Historia

HERMANDAD DE LA SANTA CENA DE CREVILLENTHISTORIA (1925 - 2022)

A modo introductorio y por lo que se refiere al grupo de la Santa Cena, para poder conocer su historia, nada mejor que tomar como base el trabajo realizado por el cofrade D. Francisco Belén Carreres, quién en las primeras líneas de las memorias de la hermandad por él mismo realizadas, nos comenta: "La adquisición del paso de la Santa Cena puede considerarse de circunstancia anecdótica".

Y así fue, pues todo surgió durante una comida de amigos celebrada a finales de 1.924, cuando uno de ellos lanzó la propuesta de adquirir un paso que representara el momento de la institución de la Eucaristía y seguir completando las secuencias pasionales que ya poseía la Semana Santa de Crevillent. No obstante, acabaron siendo los hermanos de la familia Magro-Quesada quiénes aceptaron abordar tal reto.

La llegada del paso a Crevillent supuso todo un acontecimiento sobre todo por sus enormes dimensiones respecto al resto de pasos existentes, lo cual presentó un primer problema: su lugar de custodia, pues sus 4 metros de largo y 2 metros de ancho y unido a la dificultad de desmontar las 13 imágenes que lo forman, reducían mucho las posibilidades de acogida, quedando alojado en el almacén de harinas que la razón social "Manuel Magro y Hermanos" disponía en calle Santísima Trinidad, en las Cuatro Esquinas.

Resuelto este primer contratiempo, quedaba aún por dar solución a lo más transcendente pues el artista imaginero a quién se le encargó la realización del grupo escultórico, el valenciano D. José Geriqué Chust presentó la factura que ascendía hasta 9.000 pesetas de la época, una cantidad que impresionaba a los promotores del proyecto, quiénes llegaron a plantearse la devolución de la obra para no hacer frente a tan elevado importe, surgiendo en ese momento el hermano mayor de los Magro, Manuel, quién manifestó: "Hermanos, una vez que el paso está en nuestra casa, que se quede en ella para siempre y si a vosotros no os parece bien, que su importe se cargue en mi cuenta particular". Esta iniciativa resultó del agrado de todos los hermanos, que decidieron costear la adquisición del paso con cargo a la razón social anteriormente mencionada y ser partícipes a partes iguales: D. Manuel, Dña. Elvira, D. Vicente y D. Damián Magro Quesada.

El paso de la Santa Cena procesiona por primera vez durante la Semana Santa del año 1.925, vistiendo sus penitentes túnicas de color rojo con cíngulos terminados en borla y gorros plisados, todo ello también en el mismo color. El distintivo con el que abría su cortejo procesional consistía en una bandera de color rojo, secundada a ambos lados por banderolas con las alegorías de la eucaristía, un manojo de espigas de trigo y un ramo de uvas. El paso continuó procesionando de esta forma hasta que finalizada la Semana Santa de 1.955, se inician las conversaciones entre la gerencia de la razón social y una comisión gestora que tenía por finalidad constituir una cofradía entorno al paso de la Cena, dado el alto nivel que venían alcanzando las procesiones crevillentinas. A tal fin, se redactó un documento suscrito por D. Damián Magro Quesada y D. Vicente Magro Gallardo en representación de la familia propietaria y D. Francisco Belén Carreres y D. Francisco José Espinosa Muñoz por parte de la naciente cofradía, dónde quedaron reflejados los compromisos y obligaciones de ambas partes.

La nueva cofradía de la Santa Cena, en 1.956 tiene su primera necesidad en captar cofrades, haciendo distinción entre cofrades activos (quiénes participaban en las procesiones y actividades del paso) y cofrades protectores (aquellos que sólamente aportaban económicamente). Los directivos se marcaron el objetivo de renovar los enseres de la cofradía, por lo que se adquiere un magnífico estandarte confeccionado en Alicante por el reconocido artista D. Tomás Valcárcel Deza; un estandarte bordado en su totalidad en hilo de oro sobre raso blanco, dónde se aprecian las alegorías propias de la eucaristía, un ramo de uvas y varias espigas de trigo, en su centro aparece un corazón que vierte su sangre sobre un cáliz sostenido por dos ángeles cuyas caras, manos y pies son piezas de marfil fino. Al mismo tiempo, llegaron para enriquecer el incipiente patrimonio del paso, dos faroles realizados en plata repujada realizados en el taller del artista ilicitano D. Luis Blasco Sala. También se renueva por completo la indumentaria de los cofrades, al encargar a la sastrería alicantina "La Japonesa" la confección de 24 vestas para los costaleros, mientras que el resto de penitentes se costearon sus propias vestimentas; éstas mantienen su color rojo pero se añade botonadura blanca y el cíngulo deja paso a un fajín liso de color blanco, del mismo color que también serían los nuevos capirotes.

En el año 1.957 nace la banda de timbales de la cofradía, construidos en madera noble y parche de piel que fueron donados por D. Luis Blasco Sala, siendo sólamente siete los componentes de dicha banda en su primera aparición semanasantera. La cofradía conoce una época de crecimiento y esplendor, hasta que finalizada la Semana Santa del año

1.963, se presenta la necesidad de reformar el paso para adaptarle un sistema de ruedas para facilitar el procesionar por las calles de nuestra localidad ante la escasez de costaleros. Con toda buena voluntad, las conversaciones entre los representantes de la cofradía y la familia propietaria son constantes pero no logran llegar a acuerdo alguno, por lo que ese mismo año se opta por disolver la cofradía. Todos los enseres y efectivos vuelven a pasar a disposición de la familia y el nuevo presidente es D. Vicente Magro Gallardo, si bien se acuerda que sea D. Francisco Belén el encargado de la organización y administración mde todo lo relativo para seguir participando en las procesiones de Semana Santa.

En 1.964, tras el fallecimiento del presidente de la hermandad, su viuda Dña. Antonia Sánchez Lledó y su hijo D. Vicente Magro Sánchez toman el testigo y junto al resto de la familia, Dña. Teresa, D. Manuel, D. Francisco y D. José Manuel Magro Gallardo, se siguen sufragando los gastos ocasionados por las salidas procesionales de la Santa Cena. De este modo, en el año 1.967 se afronta el reto de renovar el trono para adaptarlo al sistema de ruedas con el que prescindir de los costaleros, tarea que se le encomienda al crevillentino D. José Lledó López "El Noi" y que costó unas 35.000 pesetas.

La década de 1.970 se caracteriza por un periodo de estabilidad, la Santa Cena acude puntual año tras año a sus citas procesionales y dónde solamente cabe destacar pequeñas renovaciones en la indumentaria y un progresivo incremento en las filas de penitentes, convirtiéndose en uno de los pasos con mayor participación en nuestra Semana Santa.

En 1.981, durante la mañana del Viernes Santo y cuándo la Santa Cena todavía se encontraba en el Paseo del Calvario a la espera de iniciar la Procesión de Bajada, las malas predicciones meteorológicas se cumplieron, cayendo una intensa tromba de agua en corto espacio de tiempo. Pese a que el grupo escultórico fue cubierto con todos los plásticos que se disponían en ese momento, no se pudo evitar que el paso se mojara por completo y las imágenes quedaron seriamente deterioradas hasta el punto de afectar a su integridad estructural, por lo que la restauración era necesaria e inevitable; este cometido fue asumido por los hermanos escultores albaterenses D. Valentín y D. Domingo García Quinto y su importe ascendió a la imponente cifra de 257.400 pesetas.

El resto de la década de 1.980 viene cargada de luces y sombras: por un lado, en 1.984 se encargan nuevos portacirios con el distintivo de la hermandad realizados por el crevillentino afincado en Valencia, D.Adolfo García García. Un año más tarde, durante el almuerzo del "Pá Torrat" se le rinde merecido homenaje a D. Francisco Belén por su incondicional entrega y dedicación durante tantísimos años, el mismo que tristemente fallece en 1.989, dejando a la hermandad huérfana pero gracias a su ejemplo, los jóvenes de las diferentes familias vinculadas continúan con la misma ilusión de siempre.

En 1.992, las nuevas generaciones de la familia Magro llevan a cabo un acto de homenaje a sus mayores, la segunda generación de la familia propietaria del paso: Dña. Teresa, D. Manuel y D. Francisco Magro Gallardo, Dña. Mercedes y Dña. Carmen Magro Candela, además de D. Teodoro Belén Carreres, en memoria de su hermano. Del resto de la década de 1.990 se puede hacer un balance positivo y sin incidentes reseñables. Una vez entrados en el nuevo milenio, se incorpora otra generación más en las tareas de organizar los distintos trabajos dentro de la hermandad. Finalizada la Semana Santa de 2.002, se inician conversaciones con distintas empresas y escultores para intentar ejecutar una restauración a las trece imágenes que componen la Santa Cena y adquirir un nuevo trono para ser llevado nuevamente a hombros, y así sumarse a la tendencia que venían experimentando las cofradías crevillentinas desde una década atrás.

En el año 2.003, se hacen realidad los dos proyectos anteriormente referidos: el grupo escultórico es restaurado en su totalidad por la empresa de conservación artística ASOARTE de Murcia, los cuales llevan a cabo una consolidación estructural y pictórica; reforzando los estucos enlienzados y eliminando viejos repintes que ocultaban las carnaduras y matices originales de la policromía. El nuevo trono que sería portado por 48 costaleros, llega desde Llosa de Ranes (Valencia) realizado por el ebanista D. Vicente Martínez Estellés; un magnifico trono tallado en pino de Suecia que posee rasgos de barroquismo y neoclacisismo, que viene a complementar perfectamente la estética valenciana-levantina de las imágenes de D. José Geriqué. En su frontal se observa una reproducción del Santo Grial de Valencia con la Sagrada Forma, en los laterales apreciamos varias alegorías propias de la eucaristía, como el pan y varias espigas de trigo a la derecha y una copa de vino junto a un ramo de uvas a la izquierda, en la parte trasera se encuentra el escudo de la familia Magro y el año de construcción de dicha peana, todo ello enmarcado dentro de un minucioso trabajo digno de las mejores gubias. Para marcar el compás al grupo de costaleros en su estreno, suena una nueva marcha procesional: "La Santa Cena", compuesta por el director local D. José Alberto Aznar Asencio, interpretada en esa ocasión por la Banda Unión Musical de Radovan (Alicante), enriqueciendo el patrimonio musical de la hermandad que ya poseía la Passarella "La Cena" del maestro D. Manuel Aznar Alfonso. Por si fuera poco, ese mismo año la hermandad tiene el privilegio de encender la Cruz de Cuaresma, con el que iniciamos la cuenta atrás para la Semana Santa. Tal honor recayó sobre Dña. Teresa Magro Gallardo, integrante de la segunda generación de la familia Magro, amante y entusiasta de nuestras tradiciones. Como complemento a todo ello, se organiza un programa de actos culturales que se inicia con la exposición "Santa Cena: 78 años de historia", preparada por los más jóvenes y dónde se puede apreciar la evolución experimentada por el paso desde su llegada a Crevillent.

En 2.005, se restaura el estandarte, a cargo de las sabias manos de la bordadora Dña. Mari Nieves Mas y su hija Dña. Mari Nieves Manchón Mas, quiénes se emplearon a fondo durante todo el año para devolver todo su esplendor a esta pieza. Transcurren varios años hasta llegar a 2.014, cuándo la Junta Directiva afronta el desafío de organizar en nuestra población el XIII Encuentro Nacional de Cofradías y Hermandades de la Santa Cena, que tuvo lugar entre los días 6 y 8 de diciembre. Las trece imágenes del paso fueron trasladadas a la Parroquia Nuestra Señora de Belén, dónde fueron colocadas sobre un dosel en el Altar Mayor, en una disposición que nunca antes se había podido contemplar. Durante los dos primeros días, los congresistas pudieron disfrutar de ponencias, conferencias, conciertos de música sacra y degustaciones gastronómicas propias de nuestra Semana Santa. Por la tarde del día 7, la Procesión Extraordinaria recorrió parte del casco antiguo, el resto de cofradías crevillentinas estuvieron representadas en sus guiones contando con el acompañamiento musical de la Banda de Cornetas y Tambores "Nuestra Señora del Rosario". El día 8 se clausura el encuentro con una visita grupal al Museo de Semana Santa, la proyección de un documental dónde se recoge la vida del paso y una comida de despedida. Previo a dicho encuentro, el trono fue llevado hasta los talleres de D. Antonio Cabra Parra, en la ciudad de Málaga con la finalidad de aligerar el paso: se eliminaron casi 400 kilográmos de peso y se dotó de una mesa de trono y varales de aluminio, más ligeros y flexibles que los anteriores.

En 2.018, las trece imágenes son restauradas por D. José Vicente Bonete Ruiz cómo parte del convenio suscrito entre el Excmo.Ayuntamiento de Crevillent, la Federación Local de Cofradías y Hermandades y el propio restaurador. Al encontrarse todas ellas en buen estado, sólamente se procedió a limpiarlas superficialmente sin necesidad de realizar intervenciones de mayor importancia. Sin embargo, se cambiaron sus anclajes para garantizar una mejor sujección sobre el trono y la imagen de Cristo se elevó seis centímetros para poder apreciarlo mejor durante los desfiles pasionales. Aprovechando la ocasión, su corona también fue restaurada. Un año después, se vuelve a trabajar en los varales, al eliminar los cojines de los costaleros que fueron sustituidos por una única almohadilla forrada en terciopelo granate oscuro, lo que supuso una mejora tanto estética como funcional. Además, en sus extremos se colocaron unas piezas a modo de cabezal, del mismo estilo que el trono y que fueron talladas por el ilicitano D. Alfonso Cuadra López.

Los años 2.020 y 2.021 vienen marcados por la ausencia de procesiones debido a la pandemia del Coronavirus. No obstante, en 2.021 nuestra hermandad es parte activa en la exposición "Miradas de Pasión", una concentración de pasos realizada en el templo Nuestra Señora de Belén en la que estuvieron presentes 14 de las 30 cofradías de la Semana Santa crevillentina.