros de datos, que podrían considerarse almacenes de información digital casi no requieren de operarios para funcionar, siendo estos relegados a funciones de supervisión y mantenimiento. También merece la pena destacar la verdadera escala de estos centros, ya que más que centros son verdaderos complejos del tamaño de fábricas con varios pisos llenos de filas y filas de ordenadores funcionando las veinticuatro horas del día. Es en este medio donde la IA destaca sobre cualquier otro programa, pues, haciendo uso de complejos sistemas de razonamiento y aprendizaje es capaz de realizar funciones y cálculos con una eficiencia mayor que la obtenida mediante medios convencionales.

Todos los dispositivos electrónicos que realizan funciones más complejas que tostar pan aprovechan la IA para adaptarse a sus condiciones de uso; un claro ejemplo es un Roomba que detecta un desnivel. y decide conservar su vida, o teléfono móvil entrando en modo ahorro para aumentar la duración de la batería. También las plataformas que utilizamos para consumir contenido audiovisual en línea utilizan IA para analizar nuestros gustos y así recomendarnos contenido y sobre todo anuncios que se ajusten a ellos. Tras ver la importancia de la IA, no es de extrañar que cada vez se esté dando más importancia a su desarrollo, pues, si ya hace un tiempo los ordenadores ya nos superaron a la hora de resolver operaciones matemáticas, lo mismo se prevé que suceda con las IAs y otras actividades tradicionalmente humanas. Por suerte, de momento no es necesario preocuparse de que un robot te reemplace en tu trabajo, simplemente no tenemos la tecnología necesaria. Aunque hace tiempo se predijera lo contrario, estas teorías se formularon pensando que la potencia de nuestros ordenadores aumentaría de forma constante, algo que hoy en día sabemos que no solo es erróneo, sino que cada año el progreso es cada vez menor. También la robótica es un factor importante que nos separa de la rebelión de las máquinas; pues al igual que la IA, la robótica necesita mucho más desarrollo hasta llegar a un nivel tan avanzado. Muy recientemente, ha causado mucho revuelo un nuevo programa de IA llamado “Chat GPT”, cuyo concepto no es nuevo, pero que lo lleva un paso más allá. El programa en cuestión es un “chatbot”; es decir, una IA capaz de interactuar con personas mediante texto y tener conversaciones con ellas. Aunque en teoría hace lo mismo que la primera IA, es la manera en la que lo hace lo que la diferencia del resto, pues puede utilizar el lenguaje exactamente igual que una persona. Se podría decir que no solo pasa la “prueba de Turing” sino que lo hace con matrícula de honor. Todo esto es gracias al equivalente moderno de la Biblioteca de Alejandría: las bases de datos. Aunque ya mencionamos anteriormente las bases de datos, su importancia es tal que merecen ser el foco de atención una vez más; pues el programa de Chat GPT en su totalidad depende de estas. Su capacidad de conversar con cualquier persona sobre cualquier tema y redactar cualquier texto se debe a una inmensa base de datos. Esta contiene no solo la totalidad del idioma inglés, sino que también recoge todos los usos de cada palabra y expresión. Todo este repertorio, junto con todos los registros de cultura popular dota al programa de una versatilidad sin igual y del título honorífico de hito de la IA. Por último, es necesario hablar de un aspecto crucial de la IA que siempre se pasa por alto: su capacidad para aprender. Quizás al oír esto pensemos en robots asesinos cada vez más inteligentes, pero la realidad no podría ser más diferente. Hoy en día la principal forma que tienen las IAs de aprender es igual a la que usa un bebé para aprender a andar: el ensayo y error. La única diferencia es que la máquina es capaz de realizar sus intentos miles de veces más rápido, pero sigue siendo un proceso lento y costoso. No obstante, todos los avances y ventajas anteriores vienen con una amplia lista de contras. El propio fundador de Chat GPT mencionó la capacidad de su programa para crear noticias falsas. Al final del día, las IA son una parte irreemplazable de nuestras vidas y, aunque podrían llegar a ser perjudiciales, no tienen por qué. Si vemos a las Inteligencias Artificiales como las herramientas que son, nos daremos cuenta de que, al igual que un coche, el único requisito para que mejoren nuestras vidas es que tengamos un poco de sentido común.