La antigua harinera

La antigua harinera está situada en la Travesía de Lumbier. El edificio alberga toda la infraestructura de la fábrica, aunque falta la mayor parte de la maquinaria que se utilizaba. Todavía podemos contemplar una buena parte de las instalaciones, que permiten trasladarnos a los años de mitad del siglo pasado ya que se conservan con los materiales y utensilios originales.

En la planta baja:

En la planta superior:

Un poco de historia local.

En Aibar-Oibar, la Fábrica de Harinas como tal funcionó aproximadamente desde 1920 hasta 1970. Hacia 1946 Félix Purroy Orte compró la fábrica a Ángela Udobro, hija del propietario inicial. Unos años antes de 1946 Félix Purroy gestionó la fábrica en arriendo hasta que la compró.

La fábrica llegó a contar con unos 12 empleados y producía harina panificable, con capacidad para fabricar 10.000 kilos diarios. También producía menudillos, tercerilla, salvado hoja y sémolas para piensos de animales.

Después de cerrar como harinera funcionó como molino de piensos y seleccionadora de cereales.

En la fachada principal se podía leer el rótulo pintado "Fábrica de Harinas" y "Daverio". Este último nombre corresponde a la marca de la mayoría de las máquinas que había en la harinera.

En la imagen, dos trabajadores de la antigua harinera retiran la nieve de los alrededores de la fábrica (27 de enero de 1958).

Documentos y papelería original de la fábrica.

Imagen de una antigua harinera con maquinaria de la marca Daverio.

"La Concertada" 1965

En 1965 se publicó en el Boletín Oficial del estado (BOE) una Orden de la Presidencia del Gobierno por la que se establecían las bases generales para el régimen de Acción Concertada del Sector de Fabricación de Harinas Panificables, Sémolas y Subproductos de molinería.

Posteriormente, en 1973 se publicó en el BOE un Decreto por el que se establecía la reestructuración de todas las Empresas del Sector.

El exceso de producción nacional en relación al consumo, así como otros factores de rentabilidad del sector harinero, etc. propiciaron las medidas que originaron el cierre o el cambio de actividad de un gran número de fábricas de harinas.

A este proceso se le llamó genéricamente con el nombre de "La Concertada".

Un poco de historia general.

En España, el paso definitivo hacia la industrialización del subsector harinero se dio hacia la década de 1880 con la introducción del sistema austro-húngaro de molturación por cilindros.

En el Tratado práctico de la molinería (1895) se explican los detalles:

 

 “(…) la nueva molienda austro-húngara apenas necesita ya de maestros (molineros) buenos ni malos para dirigir la pulverización de los granos, pues las máquinas lo hacen todo con una precisión, una economía y unos resultados prácticos (…) inmejorables (…).

La máquina lo es hoy todo, y muy especialmente en molinería (…) por lo que nuestra tendencia será describir tan solo los artefactos (…) de las dos casas constructoras de aparatos y máquinas de molinería rivales una de otra, poderosas las dos (…): la casa Gebrüder Israel, de Viena (…); y, la del distinguido ingeniero G. Daverio, de Zurich, Suiza (…).

Ya sean oriundos de Suiza (…) en 1832, ya procedentes de Austria-Hungría (…) en 1839, el hecho es que en este último imperio es donde, desde hace unos veinte años, se empezaron a desarrollar extraordinariamente los molinos de cilindros (…) en sustitución de las primitivas piedras (…).

En la industria harinera (…) la transformación se ha realizado en solo dos decenas de años, declarándose vencido el procedimiento que prevaleció (…) ¡dos decenas de siglos! (…)”.

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