LAS BRUJAS DE BURGAMA

Relato de la zona de Norte de Santander, Ocaña. Cuentan que en el siglo XVII vivían cinco mujeres en Ocaña: María Antonia Mandona, María, Pérez, María del Carmen, María de Mora y Leonelda Hernández. Las mujeres tenían algo en común y es que se dedicaban a la brujería, por ello eran llamadas las brujas de Burgama. Las personas las buscaban para eliminar a los demonios, hacer limpias y dar amuletos de protección. María Antonia era la más preparada en el asunto. Mientras que Leonelda era la más joven y la más hermosa.

La Santa Inquisición perseguía la herejía y se castigaba con la muerte. Una tarde ese grupo de mujeres fueron arrestadas por soldados españoles y condenadas por la inquisición. Las mujeres fueron llevadas hasta el Cerro de la Horca, mientras tanto eran azotadas. La primera en ser puesta en la horca fue María Antonia, la bruja más poderosa del grupo. El resto de las mujeres permanecían atadas esperando su lamentable final. Pero justo cuando la bruja estaba a punto de ser asesinada, un grupo de pobladores salieron de entre los arbustos para atacar a los policías. Debido a esto el capitán decidió atrapó a la bruja Leonelda.

Cuando el resto de las brujas fueron liberadas atacaron sin piedad a los hombres y liberaron a Leonelda quien fue sobre el capitán y con un machete le cortó el cuerpo a la mitad. Las cinco brujas se liberaron de sus enemigos y agradecieron a los pobladores que las ayudaron. Desde ese momento decidieron vengarse de los inquisidores con fuertes maldiciones. Años después, las mujeres fueron muriendo por diversos momentos. Los pobladores comentan que Leonelda aún vaga en el Cerro de la Horca asechando a todos los hombres que tienen malas intenciones con las mujeres. Su alma ha protegido al pueblo de desastres y ladrones. Justo en el centro de la explanada principal se puede encontrar una estatua de la bruja Leonelda.