La protección del patrimonio cultural y natural sólo puede ser efectiva a partir del trabajo en conjunto de las instituciones o responsables a cargo la gestión. Desde esta premisa, a partir de 2018 se comenzó a trabajar con diferentes organismos provinciales y nacionales. La mutua necesidad de un control más efectivo de los impactos que generan determinadas actividades sobre los recursos naturales y culturales motivó el desarrollo de un Protocolo Integral para los estudios de impacto arqueológico y paleontológico, considerando los sitios y yacimientos como parte constitutiva del medio ambiente y de su patrimonio.