Especialización temprana en fútbol. ¿Es el formato fútbol a 7 adecuado para las primeras etapas?


Prof. Dr. Fernando Otero-Saborido


Se entiende por especialización temprana en fútbol cuando la edad de iniciación monodeportiva se salta el desarrollo de las habilidades básicas y genéricas previas que sustentan de habilidades motrices específicas de este deporte (Figura 1). Estaríamos hablando de jóvenes aprendices de 5, 6 y 7 años a los que se les exigen habilidades específicas como ‘regatear’ a un contrario sin que hayan estimulado específicamente habilidades básicas como el ‘golpeo’ de objetos o la propia ‘carrera’ en las que los cambios de dirección, frenada, puestas de inicio y finalización son la base motriz para el aprendizaje y la ejecución de la habilidad de ‘regate’ en fútbol. Recordemos, además, que estos jóvenes futbolistas ni siquiera han disfrutado la estimulación formal de una asignatura específica de Educación Física al estar escolarizados en Educación Infantil. En este contexto, la situación se resume en niños/as en una edad sensible para el desarrollo de las habilidades básicas que, sin embargo, están expuestos/as a habilidades motrices de orden superior.


Figura 1. Fases del desarrollo motor según Gallahue (elaboración propia)


Según la literatura especializada (Otero et al., 2009), una adecuada iniciación deportiva partiría de un modelo horizontal. Es decir, de la iniciación simultánea y común de formas deportivas que compartan la misma lógica funcional ( modalidades de invasión, reenvío..) con situaciones que estimulen principios generales del juego y provoquen transferencia entre estas situaciones: ocupación de espacios, avanzar según una dirección ataque-defensa... Sin embargo, la ansiedad por la especialización en un deporte anticipa y obvía una formación multilateral previa.

Ante esa realidad de la iniciación temprana en fútbol nuestro país nos surgen las siguientes cuestiones ¿Qué papel juega el fútbol a 7 en este contexto de anticipación del desarrollo motor del niño? ¿Es adecuado este formato de competición para alumnado de 4-5 años (minis, querubines, escuelas…) y 6-7 años (prebenjamines)? ¿Condiciona el formato de competición de fútbol a 7 el aprendizaje en los entrenamientos del alumnado? Para reflexionar sobre estas cuestiones hay que analizar cómo es la lógica funcional del juego y su vinculación con el concepto centro del juego.

El concepto de centro de juego para entender la lógica funcional en fútbol

El centro del juego es el espacio útil (es decir, con interacción) definido por el lugar que ocupa el jugador con el balón y los jugadores/as (adversarios/as y compañeros/as) que están en una situación de participación inmediata (Castelo, 1999). Por tanto, diríamos que los jugadores/as que no se encuentran en situación de participación inmediata están fuera del centro del juego. Cuando el ataque se va desplazando a lo largo del campo los jugadores que están fuera podrían adentrarse en el centro de juego ya que podrían participar de forma inmediata: recibiendo un pase o interceptándolo, acosando al poseedor…

¿Qué ocurre con el centro del juego en la especialización temprana?

Como señalan Ardá y Casal (2003), en fútbol sólo un número reducido de jugadores están en el centro del juego, el resto está fuera del mismo. No obstante, esta descripción de los autores gallegos es muy elocuente para visualizar la situación de un partido de categoría senior, junior o categorías aledañas. No ocurre lo mismo en categorías prebenjamines o las previas a prebenjamines. ¿Qué ocurre con el centro de juego en estas categorías? Al contrario de lo que debería ocurrir y que describen Ardá y Casal (2003), en formatos de competición de fútbol a 7 en categorías de prebenjamines o querubines casi todos los jugadores de campos están dentro del centro del juego. Es decir, casi nadie se sitúa fuera del centro de juego. Ocurre el llamado efecto “polilla” donde los 12 jugadores de campo se apelotonan en torno al balón (Ver video). Si Ardá y Casal (2003) nos dicen que en el fútbol sólo un número reducido de jugadores están en el centro del juego y el resto está fuera del mismo ¿qué está ocurriendo? ¿por qué no hay nadie fuera del centro del juego? ¿Por qué es habitual que se arracimen? No descubrimos nada si afirmamos, sin miedo a equivocarnos, que jóvenes deportistas de 5, 6 y 7 años no están preparados para una competición de 14 jugadores en las dimensiones de un campo de fútbol 7. Estamos imponiendo a los aprendices unas condiciones perceptivas y decisionales bajo las que sus capacidades técnico-tácticas no les permiten sobrevivir. Digamos que a los aprendices les sobran estímulos, jugadores y… todo el espacio que está fuera del centro del juego y que sus capacidades les “dictan” no ocupar. La razón de este comportamiento polilla (todos tras el jugador con el balón) es de orden cognitivo. Tal y como señalan Lapresa, Arana y Garzón (2020), los jóvenes futbolistas de hasta 7 años se encuentran en el estadio piagetano representativo que les impide un razonamiento inductivo-deductivo y solo se pueden centrar en un elemento: el balón. Es decir, aún no están dotados para discriminar que fuera del balón, es decir, el centro del juego, suceden cosas interesantes. Incluso que situarse fuera del centro del juego les permitiría ocupar espacios libres, orientarse para recibir en mejores condiciones e, incluso, conseguir algo que sucede poco en fútbol y que casi nunca ellos disfrutan: el gol.



(clicar sobre el video) Dinámica de los niños/as de 5 y 6 años en torno al centro del juego en el formato de fútbol a 7


Tal y como conceptualiza Lago-Peñas (2000) , los jóvenes deportistas de estas categorías tienen un comportamiento de especialidades deportivas segmentarias. ¿Qué es una especialidad segmentaria? Son aquellas en las que la mayoría participantes actúan normalmente en el centro del juego. El comportamiento segmentario es más propio del baloncesto o fútbol a 5 ya que mayoritariamente los jugadores están dentro del centro del juego.

Por tanto, de la misma forma que en los años 90 en España el fútbol a 7 nació para adaptarse a las capacidades de alevines (10 y 11 años) que sobrevivían a duras penas en los 7000 metros cuadrados y los 22 jugadores del campo de fútbol 11, ahora jóvenes jugadores con hasta 4 años menos que los alevines se “ahogan” en los 3000 metros cuadrados y 14 jugadores de un campo de fútbol 7. Es tan grotesco como habitual ver que la mayoría de los participantes tienen poca relación con el móvil o esa relación es testimonial y poco estimulante para su aprendizaje

No son necesarias dotes de analista táctico para darse cuenta al ver un partido que el fútbol a 7 en prebenjamines y edades previas (y dependiendo del nivel incluso en benjamines) es un formato antipedagógico y presa del abandono deportivo (escasos contactos con el balón para la mayoría, jugadores que nunca tienen la posibilidad de conducir, pasar, por no hablar del derecho gratificante y obligatorio de marcar un gol para garantizar la adhesión deportiva etc…). Otro dato: ¿puede desarrollarse el aprendizaje de un deporte alta posesión y bajo tanteo cuando en 40” de tiempo efectivo los niños/as pierden la posesión 5 o 6 veces? (López Ortega, 2002) Evidentemente no se manifiesta una “relación con el balón” de calidad en esas posesión ping pong. Ya es constatado por la literatura especializada, que en los períodos comprendidos entre los 5 y 7 años la “relación con el balón” es el bloque de aprendizaje en el que hay que invertir más tiempo junto con la motricidad y, por encima, del “niño y el adversario”, …metas”, “compañeros y adversarios” “grupo 1 vs grupo 2” (Garganta & Pinto, 1997; Morcillo & Moreno, 2002; Otero-Saborido, 2002; Sánchez-Latorre & Fradua, 2002). A este respecto, parece muy pertinente el desarrollo metodológico en la relación con balón que proponen en la especialización temprana Lapresa, Arana y Garzón., (2020)




Por ello, sorprende que en este afán de especialización temprana, se haya generalizado y oficializado este formato de fútbol a 7 en las categorías mencionadas [1]. Sorprende, sobre todo, existiendo formatos ya testeados por diferentes autores y profesionales con un enorme prestigio metodológico en la enseñanza de este deporte. Es el caso de juegos de mini fútbol de 3 vs 3 del célebre Horst Wein (1999) o el propio fútbol a 5. En el caso de fútbol a 5, aun representando una exigencia perceptiva y decisional para las capacidades de técnico-tácticas de las categorías querubines y prebejamines, es una modalidad en la que los jugadores “tienen la posibilidad de intervenir constantemente en el proceso de central del juego , marcar gol, robar el balón…”(Ardá & Casal, 2003). Aun compartiendo la afirmación de estos autores, matizaríamos el “constantemente” por un “en mayor proporción”.

En el caso del autor alemán Horst Wein, el formato de competición que más se acerca [2] al alumnado de 5 años (querubines, escuela, minis…) y, sobre todo, para 6 y 7 años (correspondientes a la categoría de prebenjamines) son los juegos de minifútbol de 3vs3 en campos de 25 de ancho por 30 de largo con cuatro porterías. Entre otras muchas, destacaríamos dos razones muy claras para proponer el 3 vs 3 como formato de competición alternativo al actual fútbol a 7.

Imagen extraída de 'Fútbol a la medida del niño' (Wein, 1999)



La primera razón es que el 3 vs 3 (con o sin portero) representa un átomo del juego. Es decir, es una situación muy representativa de la complejidad táctica del fútbol en formato senior: multiplicidad de soluciones como pasar (con dos opciones de pases), tirar, conducir y/o temporizar. En resumen, en el 3 vs 3 se manifiestan todos los principios del juego (incluido esa interacción tríadica que se ha dado en llamar últimamente “el tercer hombre”) pero esa complejidad táctica del 3 vs 3 se simplifica y adapta a las posibilidades de niños.

La segunda razón es que el 3 vs 3 de Wein (1999) no es un formato cerrado sino que existe una progresión. De hecho, el 3 vs 3 puro, sin portero, y con cuatro porterías, de entrada es un formato exigente para las etapas anteriores a prebenjamines de 4 o 5 años (querubines, escuela, escuelita...). Pero existe una multitud de variantes progresivas ( 3 vs 0, 3 vs 1…) que facilitan a los jóvenes futbolistas su incorporación a este átomo del juego. El trabajo de Lapresa et al., (2010) confirma su idoneidad para prebenjamines incluso por encima del fútbol a 5.

A modo de colofón, y a diferencia de otros países dónde no existe la especialización temprana o, en caso de existir, se obvia la existencia de un competición reglada, nos surgen la siguientes cuestiones. ¿Cuánto tiempo dedican las escuelas de especialización temprana en España en jugar partidos de fútbol a 7 durantes sus sesiones de entrenamiento? Probablemente, muchísimo. En resumen, por todo lo expuesto, y dado que, en primer lugar, el fútbol a 7 dificulta la iniciación deportiva de los niños que debutan en este deporte y, en segundo lugar, que la forma de competición condiciona del aprendizaje de los niños/as que se inician, parece urgente implantar otras formas de competición en la especialización temprana en fútbol.


Referencias

Ardá, A., & Casal, C. (2003). Metodología de la enseñanza del fútbol. Paidotribo.

Castelo, J. (1999). Fútbol: estructura y dinámica del juego. INDE Publicaciones.

Garganta, J., & Pinto, J. (1997). La enseñanza del fútbol. In J. Graca, A. y Oliveira (Ed.), La enseñanza de los juegos deportivos. Paidotribo.

Lago-Peñas, C. (2000). La acción motriz en los deportes de equipo de espacio común y participación simultánea. Universidad de la Coruña.

Lapresa, D., Arana, J., Garzón, B., & Alonso, C. (il. . (2020). Iniciación temprana al fútbol: pautas para orientar la formación. Fútbol de libro.

Lapresa, D., Arana, J., Garzón, B., Egüén, R., & Amatria, M. (2010). Adaptando la competición en la iniciación al fútbol : estudio comparativo de las modalidades de fútbol 3 y fútbol 5 en categoría prebenjamín. Apunts. Educación Física y Deportes, 101(3), 43–56.

López Ortega, A. (2002). Fútbol a la medida del niño. In F. A. de Fútbol (Ed.), Manual de iniciación y orientaciones metodológicas para Escuelas de fútbol (pp. 18–21). CEDIFA.

Morcillo, A., & Moreno, R. (2002). Congreso Internacional Científico de Fútbol. Sesión Integrada: Enseñanza Adecuada y Significativa Del Fútbol.

Otero-Saborido, F.M:; Calvo, A; González, J. A. (2009). La enseñanza de los deportes de invasión : metodología horizontal vs . Metodología vertical. EmásF., 12, 1–13.

Otero-Saborido, F. M. (2002). La planificación en el fútbol base: desde una filosofía general hasta un modelo de sesión. Cuardenos Técnicos: Wanceleun, 25, 41–47.

Sánchez-Latorre, D. ., & Fradua, L. (2002). La planificación en el fútbol base: modelo aplicativo integral. Training Fútbol, 50, 26–41.

Wein, H. (1999). Fútbol a la medida del niño. Real Federación Esañola de Fútbol.



(1) Existen formatos de competición adaptados a la capacidades de una especialización tempranada. Es el caso de Alemania para la temporada 2023-2024 dónde el 2Vs2 y el 3V3 son las propuestas para las etapas de prebenjamín.

https://trainingground.guru/articles/germany-revolutionises-foundation-age-formats#.YjjAJRBcRyw.twitter



(2) Introducimos el matiz “que más se acerca” porque la propuesta original de 3 vs 3 que Wein experimentó se destinaba a benjamines, no a prebenjamines. No obstante, diferentes estudios ya han verificado que el 3 vs 3 contribuye notablemente a un aprendizaje inclusivo y se adapta a las capacidades del alumnado prebenjamín (Lapresa et al., 2010)




Prof. Dr. Fernando Otero-Saborido

Profesor Titular de la Universidad Pablo de Olavide (Sevilla, España)