En nuestra página te vamos a ir mostrando algunos de los tesoros, libros curiosos o historias singulares
sobre el fondo antiguo.
Este año se cumplen 150 años de la publicación de uno de los viajes más conocidos y emblemáticos de la literatura universal: La vuelta al mundo en 80 días. Así, en 1873, Julio Verne publicaba las peripecias del londinense Phileas Fogg, quien consiguió recorrer el planeta en el corto espacio de 80 días. Pero esta no es la única aventura que Julio Verne escribió, pues su obra está plagada de grandes viajes que emocionaron a miles de lectores y lectoras, acercándolos a distintos lugares del mundo - e incluso a alguno fuera de mismo. Entre estas obras podemos encontrar Viaje al centro de la tierra (1864), De la tierra a la luna (1865), Veinte mil leguas de viaje submarino (1869) o La isla misteriosa (1874). El éxito de estas novelas conformaría a Verne cómo uno de los máximos exponentes modernos de la literatura de viajes y aventuras.
Sin embargo, este género literario goza de siglos de antigüedad, pues los viajes son un tema central de gran parte de la literatura universal desde sus comienzos; responde, de este modo, la una de las cualidades humanas más básicas: la curiosidad. Ciertamente, los seres humanos siempre han tenido curiosidad por lo que se encuentra más allá de sus fronteras, plasmado en la literatura en forma de fantásticos viajes – lo que podemos llamar literatura de viajes – o en crónicas de viajes reales – los llamados libros o relatos de viajes –. Respeto al primer tipo, se encuentran en esa categoría algunas de las más famosas piezas literarias de la historia, como pueden ser la Odisea de Homero o Los cuentos de Canterbury de Chaucer. Bajo la denominación de relatos de viajes, se encuentran un tipo de escritos que no solo respoden la una ambición literaria, si no investigadora y documental. Julio Verne, con su maravillosa producción en prosa, se corona como uno de los más destacados herederos de esta tradición de la literatura de viajes.
En esta biblioteca podemos encontrar una gran cantidad de relatos de viajes verdaderas, emocionantes e interesantes, que no gozan del reconocimiento que sí tienen las obras puramente ficticias, pero que son una fuente de conocimiento histórico y literario, así como una fuente de gran entretenimiento. De esta manera, parece un momento apropiado para mostrar y poner en valor la hermosa e interesante colección de relatos de viajes que aquí se alberga. Pero, primero es necesario conocer sus principales características. El término libros o relatos viajes engloba una gran cantidad de escritos de diversa modalidad, que incluyen crónicas, cartas, relación, diarios, etc. No son textos puramente literarios, pues aspiran a descubrir o documentar una realidad ajena; sin embargo, se diferencian notablemente de otros textos de carácter científico mediante la inclusión de numerosos elementos literarios, así como una estructuración claramente narrativa. Convergen, así, en ellos el carácter documetal – mediante referencias geográficas, culturales y históricas – y el poético – mediante figuras retóricas y las numerosas licencias –. Precisamente por la inclusión de licencias y el embellecimiento de la narración, estos textos no se pueden tomar como material histórico fidedigno, pues la subjetividad y el interés por la forma afecta a la veracidad de su contenido. De hecho, esta posición intermedia entre la naturaleza histórico-documental y artístico-literario, relegó a los relatos de viajes a una posición secundaria respeto a la crítica, quedando así en las sombras durante mucho tiempo. Con la ilustración y su carácter enciclopédico, los relatos de viajes comienzan a ser propiamente estudiados y catalogados.
En la Biblioteca del Real Consulado podemos encontrar una amplia colección de libros de viajes que abarca desde el siglo XVI hasta el XX, y que relata viajes a los cinco continentes; se incluyen desde primeras impresiones de curiosos investigadores hasta relatos más actuales. Se pueden encontrar aquí, además, libros en español, portugués, francés, inglés e italiano, con el que se recogen perspectivas diferentes a la nuestra a la hora de enfrentarse y narrar este encuentro con lugares y gente desconocidos. A continuación se mostrarán algunos ejemplos:
Podemos destacar África pintoresca: Región de Grandes Lagos: El Congo, libro de Víctor Giraud publicado en 1888 que cuenta los viajes por los grandes lagos africanos del explorador franco-italiano Saborgna Brazza. Además de un pormenorizado relato de sus experiencias, se incluyen numerosos dibujos de la naturaleza y de las gentes que allí encontró.
Para continuar, contamos con Cien y una maravillas de él universo: obra pintoresca adornada con 28 láminas finísimas en acero, publicado en 1843, fruto de la colaboración entre Chateaubriand, Comte de Buffon, Humboldt entre otros ilustres franceses. En este ejemplar encontramos relatos e ilustraciones de viajes por Europa y América.
Seguidamente, destacamos los ocho volúmenes de The World Displayed; or A Curious Collection of Voyages and Travels, recopilado por Smart Christopher, Goldsmith Oliver y Johnson Samuels, publicados en 1795. En estos ocho volúmenes se encuentran narraciones de diversas partes del mundo, pero principalmente por el continente Americano.
Podemos destacar, además, Viage a Egipto, Palestina y otros países del Oriente de Narciso Pérez Reoyo, publicado en 1882, en el que se exploran los países de oriente próximo.
Relaçao del nuevo caminho que fez por tierra, y mar, venido de la India para Portugal en el anno de 1663 el padre Manoel Godinho de la companhia de Iesu; enviado a la magestade derey N.S. Dom Affonso VI, publicado en 1665 contiene una interesante perspectiva de la India.
A mayores, está Voyage dans L’Amérique Méridionale, commençant par Buénos-Ayres et Poyosi Jusqu’la Lima de Antoine-Zacharie Helms publicado en 1812; ofrece una descripción minuciosa de las que entonces eran colonias españolas en América del Sur.
Y, para finalizar, destacar Viaggio in Ponente a’ Sano Giacomo dice Galitia, y Finisterrae, escrito por Domenico Laffi y publicado en 1681, en el que se relata un viaje a Santiago de Compostela, ofreciendo descripciones e impresiones de nuestra tierra.
BIBLIOGRAFÍA
Albuquerque, Luis. “Los libros de viajes como género literario”. Diez estudios sobre literatura de viajes. Editado por Manuel Lucena Giraldo y Juan Pimentel. Madrid: Instituto de lana lengua española, 2006.
Bas Martín, Nicolás. “Los repertorios de libros de viajes como fuente documental”. Anales de documentación, núm. 10 (2007): 9-16.
África pintoresca: Región de Grandes Lagos: El Congo (1888)
Cien y una maravillas del universo: obra pintoresca adornada con 28 láminas finísimas en acero (1843)
The World Displayed; or A Curious Collection of Voyages and Travels (1795)
Viage á Egipto, Palestina y otros países del Oriente (1882)
Relaçao do novo caminho que fez por terra, e mar, vindo da India para Portugal no anno de 1663 o padre Manoel Godinho da companhia de Iesu; enviado á magestade derey N.S. Dom Affonso VI (1665)
Voyage dans L’Amérique Méridionale, commençant par Buénos-Ayres et Poyosi Jusqu’a Lima (1812)
Viaggio in Ponente a’ San Giacomo di Galitia, e Finisterrae (1681)
La historia del primer molino papelero en Galicia del que se tiene constancia tiene un origen muy romántico. El noble genovés Bartolomé Piombino, tras hacer el camino de Santiago en 1710, se enamora de una compostelana, y decide volver con su socio Jacobo Gambino, para casarse y construir el Pazo y la Real Fábrica de papel de Faramellos (Rois). Comenzó a funcionar alrededor de 1714. El proceso de fabricación se hacía a grandes rasgos como explicamos a través de los grabados del Art de faire le papier. Algunos datos específicos que conocemos de esta fábrica, son que empleaba a 10 operarios, de los cuales dos eran maestros: el propio Gambino, y el portugués, siendo los demás gallegos. Las instalaciones papeleras consistían en una sólida presa, un canal hasta el molino papelero, que tenía veintiuna pilas para macerar el trapo, con tres mazos y planchas de hierro cada una. Y para la elaboración del papel había dos tinas con su torno y bastones y demás equipamiento preciso. Completan las instalaciones, dos molinos harineros, aguas abajo del río Tinto, afluente del Sar.
A día de hoy se pueden visitar algunos de los antiguos molinos y canales, a través de una visita guiada por el Pazo de Faramellos
Hacia 1792 fue construida la fábrica de Laraño por don Nicolás de Santamarina en la margen derecha del río Sar, en la parroquia de San Martín de Laraño, lugar de Vidán, muy próxima a Santiago de Compostela.
Tenemos constancia de su existencia por las citas en 1803 de Verea y Aguiar como “acabada ahora mismo de formarse”. Y vuelve a ser citada en 1805 por el Canónigo don Pedro Antonio Sánchez Vaamonde.
Se desconoce la configuración precisa y detallada de las instalaciones, aunque por la época de su construcción es muy posible que contase ya con tres grupos de mazos diferenciados para las labores específicas de deshilachado (tres pilas de desgarrado), afinado (dos pilas de molienda) y desleído (una pila de homogeneización de la pasta) tras las que se obtenía la pulpa o pasta para la elaboración del papel.
Esta fábrica de papel debió de cerrarse pronto como tal, pues aunque aparece citada por Sebastián Miñano en 1827, ya no se menciona en 1847 en el diccionario de Pascual Madoz, que cita sin embargo una de paños y otra de curtidos. Ya en el siglo XXI, se recuperan y restauran las instalaciones, y se reconvierte en el hotel A Quinta da Auga, dónde también se muestran colgados de sus paredes los grabados del Art de faire papier.
A principios del XIX se desarrolló en el ayuntamiento de Lousame y en el de Noia una floreciente industria del papel, quizás la más importante de Galicia. Entre ellas, la fábrica de O Castro, localizada en la margen izquierda del río de Soñora (también llamado de Os Batáns, de O Castro o de Vilacoba), fundada el 24 de setiembre de 1810 por Esteban Camperoy Leys, Alberto Antonio Torrado e Domingo Antonio de Castro. En 1857, Domingo Fontán y su hermano Andrés poseían la totalidad de la fábrica que tuvo relevancia en la fabricación de papel timbrado para el Estado. Está documentado su funcionamiento y propiedad de la familia Fontán hasta 1912. Actualmente, está en ruinas.
Si tienes curiosidad por conocer otras fábricas papeleras gallegas, aquí tienes otra ruta por las fábricas de Lousame.
Para acabar estas entradas sobre la historia del papel, mencionar que a partir de 1880, comienza a fabricarse el papel en España a partir de virutas de madera, proceso que resulta más barato. Al principio, la pulpa de madera se obtiene a partir de procesos mecánicos, por lo que se obtienen fibras frágiles, y con un alto contenido en lignina, que vuelve amarillento y quebradizo el papel. A finales del XIX, se desarrollan procesos químicos que consiguen un papel más resistente. La mayoría de estos papeles no presentan verjurado.
Sin embargo, en la actualidad se siguen utilizando las fibras textiles para papeles de alta calidad y en la restauración de libros antiguos.
Bibliografía:
La Lande, Jérôme de (1732-1807) / Art de faire le papier. Tomo XXII de Descriptions des arts et métiers, faites ou approuvées par MM. de l'Académie royale des sciences. - Paris : 1761-1789.
Artículo de Rey, Carlos “La primera fábrica de papel de Galicia y residencia real de verano.” publicado en El español (24/11/2020)
Asociación Buxa: asociación galega do patrimonio industrial:
Barral Martínez, Margarita (2012) / Domingo Fontán Rodríguez en Álbum da Ciencia. Culturagalega. org. Consello da Cultura Galega
Sánchez Vaamonde, Pedro Antonio (1749-1806) / Memoria sobre la policia y régimen de los abastos… Santiago. Madrid : [s.n.], 1806 (Imprenta de Sancha)
Alonso Álvarez, L., 1986. Comercio colonial y crisis del Antiguo Régimen en Galicia (1778-1818). La Coruña: Xunta de Galicia. D. L. 1986.
Último timbre de papel da Real Fábrica de Faramellos
(foto obtenida del
"Moulin á papier situé à la grande rive en Auvergne" del grabador Louis Simonneau (1654-1727).
En: Art de faire le papier
Canales, rueda de molino y otros equipamientos de un molino papelero en Auvernia.
Fábrica de O Castro, conocida como fábrica de Fontán, una de las fábricas del ayuntamiento de Lousame
(foto obtenida del
Para describir la técnica detallada de la fabricación tradicional de papel en occidente en el siglo XVIII, acudimos al volumen de Joseph Jérome de La Lande (1732-1807) del “Art de faire le papier” de la colección Descriptions des arts et métiers, faites ou approuvées par MM. de l'Académie royale des sciences. - Paris : 1761-1789. Y en concreto a las láminas que te mostramos, del grabador Louis Simonneau (1654-1727), todas ellas grabadas en 1698.
Su fabricación se basa en la obtención de pulpa de fibras vegetales, principalmente de trapos usados de lino, algodón y de la planta del cáñamo, mediante inmersión en agua. Previamente, las escogedoras eligen los trapos más finos y los más blancos, eliminando costuras y otras irregularidades, para conseguir papeles de muy buena calidad. A continuación, se maceran en el pudridero (lámina I).
Acto seguido, se elimina el agua de esta capa mediante presión y secado. Los molinos papeleros europeos y españoles del s. XVII, ya utilizan un sistema de mazos de madera, los martinetes, que machacaban los trapos movidos por la fuerza hidráulica suministrada por la rueda del molino (lámina II).
Una vez elaborada la pasta, se introduce en un bastidor de madera (lámina III) en el que se disponen una serie de hilos metálicos, de cobre o latón, formando una rejilla. Este molde, se introduce en una tina con la pasta de papel convenientemente diluida en agua y, sobre su superficie, se saca una porción de dicha pasta, que al secar da lugar a la hoja o pliego de papel. La rejilla deja su huella en el papel, la verjura. Este papel verjurado se compone de líneas verticales -los corondeles- y horizontales -los puntizones. En ellas, la pasta de papel queda más delgada y, se crea una alternancia de líneas claras y oscuras más evidentes a contraluz.
El obrero que maneja la forma, el laurente (lámina IV fig. A), debe moverla correctamente -tanto al introducirla en la tina como cuando se saca de ella- para conseguir que la pulpa se deposite de forma homogénea en toda su superficie.
Pero el trabajo de fabricación de una hoja de papel no termina cuando el laurente saca la pasta de la tina. Todavía queda un largo proceso en que la pasta húmeda debe ser manipulada. Tras escurrir el agua, la pasta se vuelca desde la forma sobre un tejido de lana. El operario que la ejecuta, el ponedor (lámina IV fig. F), tiene ante sí una operación delicada que precisa de pericia. A continuación, las hojas colocadas entre tejidos se prensan para eliminar el agua en exceso que contiene todavía la pasta de papel. Una vez prensadas, otro operario del molino, el levador (lámina IV fig. I y K), separa cada hoja del tejido y se prensa de nuevo el papel limpio, para que la tendedora las coloque a secar en las cuerdas del tendedero, parte del molino con ventilación suficiente para este propósito. (lámina V)
Todos estos procesos requerían de mucha atención para que la hoja no se deteriorara. Entre los defectos más frecuentes se pueden encontrar pliegues, roturas o manchas de agua (zonas con menos pasta en las que cayó una gota de agua cuando el ponedor ejecutaba su trabajo). Finalmente, la hoja se encola y se bruñe, pasos necesarios para conseguir sobre ella impresiones de buena calidad.
Bibliografía:
La Lande, Jérôme de (1732-1807) / Art de faire le papier. Tomo XXII de Descriptions des arts et métiers, faites ou approuvées par MM. de l'Académie royale des sciences. - Paris : 1761-1789.
La verjura. Conservación del libro. Blogspot.
Cortés Vázquez, Luis / Del papiro a la imprenta : pequeña historia del libro. -- Madrid : Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros, D.L. 1988
Lámina I
"Choix ou délissage des différentes qualités de chiffons, dérompoir & pourrissoir"
Lámina II
"Interieur du moulin à pilons"
Lámina III (detalle)
"Formes ou moules avec lesquelles on puise les feuilles de papier"
Lámina IV
" Travail du papier lorsque les feuilles se forment, se couchent & se mettent en preffe."
Lámina V
"Etendoirs à papier."
ANTECEDENTES Y ORIGEN DEL PAPEL
Antes del papel, los soportes utilizados fueron el papiro, inventado en el Antiguo Egipto (antes del 3000 a. C.) y, posteriormente, en la antigüedad grecorromana, el pergamino.
El considerado primer proceso de fabricación del papel -datado en el siglo II a. C. , en China-, consistía en la obtención de una pasta de fibras vegetales con alto contenido en celulosa procedentes de la morera, el ramio y el algodón y de trapos y telas viejas. Esa pasta se laminaba y secaba.
EXPANSIÓN DESDE ESPAÑA
¿Pero cuándo y desde dónde llega a Europa? Por medio de los árabes, a quienes llegó en el siglo VIII. Y precisamente desde España, dónde establecieron la primera fábrica española -que está documentada-, en Játiva (antes de 1153). Desde allí, primero a París, en el momento que surge su universidad, y paulatinamente, a Sicilia, a Italia, Sur de Francia, Noreste de Francia (Champaña) y Países Bajos.
Mostramos el libro del geógrafo arábigo-español Abū Abd Allāh Muhammad al-Idrīsī, Al-Idrisi o El Edrisi “Descripción de España”, por el que se tiene constancia de la primera fábrica española en Medina Xativa. No es fácil encontrar ediciones de esta obra (Roma, 1592, en árabe; París.1619, traducción al latín) y nuestro ejemplar, impreso en 1799, en la Imprenta Real, por Pedro Pereira, impresor de cámara de Carlos IV, que suponemos la primera versión bilingüe árabe-española. Como afirma su editor literario y traductor, Josef Antonio Conde, entre los libros importantes que se salvaron de la quema indiscriminada de más de 80.000 manuscritos árabes, se encuentra esta obra escrita en el año 548 de la Hégira, o sea en el 1153 de la era cristiana.
Al Idrisi nos dice de Medina Xativa que “...se fabrica papel como no se encuentra otro en el mundo”. Esa calidad nos hace pensar que en el califato de Córdoba, que vivió un gran esplendor cultural en el siglo X, tuvo que haber fábricas papeleras anteriores.
Los grandes avances introducidos por los árabes en la fabricación del papel fueron: la utilización de la energía hidráulica, el blanqueo de las fibras con cal, el encolado con goma arábiga o engrudo de almidón y el perfeccionamiento de la forma o molde papelera. Las materias primas usadas eran el ramio, el lino y el cáñamo.
PAPEL ESPAÑOL DESDE LA IMPRENTA AL SIGLO XVIII
Tras este protagonismo con la civilización hispano-árabe, la manufactura papelera española pasó por periodos de mayor o menor prosperidad. Tras una leve recuperación en la primera mitad del siglo XVII, con presencia de trabajadores cualificados genoveses y franceses, la industria papelera va creciendo paulatinamente, hasta llegar al siglo XVIII, considerada la edad de oro de la fabricación del papel en España, especialmente en Cataluña.
Bibliografía:
Asenjo Martínez, José Luis / Acerca de El Idrisi. En: Actas del II Congreso de Historia del Papel. Cuenca, 1997.
Idrisi, Muhammad ibn Muhammad al-Sarif / Descripción de España. Madrid : en la Imprenta Real : por D. Pedro Pereyra impresor..., 1799
Hidalgo Brinquis, Mª del Carmen (Instituto del Patrimonio Histórico Español) / La fabricación del papel en España e Hispanoamerica en el siglo XVII.
Cortés Vázquez, Luis / Del papiro a la imprenta : pequeña historia del libro. -- Madrid : Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros, D.L. 1988
Planta herbácea del género Cyperus, de la que se obtiene el papiro.
Mención a la calidad del papel de la fábrica de Játiva en Descripción de España / de Xerif Aledris con traducción y notas de Don Josef Antonio Conde . Madrid: Pedro Pereyra impresor, 1799
Papel de tina de alta calidad, en el que se aprecian los corondeles y puntizones, de la fábrica del catalán José Florens utilizado en la edición de lujo del Quijote de Ibarra de 1780.
lA INVENCIÓN DE LA IMPRENTA. Primeros impresores
Con el doble motivo de la celebración del día del libro y la preparación de una exposición en la Biblioteca sobre el V Centenario de Nebrija, vamos a dedicar la entrada de hoy a la invención de la imprenta de Gutenberg en Maguncia, de gran impacto en el humanismo, con la edición de los clásicos grecolatinos y de los autores del Renacimiento y los primeros libros "en la cuna" los incunables, con las primeras tipografías góticas ideadas por Peter Schöffer -socio de Gutenberg-, que a pesar de estar ya en desuso en la escritura amanuense, las empleó por ser una letra totalmente regular, lo que le permitió economizar y racionalizar el sistema. Os mostramos una selección de los primeros impresores, desde el socio de Gutenberg, Peter Shöeffer, hasta Aldo Manucio o el español, Juan de Brocar, Y otras características singulares de los primeros libros impresos, como el colofón, las marcas tipográficas del impresor y las letras capitulares xilográficas.
Colofón de Apiano / De civilibus Romanorum bellis historiarum libri quinque. Moguntiae: Ioannis Schöefer, 1529
Impreso en Maguncia en el taller del sucesor de P. Schöffer, colaborador de Gutenberg, en la invención de la imprenta. Su aportación fue vital para la materialización de la tipografía.
Retrato de Aldo Manucio humanista e impresor italiano, inventor de la letra cursiva.
Colofón de Opuscula Sancti Thome . Venecia: Ottaviano Scotto, 1498.
Colofón das Leyes de todos los reynos de Castilla. Alcalá de Henares: impr. Juan de Brocar, 1540.
Juan de Brocar
Marca tipográfica de Aldo Manucio, cuyo lema era
Festina lente
Letras capitulares xilográficas del libro impreso en Maguncia
Letra capitular xilográfica del libro Leyes de todos los reynos de Castilla.
EL MANUSCRITO DEL DUENDE DE PALACIO. Orígenes de la prensa satírica en España
Portada de Tomo Primero de los prodigiso, hechos y vida del Duende del Real Palacio y Gavinete de Madrid [manuscrito]. -- 1735
Colofón de los Papeles encuadernados en pergamino. El tomo incluye además la historia de la vida, prisión y fuga del supuesto Duende, así como, copias de cartas, firmadas por el "Duende", que colaboran a desvelar su identidad: Fray Manuel de San José, de los carmelitas descalzos, también conocido como Manuel Freire da Silva.
El siglo XVIII será testigo de un renovado interés por la música y la organología desde nuevas perspectivas. Dos ejes fundamentales del mismo serán el análisis científico del origen del sonido, y la formalización e instrucción académica en las diversas artes mecánicas y liberales. Este último aspecto alcanzará también a la construcción de instrumentos y, concretamente, de órganos. La Enciclopedia, editada por Diderot y D’ Alambert, dedica un extenso artículo al órgano, no solo desde el punto de vista puramente musical, sino también desde el punto de vista mecánico y tecnológico. Dentro de los grabados reservados a la construcción de instrumentos, un total de 11 planchas se dedican a la organería, lo que es, de lejos, el conjunto más extenso. Además de servir para ilustrar a los curiosos, por el nivel de detalle y precisión estos grabados podían ser perfectamente empleados en la educación de futuros artesanos de este arte.
Es necesario, por otro lado, recordar que el propio d’ Alambert, un sobresaliente físico y matemático, fue el primero en proponer, en 1747, una solución a la ecuación de ondas. Es decir, en describir matemáticamente la vibración de la cuerda de un instrumento musical. La conocida como fórmula de d’ Alambert es una piedra angular de la mecánica de ondas, y por lo tanto de cualquier acercamiento científico a la teoría de la formación de las ondas sonoras. Esta ecuación, en su esencia, permite también entender la formación de los diversos sonidos en los tubos del órgano.
Poco después de aparecer la primera edición de la Enciclopedia, y dada la enorme complejidad y diversidad de conocimientos implicados en el diseño y construcción de un órgano, la Academia Francesa de las Ciencias (de la que los propios D’ Alambert y Diderot eran miembros) encargará al organero benedictino François Bédos de Celles, la redacción de un volumen especifico sobre el arte de la organería. El resultado será el monumental “L’Art du Facteur d’ Orgues”, probablemente la obra más completa y compleja nunca escrita sobre la construcción de un instrumento musical. En él se aborda desde el proceso de diseño y planificación de un instrumento, hasta su mantenimiento una vez finalizado. El libro, en gran formato como los de la propia Enciclopedia, tiene casi 700 páginas y se acompaña de 137 detalladas láminas de grabados, de una calidad excepcional, algunas de ellas desplegables y de más de un metro.
Si las láminas de la Enciclopedia “ Description des arts et métiers faites o approuvées par messieurs de l' Académie Royale des Sciences”, publicada entre 1761-1788, son magníficas, las 137 del libro de Bedos son simplemente soberbias. Mostramos en este caso la lámina XXXII, con el diseño de un gran órgano de 32 pies (tubo mayor de aproximadamente 4 metros) y de 4 teclados, en alzado y planta. En los grabados siguientes, la lámina LXXVII y detalle de la misma, con el órgano barroco de lana Abadía de Weingarten (Alemania), construido por Joseph Gabler entre 1737 y 1750, que convetiuse en su trabajo más importante y famoso, tras esta publicación en la obra de Bedos de Celles.
Información facilitada por un investigador de la BCC, Andrés Díaz Pazos, Doctor en Ciencias Físicas, que colabora en proyectos sobre la historia de la ciencia y el patrimonio instrumental.
Lámina XXII en Bedos de Celles / L'art du facteur d'orgues. [Paris] : de l'imprimerie de de L.F. Delatour, 1766
Buffet d'orgue de l'Abbaye de Weingarthen, dans la Souabe en Allemagne . Grabado de Pierre Claude Delagardette.
Detalle del grabado anterior
Estos días hablando sobre las peculiaridades de los fondos de la BCC, nos acordamos de las ediciones de clásicos grecolatinos que custodia la Biblioteca. Algunos salieron a la luz para la exposición Cuarto Centenario de Cervantes (2016). Por este motivo hoy os mostramos un extracto el artículo publicado en la Revista Areal (nº 14 abril 2017) en aquel momento, que relata el gran conocimiento de los clásicos de Cervantes.
"Toda su obra está salpicada de citas de los clásicos dejando ver el conocimiento que tenía de todos ellos. En la muestra se exponen varias obras, algunas de ellas de ediciones muy cercanas a Cervantes, como son las dos Ilíadas de 1541 ó 1589. Según Arturo Marasso, Cervantes tuvo que leer la Ilíada en italiano, o en versiones latinas, porque no puede citarse traducción española de la época.
Se recogen algunas de las frases en donde los cita:
“Todo el día se le pasa en averiguar si dijo bien o mal Homero en tal verso de la Ilíada.” (Quijote, cap. XVI, parte 2ª)
“porque todo él es una invectiva contra los libros de caballerías, de quien nunca se acordó Aristóteles, ni dijo nada San Basilio, ni alcanzó Cicerón” (Prólogo de El Quijote)
“y según Terencio, más bien parece el soldado muerto en la batalla que vivo y salvo en la huida” (Quijote, cap. XXIIII, 2ª parte)
“A fee que no fue tan piadoso Eneas como Virgilio le pinta, ni tan prudente Ulises como le describe Homero” (Quijote, cap. III, parte 2ª)
El asno de oro. Apuleyo.
“texto que el autor de Persiles y Sigismunda conocía muy bien, en la traducción de Diego López de Cortegana” (Arturo Marasso) "
Cicerón / Los deziseis libros de las epístolas. Madrid: Pedro Madrigal, 1589.
Homero / La Íliada. Edición de 1541
Ya desde el medievo se extendió la idea de que el ritmo vivo de la danza de la tarantela, originaria del sur de Italia (Tarento), podría evitar los males de la picadura de la tarántula. En España, la temible picadura del arácnido era frecuente en Andalucía, Extremadura y La Mancha, donde se solía interpretar con la vihuela. La obra que te presentamos hoy recoge este tradición popular, donde el autor defiende el poder terapéutico de la música:
«Es, pues, la sonata de la tarantela cierto sonido armónico bastante vivo y acelerado entre fandango, folías y canario, o una mezcla de todas estas sonatas, muy propio y aun específico para excitar a los ya moribundos infectos del veneno del referido animal» (p. 15). Recomienda que se toque en la vihuela o en el violín, de una forma animada y vigorosa, y que sea ese ritmo, pues otro no sirve... «ha de ser una música viva e impelente, que eficazmente mueva los nervios del enfermo» (p. 16), ya que no valen los sones dulces y suaves, «como que tienen cierta dulzura pausada, porque adormecen y entorpecen los movimientos (p. 16)
Grabado de la tarántula. Nuevos elementos de historia natural...por M. Salacroux. Tomo III. Madrid, imprenta de Verges, 1838
A lo largo del siglo XVIII se va negando la superstición, pero es cierto que la danza durante mucho tiempo ha tenido -y aún tiene -un valor medicinal. Como ha sucedido en muchas ocasiones a lo largo de la historia, el folclore y la superstición anidaron allí donde la ciencia no fue capaz de llegar, de forma que la tarantela podría ser considerada la antesala de la musicoterapia.
Portada y partituras de la tarantela. Cid, Francisco Javier/ Tarantismo observado en España ... y memorias para escribir la historia del insecto llamado Tarántula, efectos de su veneno en el cuerpo humano, y curación por la música ... [Madrid] : en la Imprenta de Manuel González, 1787
Nuestro pequeño homenaje a una de las escritoras gallegas más destacadas, Emilia Pardo Bazán, en el año de su aniversario, a través de las obras que donó a la Biblioteca, con primeras ediciones y entre otras, una curiosa y pequeña obra titulada Jaime (9x6cm), con una tirada de 300 ejemplares.
Pardo Bazán, E. / Los pazos de Ulloa. Barcelona : Daniel Cortezo y Cía., 1886
Pardo Bazán, E. / Pascual López: autobiografía de un estudiante de medicina. Madrid, 1879
Pardo Bazán, E. / El cisne de Vilamorta. Madrid : Librería de Fernando Fé, 1885
Pardo Bazán, E. / La dama joven y otros cuentos. Barcelona : Daniel Cortezo y C.ª, 1885
Cubierta de La Dama Joven y otros relatos.
Foto de su hijo Jaime.
Pardo Bazán, E. / Jaime. Madrid, 1881
Mill, John Stuart / La esclavitud femenina con prólogo de E. Pardo Bazán
El siglo XVIII será testigo de un renovado interés por la música y la organología desde nuevas perspectivas. Dos ejes fundamentales del mismo serán el análisis científico del origen del sonido, y la formalización e instrucción académica en las diversas artes mecánicas y liberales. Este último aspecto alcanzará también a la construcción de instrumentos y, concretamente, de órganos. La Enciclopedia, editada por Diderot y D’ Alambert, dedica un extenso artículo al órgano, no solo desde el punto de vista puramente musical, sino también desde el punto de vista mecánico y tecnológico. Dentro de los grabados reservados a la construcción de instrumentos, un total de 11 planchas se dedican a la organería, lo que es, de lejos, el conjunto más extenso. Además de servir para ilustrar a los curiosos, por el nivel de detalle y precisión estos grabados podían ser perfectamente empleados en la educación de futuros artesanos de este arte.
Es necesario, por otro lado, recordar que el propio d’ Alambert, un sobresaliente físico y matemático, fue el primero en proponer, en 1747, una solución a la ecuación de ondas. Es decir, en describir matemáticamente la vibración de la cuerda de un instrumento musical. La conocida como fórmula de d’ Alambert es una piedra angular de la mecánica de ondas, y por lo tanto de cualquier acercamiento científico a la teoría de la formación de las ondas sonoras. Esta ecuación, en su esencia, permite también entender la formación de los diversos sonidos en los tubos del órgano.
Poco después de aparecer la primera edición de la Enciclopedia, y dada la enorme complejidad y diversidad de conocimientos implicados en el diseño y construcción de un órgano, la Academia Francesa de las Ciencias (de la que los propios D’ Alambert y Diderot eran miembros) encargará al organero benedictino François Bédos de Celles la redacción de un volumen específico sobre el arte de la organería. El resultado será el monumental “ L’Art du Facteur d’ Orgues”, probablemente la obra más completa y compleja nunca escrita sobre la construcción de un instrumento musical. En él se aborda desde el proceso de diseño y planificación de un instrumento, hasta su mantenimiento una vez finalizado. El libro, en gran formato como los de la propia Enciclopedia, tiene casi 700 páginas y se acompaña de 137 detalladas láminas de grabados, de una calidad excepcional, algunas de ellas desplegables y de más de un metro.
Si las láminas de la Enciclopedia “Description des arts et métiers faites ou approuvées par messieurs de l'Académie Royale des Sciences” publicada entre 1761-1788, son magníficas, las 137 del libro de Bedos son simplemente soberbias. Mostramos en este caso la lámina XXXII, con el diseño de un gran órgano de 32 pies (tubo mayor de aproximadamente 4 metros) y de 4 teclados, en alzado y planta. En los grabados siguientes, lámina LXXVII y detalle de la misma, con el órgano barroco de la Abadía de Weingarten, construido por Joseph Gabler, entre 1737 y 1750, que se convirtió en su trabajo más importante y famoso, tras esta publicación en la obra de Bedos de Celles.
Información facilitada por un investigador de la BCC, Andrés Díaz Pazos, Doctor en Ciencias Físicas, que colabora en proyectos sobre la historia de la ciencia y el patrimonio instrumental
Lámina XXII en Bedos de Celles / L'art du facteur d'orgues. [Paris] : de l'imprimerie de de L.F. Delatour, 1766
Lámina LXXVII "Buffet d'orgue de l'Abbaye de Weingarthen, dans la Souabe en Allemagne ." Grabado de Pierre Claude Delagardette.
Detalle del grabado anterior