Ser sinceros con quienes asisten, siempre decir la verdad y dejar una esperanza de que los problemas se pueden resolver. Ver más allá de las personas como clientes, verles como humanos.

Entender a las personas y ser conscientes que todos tenemos el mismo derecho a sentir emociones y expresarlas. Ponerse en el lugar del otro ante las situaciones que vive.

Saber esperar el tiempo de los demás; esforzarse por lo que queremos sin desesperar y tener compasión con nosotros mismos hasta lograr nuestros objetivos.

Entender y aceptar la diversidad del mundo sin discriminar a nadie ya sea por raza, orientación sexual, religión, etc. Recordar que en las diferencias está lo maravilloso del mundo.

Saber permitirnos ser nosotros mismos y hacer nuestra vida plena.

Es el conjunto de todos nuestros valores anteriores, es llevar a cabo una vida basada en la moralidad y permite tener relaciones humanas sanas.