Un buen deportista lo demuestra dentro y fuera del campo.
Para ser buen deportista hace falta no perder el ánimo cuando se va perdiendo.
El buen deportista es valiente. Hace lo que le parece bueno aunque le suponga más esfuerzo.
El buen deportista es bueno. Hace lo correcto aunque no le beneficie.
No se puede jugar si no se respetan las reglas del juego. El buen deportista las respeta y las hace respetar.
El buen deportista no hace trampas ni dentro ni fuera del terreno de juego.
El buen deportista, cuando juega en equipo, no pretende lucirse por su cuenta. Sabe que quien tiene que ganar es el equipo. Ayuda y acepta la ayuda de los compañeros.
El buen deportista intenta ganar, pero sobre todo intenta ganarse a sí mismo intentando jugar cada vez mejor.
El buen deportista sabe que es más importante divertirse y aprender jugando que ganar a toda costa. Si pierde no pasa nada, y no debe enfadarse por ello.
El buen deportista respeta a los demás: jugadores, árbitros, entrenadores, espectadores,....
El buen deportista busca, sobre todo, ser mejor persona.