Sobre la autorización
Que cada uno – en tanto practicante del psicoanálisis- se autorice a sí mismo no
libra de la responsabilidad que conlleva esta práctica; que el analista se autorice, no basta. No se trata aquí de una facultad que se logra después de cierto tiempo de llevar a cabo un análisis personal o de un título que se alcanza al seguir patterns predeterminados.
Entonces, ¿a qué se autoriza el practicante?, la respuesta que escribo se vehiculiza al recorrer y seguir recorriendo el trípode freudiano, a saber, el análisis personal, la supervisión y la episteme, agregando a éste entramado una cuarta pata, la de la Escuela, la autorización del analista no es tal en tanto éste no se enmarque a la misma -de la manera en que pueda y en los tiempos singulares-, ya que estos cuatro principios no son patrones estáticos, ni estandarizados, sino que se van sosteniendo según un deseo inédito se perfile, un deseo de analista.
Si la autorización es singularísima, lo es también el deseo que ahí fragua. A nivel gramatical hay que precisar que “el” es un artículo definido, y se lo utiliza para nombrar cosas o cuestiones concretas, por contrapartida el artículo “un” es indefinido, y al usarse lo único que sabemos es que se abordará lo desconocido, lo no determinado. Escribir este artículo -el- precediendo al deseo, sería una suerte de universalización de la cosa, de determinar la autorización en maneras concretas de transmisión o como lo diría JAM aludiendo a la postura de Lacan: “En el análisis, entonces, las cuestiones técnicas son siempre cuestiones éticas (...) la categoría de sujeto, como tal, no puede ser colocada sino en la dimensión ética” (JAM.,2019, p.13), ética del deseo según nos enseña Lacan sobre todo a lo largo de su Seminario 7.
Retomando, el psicoanalista se autoriza, él solo en su deseo, en su propio arroyuelo en donde se conjuga “nuestro ser y nuestro no-ser” (Lacan. 2007, p.382); un deseo de analista sucede, pero este no es a solas, sino con algunos otros... de la Escuela. Aquí en el marco de la Escuela es donde se muestra en acto lo que de la singularidad de cada uno se decanta como estilo y enunciación, en donde eso indecible resuena en el decir.
Sobre la singularidad
Que la singularidad es una categoría lógica, ya nos lo recuerda JAM, en Sutilezas analíticas (JAM.,2020, p.97). Sin embargo, acompaño este recordatorio con una intervención de mucha belleza, intervención que hace Lacan a propósito de una exposición de arte y de la cual me serviré en este apartado; la liaison se formula en el encuentro con la escritura de Miller y las resonancias que estas producen en función de la lógica y la singularidad relanzándome a las palabras dichas por Lacan sobre la obra de André Albert.
La singularidad y lo discontinúo se escriben a juntillas, Miller lo puntúa al darle lugar a la falla en el matema lacaniano, en el espíritu de la geometría de Pascal (JAM.,2020, p.102), sin embargo, la falla en tanto lógica matemática surge en las reglas cuando “una función bien definida da un resultado que no tiene sentido” (S.A, Wikipedia, S.F.); un ejemplo práctico de la cita sería: si 2/2 es igual a 1, -siguiendo la continuidad divisoria en esta secuencia- y 2/1 da como resultado 2, lo que sucede al dividir 2 para 0 (2/0) es inesperado, indeterminado, es indefinido pues no hay un número que multiplicado por 0 tenga como resultado 2, he ahí lo singular. Es eso que está más allá de la lógica fálica, o en términos mucho más sencillos: E pluribus unum
“Entre muchos, uno”, es una aproximación personal de la singularidad, que puedo sostener con cierto tropiezo en las matemáticas, tropiezo en tanto uno no sabe hasta ir al encuentro y tropezar con eso que no se vio antes, y que me faculta al uso de las discontinuidades, especialmente de las discontinuidades de salto infinito, - a saber, la división de un número racional entre cero, detallada en el párrafo anterior- las que se denominan singulares, o con Miller y su referencia al “inconsciente cuenta”, subrayo: “¿Cuál es el valor de la cifra? arece un modo de significante, pero es el significante no considerado por sus efectos de sentido” (JAM.,2019, p.132).
Para continuar con la propuesta inicial, en 1975 se hace esta puntuación: “la función de la lógica, que es desde luego, tal como la he definido: lo único por lo cual hay un acceso a lo real.” (Lacan), en una intervención que se denominó: El placer y la regla fundamental. En dicha conferencia Lacan no deja de referirse a lo singular de diversos modos, y hace un énfasis particular a sus notas -en el texto el mismo Lacan menciona haber tomado muchas- de lo escuchado de lo dicho por André Albert al referirse a la lógica, a la regla fundamental, al principio del placer, entre otras cosas, a saber: “Y es en esto que es notable lo que solamente André Albert ha indicado, que la única cosa que vale no es lo particular, es lo singular.”, “que algo singular no sea omitido” y “la singularidad, dijo, de lo que no debe ser omitido”, estás tres extracciones se entretejen con la clase VI de Sutilezas en especial con la enseñanza sobre el instante de ver, “lo singular requiere del instante de ver”, dice Miller (2020, p.102), así como también nos decía Freud en 1937, cuando algo aparece “el león solo salta una vez”, eso singular solo emerge en la cura cuando no sea omitido en el barullo de lo particular.
Lo particular es el síntoma, es ese ruido, ese signo que no nos enmarca a una sola relación posible con lo real, en tanto seres hablantes. Entonces, lo particular no es más que una extensión personal de lo universal y como tal, para llegar a lo singular “El análisis nos indica que no hay más que el nudo del síntoma, y que hay que sudar bastante para llegar a aislarlo; tanto hay que sudar que uno puede incluso hacerse un nombre, como se dice, de ese sudor.” (Lacan,1975).
Esta hipótesis de trabajo la de las tres instancias aristotélicas no son una novedad, hacer un llamado a esta lógica es poner en dialogo lo Universal de la estructura, en tanto no hay ser hablante que no tenga una, habrá que recordar aquí que lo Universal es aquello que, por su naturaleza se predica en muchas cosas. Lo particular por otra parte participa de lo universal pero no alcanza a ser plenamente singular, recurro a pensar en el tipo clínico que se aloja dentro de la estructura, pero no por ello define la experiencia subjetiva del hablante; y lo singular como instancia necesaria que no se predica de ningún otro, que un sujeto sea un neurótico histérico no lo hace igual a otro en tanto su novela subjetiva le es sólo propia.
Sin pretender forzar la práctica podemos conjeturar que estas tres instancias se pueden entrelazar con los tres tiempos lógicos -como hace JAM en Sutilezas- y las tres coordenadas clínicas que tan acertadamente agenció Freud, a saber: Estructura-tipo clínico-Novela familiar:
-En el instante de ver: Lo universal y la estructura,
-En el tiempo para comprender: Lo particular y el tipo clínico,
-Y e n el momento de concluir: Lo singular y la novela de cada ser hablante.
A la pregunta “qué dice usted” no se sabrá de buenas a primeras de la estructura del que consulta, estamos ahí en el “instante de ver”, dure el tiempo que dure, como inicialmente Freud nos menciona en “Consejos al médico” sobre el valor que tiene en la cura las entrevistas que Lacan llamó “preliminares”. En este “instante de ver” la orientación por lo universal la encontramos en las estructuras clínicas: Neurosis, psicosis o perversión.
Que lo singular requiera del instante de ver significa que al atravesar lo universal del parloteo, se podrá escuchar el ruido particular del síntoma, sin embargo, lo singular emergería a condición de que se sude, de que se trabaja, de que valga la pena hasta lograr, como nos enseñó Lacan “hacerse un nombre, como se dice, de ese sudor.” Es en la simultaneidad de las instancias psíquicas y lógicas, donde ocurre la apuesta.
Notas
Albert André (24 de mayo de 1869 - 11 de julio de 1954) fue un pintor figurativo postimpresionista francés.
Retomo lo de la simultaneidad, que Miller sostenga que lo singular requiera del instante de ver no superpone la apuesta del instante de ver y su relación con lo universal, ya que en lógica aristotélica así como el aparato psíquico las instancias son dinámicas y en un psicoanálisis sostenido sea en la práctica o como analizante, se puede constatar las diferentes inmersiones en cada una de las instancias mencionadas, hemos de saber la cuestión no cronológica y atemporal del icc.
Referencias bibliográficas
- Lacan, J. (2007), La ética del psicoanálisis, Argentina: Paidós
- Lacan, J. (1975), recuperado de:
https://www.psi.uba.ar/academica/carrerasdegrado/psicologia/sitios_catedras/obligatorias/114_adultos1/material/archivos/lacan-
el_placer_y_la_regla_fundamental.pdf
- Lacan, J. (1975), recuperado de: https://ecole-lacanienne.net/wp-
content/uploads/2016/04/1975-06-14a.pdf
- Miller, Jacques-Alain. (2019), Introducción al método psicoanalítico, Argentina: Paidós
- Miller, Jacques-Alain. (2020), Sutilezas analíticas, Argentina: Paidós
- Singularidad matemática. (s.f.) Recuperado de https://es.wikipedia.org/wiki/Singularidad_matemática
- Guía APA aquí: https://normasapa.in/#Libro_con_autor