La presente entrada es una continuación de mi reflexión personal sobre la potencialidad del Design Thinking en la formación profesional de sanidad.
Más allá de su relevancia para cumplir con las normativas que exigen innovación y actualización en la docencia, quiero profundizar en cómo, específicamente, este enfoque puede enriquecer nuestra práctica pedagógica y transformar significativamente la experiencia de aprendizaje de nuestros estudiantes.
El Design Thinking, con su ciclo de empatizar, definir, idear, prototipar y testear, ofrece una metodología estructurada que promueve un enfoque centrado en el usuario —en este caso, el estudiante— que es fundamental para una enseñanza verdaderamente relevante y efectiva. Pero, ¿somos conscientes de todas las ventajas que este enfoque puede ofrecer en el ámbito educativo?
El proceso de empatizar no se trata simplemente de entender académicamente a nuestros estudiantes, sino de conectar con sus experiencias, emociones y realidades. Al hacerlo, podemos diseñar experiencias de aprendizaje que no solo sean informativas sino también profundamente resonantes y motivadoras. Este es el primer paso hacia un aprendizaje significativo, donde cada estudiante se siente visto y valorado, una práctica que debería ser el corazón de cualquier pedagogía moderna.
Bien es cierto que el sistema debería de garantizar un mínimo de humanidad entre el profesorado, cosa que no siempre ocurre y supone una verdadera lacra para aquellos docentes que quieren mejorar.
Al definir claramente los problemas y necesidades de nuestros estudiantes, estamos en mejor posición para establecer objetivos de aprendizaje precisos y orientados a resultados. Este enfoque nos permite alejarnos de los métodos tradicionales, que a menudo son demasiado generales o desvinculados de las realidades laborales del sector sanitario, y nos guía hacia un currículo más dinámico y aplicable.
Traducción: Puedes ser catedrático o la madre de dragones, pero no vas a poseer la realidad absoluta ni del conocimiento ni del mercado laboral, si no estás dentro de ese mercado. Debes de tejer uan red de contactos que te permitan conocer la realidad sanitaria.
La fase de ideación en el Design Thinking nos empuja a pensar fuera de las convenciones y a innovar en nuestra enseñanza. Esto no solo beneficia a los estudiantes al exponerlos a ideas frescas y enfoques novedosos, sino que también revitaliza nuestra práctica docente, manteniéndonos motivados y comprometidos.
Además, al incluir a los estudiantes en este proceso creativo, les proporcionamos herramientas para que sean pensadores críticos y solucionadores de problemas, habilidades esenciales en cualquier campo profesional.
La carga lectiva, más en la docencia privada, complica en muchas ocasiones que el profesorado haga esto pero que sea difícil no justifica que no se haga. Para exigir al estudiante, primero debemos predicar con esa exigencia.
El prototipado, que implica la creación de soluciones tangibles y su prueba en escenarios reales, inculca una cultura de experimentación y aprendizaje a través de errores. Este método ayuda a los estudiantes a entender que el fracaso no es un callejón sin salida, sino una parte esencial del proceso de aprendizaje, preparándolos para la resiliencia y adaptabilidad necesarias en la práctica sanitaria. Este concepto se puede interconectar con la simulación clínica.
Finalmente, la etapa de testeo en el Design Thinking nos permite evaluar la eficacia de nuestras estrategias pedagógicas y ajustarlas según sea necesario. Este ciclo de retroalimentación continua asegura que nuestros métodos sean siempre relevantes y efectivos, ajustándose no solo a las necesidades cambiantes de nuestros estudiantes, sino también a las innovaciones en el campo de la salud.
Es importante que escuchemos tanto al estudiantado como los paortes que puedas hacernos los compañeros, habrá de toda clase pero la única forma de tener una percepción holística es aproximarse y conocer la realidad de otros.
Aquí concluye mi episodio de diarrea mental de hoy. Para mí, se hace evidente que el Design Thinking no es simplemente una herramienta de diseño, sino una filosofía educativa que puede transformar la enseñanza y el aprendizaje en la formación profesional de sanidad. Nos desafía a ser no solo transmisores de conocimiento, sino facilitadores de experiencias de aprendizaje ricas y transformadoras. Este es el tipo de educación que puede preparar a nuestros estudiantes no solo para enfrentar el mundo tal como es, sino para imaginar y crear el mundo tal como podría ser.