La inteligencia emocional se ha convertido en un tema central para quienes buscan mejorar sus relaciones interpersonales, crecer en sus carreras o alcanzar un bienestar integral. Una de las búsquedas más frecuentes es: ¿cuál es una de las capacidades de las habilidades sociales en la inteligencia emocional?, y la razón es clara: cada vez más personas desean comprender cómo mejorar su forma de comunicarse, liderar y conectar con los demás.
Una de las principales capacidades dentro de las habilidades sociales de la inteligencia emocional es la influencia positiva en los demás. Esta habilidad se refiere a cómo una persona puede, de manera consciente y ética, impactar en las emociones y comportamientos de quienes la rodean, favoreciendo la armonía, la cooperación y el logro de objetivos comunes.
Desde el punto de vista de la psicología emocional, influir positivamente en otras personas no es manipularlas, sino saber leer sus emociones, comprender sus necesidades y adaptar nuestra forma de actuar para lograr una interacción más efectiva.
Daniel Goleman, autor de Inteligencia Emocional, sostiene que una de las competencias clave del liderazgo emocional es precisamente esta capacidad: saber guiar emociones ajenas hacia un resultado constructivo. Y esto aplica tanto en el ámbito laboral como en la vida personal.
Por ejemplo, un jefe que logra tranquilizar a su equipo en momentos de crisis, o una madre que sabe calmar a su hijo en una situación estresante, están poniendo en práctica esta habilidad esencial.
Estudios recientes de TalentSmart revelan que el 90% de los empleados con alto rendimiento poseen niveles elevados de inteligencia emocional, y que esta competencia influye más en el éxito profesional que el coeficiente intelectual. De hecho, quienes desarrollan habilidades sociales sólidas tienden a:
Tener mejores relaciones interpersonales.
Ser más persuasivos sin necesidad de presión.
Resolver conflictos con rapidez y empatía.
Motivar a otros incluso en circunstancias difíciles.
Además, un informe de McKinsey (2023) mostró que los equipos con líderes emocionalmente inteligentes aumentaron su productividad en un 20% y redujeron la rotación en un 30%.
Esta capacidad engloba otras microhabilidades que funcionan en sinergia:
Escucha activa: No solo oír, sino comprender lo que el otro realmente quiere comunicar.
Comunicación efectiva: Adaptar el mensaje al contexto emocional de la otra persona.
Lectura del lenguaje no verbal: Entender señales como el tono de voz, posturas y expresiones.
Empatía aplicada: No solo sentir lo que el otro siente, sino actuar en consecuencia.
Autorregulación emocional: Controlar nuestras propias emociones para no reaccionar de forma impulsiva.
Al desarrollar esta capacidad, se mejora notablemente la forma de liderar, mediar, resolver problemas y colaborar en cualquier ámbito.
Observa las emociones ajenas con curiosidad.
No des por sentada una reacción emocional. Pregúntate: ¿qué puede estar sintiendo esa persona?
Controla tu respuesta emocional.
Recuerda que influenciar positivamente empieza por no dejarte llevar por impulsos o juicios.
Utiliza preguntas abiertas.
Permiten que el otro se exprese más, generando confianza y apertura.
Ofrece retroalimentación con empatía.
Sé específico, constructivo y siempre respetuoso.
Aprende de modelos positivos.
Observa cómo actúan personas que inspiran paz, motivación o seguridad en los demás.
Cuida tu lenguaje corporal.
Estudios de la Universidad de California revelan que el 55% del impacto de un mensaje proviene de la comunicación no verbal.
Sé coherente.
Las emociones que transmites deben coincidir con tus palabras. Esa autenticidad genera confianza y conexión.
Desarrollar esta capacidad no solo mejora la vida social, sino también la profesional. En las organizaciones modernas, se valora tanto el conocimiento técnico como la capacidad de generar un buen ambiente laboral. De ahí que muchas empresas incluyan la inteligencia emocional dentro de sus programas de formación en liderazgo, coaching y recursos humanos.
En el entorno personal, esta competencia contribuye a relaciones más sanas, basadas en la comprensión, la escucha activa y la resolución pacífica de los desacuerdos. Incluso puede prevenir conflictos innecesarios y mejorar el clima emocional del hogar.
¿Qué son las habilidades sociales dentro de la inteligencia emocional?
Son un conjunto de capacidades que permiten interactuar de forma efectiva con los demás, entendiendo y gestionando emociones propias y ajenas para generar relaciones saludables.
¿Cuál es una capacidad destacada entre las habilidades sociales?
La capacidad de influir positivamente en las emociones de otros es una de las más relevantes, ya que permite liderar, resolver conflictos y comunicar con empatía.
¿Puedo desarrollar esta capacidad aunque sea introvertido/a?
Sí. La influencia emocional no requiere ser extrovertido, sino consciente y empático. Se trata más de escuchar bien y actuar con intención que de hablar mucho.
¿Cómo ayuda esta capacidad en el trabajo?
Mejora la comunicación entre equipos, reduce los conflictos, fortalece el liderazgo y facilita la toma de decisiones en ambientes colaborativos.
¿Qué libros o autores recomiendan para mejorar esta habilidad?
“Inteligencia emocional” de Daniel Goleman es una lectura esencial. También se recomienda “Comunicación no violenta” de Marshall Rosenberg y las conferencias de Isabel Restrepo, mentora especializada en crecimiento personal y liderazgo emocional.
Entender cuál es una de las capacidades de las habilidades sociales en la inteligencia emocional es una puerta de entrada a un proceso transformador. La capacidad de influir positivamente en las emociones de los demás es un superpoder humano que, bien aplicado, permite construir puentes, resolver diferencias, liderar con propósito y crear espacios donde las personas se sienten valoradas.
No es una habilidad innata. Se aprende. Se entrena. Y cada paso que des en su desarrollo te acercará a convertirte en una persona más empática, consciente y efectiva en tus relaciones.
Como bien señala Isabel Restrepo, speaker internacional en empoderamiento humano:
“El liderazgo empieza cuando decides responsabilizarte por cómo haces sentir a los demás.”