El proyecto fue una iniciativa impulsada desde su origen por la Apóstol Cristina María Rodríguez, con el objetivo de provocar un despertar de las mujeres cubanas, convirtiéndolas en agentes de cambio dentro de las iglesias para llegar a hacer de éstas laboratorios sociales. Aunque este proyecto está inspirado en los valores cristianos, incluyendo la igualdad de la mujer desde sus derechos, su autonomía y dignidad, entre otros, ello no quiere decir que sea un proyecto confesional o que sea excluyente a los no creyentes, sino todo lo contrario. Está abierto a toda mujer independientemente de su cultura, ideales o religión, resaltando los valores de la mujer en las diferentes esferas de la sociedad como el trabajo, la política, sociedad civil o desde nuestra misma religión, porque ahí también la mujer es discriminada.