El proyecto
Chirimiri
CHIRIMIRI es un proyecto que tiene como finalidad la reutilización y reciclaje creativo de materiales fuera de uso y de desecho y ponerlos al servicio de la Escuela Infantil como recursos educativos que en manos de los niños y niñas y de las educadoras, cobrarán una nueva vida útil.
En nuestra opinión estos materiales, que van más allá de aquellos específicamente estructurados para ser utilizados por la infancia, tienen la capacidad de sorprender y fascinar, a la vez que ofrecen la posibilidad de jugar, investigar, crear, manipular objetos con múltiples posibilidades de acción.
En definitiva, se trara de un “proyecto cultural” sostenible, creativo que apuesta por el respeto a la actividad espontanea de la infancia: el juego, y que como consecuencia genera una cultura de cooperación entre distintos colectivos de la comunidad.
Se trata de compartir y recorrer juntos un camino que dé respuesta a las necesidades de la infancia: manipulación, arte, creatividad, pensamiento, sostenibilidad. Estos son los conceptos asociados a nuestra propuesta. Pero va más allá: se trata de aproximarnos juntos al derecho de la infancia a tener lugares y contextos educativos pensados para ellos.
En este proyecto, los materiales y sus posibilidades manipulativas, relacionales y estéticas se convierten en el eje central del mismo.
Para la Educación Infantil, los materiales permiten multiplicar las referencias sensoriales y esto tiene un importante valor educativo. Además, permiten ser redescubiertos por los niños en función de las diversas posibilidades que les podamos sugerir o que ellos descubran. Pero este descubrimiento también incide en el mundo adulto, porque permiten experimentar y tomar conciencia de sus posibilidades y pensar en las diversas formas de presentación a niños/as.
Los materiales y su manipulación por parte de la infancia forman parte de ese dualismo entre mano y cerebro. Uno de ellos (cerebro) es el que propone la idea. El otro, la mano, es la que crea. Y este es el proceso en el que tiene razón de ser, la creatividad y el descubrimiento.
Nuestros objetivos
Crear un espacio de almacenamiento, ordenado y atractivo, de materiales no estructurados para su uso pedagógico.
Generar espacios de encuentro, debate y reflexión acerca de la experiencia y el uso que hacemos de ese material.
Aprovechar recursos materiales de los centros que están infrautilizados, compartiéndolos con otros profesionales.
Difundir el valor de la reutilización de materiales.
Conectar centros que comparten una visión metodológica de la etapa de infantil.
Desarrollar la creatividad de docentes y alumnado.
Enriquecer la oferta pedagógica ofreciendo a los alumnos espacios alternativos para la realización de propuestas que son difíciles de desarrollar en sus centros (instalaciones artísticas, exposiciones…)
Organizar encuentros inter centros.
Crear el germen, una primera pieza de lo que puede ser un proyecto más amplio al que se sumen nuevas personas, colectivos y propuestas. Abrir el proyecto a la comunidad (empresas locales, centros de reciclaje, artistas…)
Puesta en práctica
La propuesta que aquí hacemos es una conexión entre la cultura de los centros y, en definitiva, con la cultura de la infancia que se encuentra en esos momentos en la Educación Infantil.
Las escuelas infantiles no están aislada de su contexto inmediato, social y cultural, porque esto limitaría sus capacidades y posibilidades. Nosotros planteamos conceptualmente el binomio desecho/sostenibilidad llevándolos a otras dimensiones: estética, material, relacional, contacto con la naturaleza, etc., porque hay múltiples dimensiones de la sostenibilidad y distintas formas de relacionarse con los objetos y eso lo sabe muy bien la infancia. Lo importante es que tomemos conciencia de esto.
Los espacios de la escuela, el ambiente que allí se crea y los materiales que ponemos a disposición de niños y niñas nos ofrecen un nuevo lenguaje y nuevas formas de comunicación, por tanto, invertir en ello es una buena propuesta.
Ofrecemos una propuesta distinta, basada en la incertidumbre, en las posibilidades aún no descubiertas de la materia y los materiales en manos de la infancia. Esta incertidumbre la entendemos como la base de la inteligencia de los niños. No nos interesa el resultado, sino la exploración inteligente de los materiales, escuchando lo que ocurre en esa exploración, porque los materiales tienen un lenguaje propio y, sabemos, los niños saben cómo comprenderlo, escucharlo y manipularlo. Y ello se construye desde una perspectiva de la complejidad: en las respuestas, los actos, las relaciones, los diseños…