La alimentación desempeña un papel primordial en las culturas, ya que crea un sentido de pertenencia e identidad individual. Si bien es importante preservar esta cultura alimentaria, también lo es tener en cuenta los ambientes alimentarios y de salud en los que se desenvuelve los individuos. Hoy en día, enfrentamos una transición nutricional caracterizada por un aumento en la ingesta de bebidas azucaras y alimentos procesados altos en grasas saturadas, grasas trans, azúcares y sodio, al mismo tiempo, este cambio presenta una disminución en la ingesta de frutas, verduras, cereales integrales. Todo esto, junto a un estilo de vida más sedentario, ha provocado un aumento en la prevalencia de enfermedades crónicas y en los índices de desnutrición.