Eileen Valdés


Cuba. Reside en Tampa, Florida. Es profesora de español. Licenciada en Psicología y Educación. Tiene una Maestría en Literatura Hispánica por la Universidad del Sur de Florida (USF). Poeta, narradora y ensayista.



Nueva anatomía de la melancolía



El día llora,los dioses nos han dado la espalda.Estamos desnudos,desamparados en medio de una guerra.Mientras los débiles,mueren cada minuto.Y tiritamos en silencio,esperando no ser los próximos.Sin rezar.Nos han dejado solos.

De cuento en cuento con Lydia Cabrera




Cuentos negros de Cuba de Lydia Cabrera (La Habana, Cuba, 1889 - Miami, Florida, 1991 ) fue publicado por primera vez en español en La Habana en 1940, con prólogo de Fernando Ortíz. Tuvo una edición previa en francés en 1936, Contes nègres de Cuba, traducidos por Francis de Miomandre y publicados por la editorial Gallimard en París. Que este libro naciera en francés, no siendo esta la lengua materna de la escritora no fue estrategia de mercado, más bien fue fruto de la corriente literaria del momento, razón que impulsó a la autora a plasmar en cuentos las historias que había escuchado de sus nanas y que vieran la vida por primera vez en Francia, lugar donde tuvo una acogida inigualable. Su trabajo tuvo una repercusión en algunas de las más prestigiosas revistas literarias en aquel entonces; “Cahiers du Sud”, “Revue de Paris”, y “Les Nouvelles Littéraires”, entre otras. Luego de su éxito en Francia, llega al castellano este libro sin precedentes.
No es casual que fuera en Francia donde Lydia Cabrera (La Habana, Cuba 1899 – Miami, Florida,1991) se enamorara de la “negritud”, movimiento literario y artístico originado allí en los años 1930s, que intenta recuperar el arte africano a través de su religión, tradición, ritos, leyendas y lenguaje. La escritora decide regresar a Cuba y comenzar una carrera literaria dedicada a rescatar a los marginados de la isla, los negros; utilizando a su favor, el hecho de que gran parte de la población en la isla era de origen africano, transcribiendo con ingenio, las historias contadas por los africanos y sus descendientes.

¿Por qué es importante conocer este libro? Ayuda a entender la idiosincrasia del cubano, ya que trata el fatalismo de los negros en la isla, sin máscaras, lo presenta tal cual, sin falsas moralidades, ni pretensiones. Aunque aborda temas de seriedad absoluta como el mencionado anteriormente, la desigualdad y la transculturación, lo hace con un humor travieso. La variedad de estilos en estos cuentos va desde cuentos religiosos, fábulas de animales, hasta mitos o leyendas, haciendo de este libro una lectura amena. Vemos la “negritud” reflejada en algunos de sus cuentos que contienen una poderosa musicalidad, demostrando con éxito los poderes mágicos que se le atribuye a la música en la cultura africana. Otro elemento de rescate es el panteón Yoruba (dioses africanos) representado casi en su totalidad en las historias. No son cuentos principalmente religiosos, sino del lenguaje africano (yoruba, ewe o bantú). Al transcribir, Lydia Cabrera tuvo cuidado de no alterar estas historias apenas contaminadas por el blanco, lo cual le hace conservar al texto su original africanía.
Cuentos negros de Cuba es una obra maestra de lo que es la identidad del cubano criollo de principios del siglo XX. Para lograr una armonía en la escritura de rescate de la memoria y criollización de los africanos, la etnóloga entrelaza dos movimientos literarios: “negrismo” y “negritud”. Teniendo el negrismo mucho en común con la negritud; ya que los dos buscan a su forma reivindicar al negro, cada uno con sus particularidades diferentes tales como; la lucha contra el racismo a través del humor, la presencia de elementos africanos en la sociedad, y el realismo caricaturesco. La escritora recrea con Cuentos negros de Cuba un “ajiaco” perfecto, término utilizado muchas veces por Fernando Ortíz para describir al cubano. Los cuentos: “Bregantino Bregantín”, “Cheggue”, “Walo-Wila”, “Dos reinas”, “La carta de libertad” y “Tatabisaco” podrían ser ejemplo de “negritud”. Los rasgos del idioma africano en sus historias demuestran una estrecha relación entre religión y lenguaje. La musicalidad del tambor, tan utilizado por los negros en su vida cotidiana, se ve presente en los diálogos de los personajes. Los cuentos anteriores dan la sensación de estar en una tierra ancestral, que, aunque nunca se menciona se asume sea África. Mientras que en “La loma de Mambiala”, “Apopoito Miamá” y “El limo del Almendares” podemos presumir que prevalece el “negrismo’. El escenario de estos es claramente Cuba, y los elementos utilizados de un modo caricaturesco son los adoptados por los criollos de los africanos. Asimismo, tenemos los cuentos “ajiacos” donde se fusionan ambos movimientos, por ejemplo: “Los compadres”, “La vida suave”, “La prodigiosa gallina de Guinea” y “Taita Hicotea y Taita Tigre”. En éstos tenemos los cuentos heredados por los africanos traídos a la isla, pero con rasgos de una criollización tanto en lenguaje, tipo de personajes (incluye españoles), como en las costumbres que se presentan en la historia.
Aun en nuestros días este libro provoca diferentes interpretaciones de los críticos, “algunos apreciaron la espontaneidad de su poesía y de su arte; otros… descubrieron en ellos una psicología extraña, un sentido goloso de la vida, una reacción muy sensible a todas formas y lenguajes …otros penetraron los cuentos por lo social viendo en estas narraciones los rasgos de la infelicidad y los ecos de las congojas de una raza subyugada” (Cabrera, 7). En su trabajo la investigadora presenta una moralidad y apreciación social distinta, desde la cosmovisión de los negros y criollos de la isla. Entrelazar magistralmente la negritud y el negrismo fue la clave para hacer de su obra un éxito en aquel momento que se mantiene hasta nuestros días, y una joya representativa de estos movimientos literario en el caribe. Sencillamente, Lydia Cabrera, nos regala en Cuentos negro de Cuba, un trocito de esa tierra mestiza y criolla llena de magia lucumí.
Cabrera, Lydia. Cuentos Negros de Cuba. Universal, 2002