Técnico Académico de la Unidad de Desarrollo de Sistemas Computacionales
El tiempo que perdiste por tu rosa hace que tu rosa sea tan importante.
Mi nombre es Enrique Escalera Zuñiga, soy Técnico Académico Titular A Definitivo en el Área Desarrollo de Sistemas Digitales para la Docencia de la Unidad de Desarrollo de Sistemas Computacionales.
Egresado de la
Carrera de Química Farmacéutica Biológica (Q.F.B.).
Maestría en Prácticas Educativas Innovadoras.
En la era digital, donde cada día nos sumergimos más en pantallas y algoritmos, mi corazón tecnológico late al ritmo de las últimas innovaciones. Sin embargo, esta pasión por lo digital coexiste con un pasión inquebrantable y profundamente arraigada por la experiencia tangible de un libro impreso. Hay algo inigualable en el tacto rugoso de sus páginas, el suave crujido de su lomo al abrirlo por primera vez y, por supuesto, el aroma distintivo que emana, una mezcla de papel, tinta y tiempo que evoca recuerdos y promete nuevas aventuras. Es una dualidad que me define: aunque aprecio la inmediatez y la conveniencia de los e-books, jamás sacrificaría el placer sensorial y la conexión única que solo un libro físico puede ofrecer.
Mi corazón tecnológico coexiste con mi amor inquebrantable por el tacto y el aroma de un libro impreso.
Mi conexión con el mundo va más allá de la tecnología y la literatura; se asienta en un respeto por la naturaleza y en el compromiso con la transmisión de valores. Creo firmemente que nuestro planeta es un tesoro que debemos proteger, y por ello, cada acción, desde la más pequeña hasta la más grande, debería reflejar esa consideración por el entorno. Paralelamente, siento una gran responsabilidad en fomentar y compartir principios esenciales como la empatía, la honestidad y la perseverancia. Para mí, no solo se trata de vivir en armonía con la Tierra, sino también de cultivar un futuro donde las nuevas generaciones crezcan con la sabiduría y la ética necesarias para cuidar tanto de nuestro hogar como de la sociedad misma.
No me resigno a que, cuando yo muera, siga el mundo como si yo no hubiera vivido. (Pedro Arrupe)