Durante la terapia psicológica individual, conseguimos que la persona aprenda a analizar sus pensamientos, emociones y conductas. Es decir que tenga una mejor compresión de si misma y de tu entorno con la finalidad de mejorar su calidad de vida y el bienestar personal.
A lo largo de la vida de una pareja, esta enfrenta conflictos que pueden dar lugar a crisis. En la Terapia de Pareja el psicólogo se convierte en un mediador para ayudarles a descubrir cuál es la causa del problema, resolverlo y no volver a incurrir en los comportamientos que dieron origen a la situación problemática.
La terapia familiar tiene como objetivo solucionar los problemas o tensiones que se crean en el seno de la familia, buscando un nuevo equilibrio que mejore la convivencia. En estos casos, el psicólogo se convierte en un mediador entre los diferentes miembros de la familia para ayudarles a detectar el origen de sus problemas y solucionarlos. Los objetivos fundamentales son fomentar un estilo de comunicación más asertivo y aprender comportamientos más funcionales.